El año pasado, en el seno del Mobile World Congress y de la conferencia de Mark Zuckerberg, se empezó a fraguar una suerte de guerra entre las OTTs y las operadoras, y en poco menos de un año se ha fraguado con Facebook actuando como operadora de facto en India. Se mire por dónde se mire, las intenciones de Facebook con sus proyectos repartidos por todo el globo para dar internet gratis están convirtiendo a la compañía en una operadora y, ahora mismo, eso no es una buena noticia.
Parece que, en todo caso, Mark se ha dado cuenta de una verdad indiscutible: los contenidos, de los que hoy es dueño, con el tiempo no valdrán nada; mutarán, cambiaran el formato o se combinarán con lo que nos tengan preparado los próximos años. La VR, como tecnología, lo es de paso y con el tiempo también acabará convirtiéndose en otra cosa como lo está haciendo hoy el móvil. Pero por mucho que cambien los producto y los contenidos hay algo que sigue igual: la necesidad de red.
Evolución de tecnología (3G, LTE...) aparte, algo que siempre necesitarán los contenidos y sus tecnologías serán las redes, que a día de hoy y de forma pública y notoria son de las operadoras y rigen, con matices, una serie de normas consensuadas para favorecer la libertad y la interoperabilidad. No es extraño por tanto que Facebook quiere convertirse también en operadora, en ser parte y canal de contenido de ofrecer y asegurar su permanencia en el tiempo. He escuchado 3 años consecutivos a Mark Zuckerberg en el MWC y la constatación más plausible es que quiere que Facebook sea operadora... sin ser una operadora.
Jugar a ser operadora de tu propio rincón y bajo tus normas no es positivo para nadie
Y aquí está el asunto: los servicios OTTs como Facebook, por las características intrínsecas de los mismos, no tienen la misma regulación que las operadoras, aunque presenten servicio similares. Y eso es una ventaja competitiva brutal. WhatsApp da un servicio similar al de una operadoras pero lo hace sobre la red y forma parte de la red, por lo que la legislación aplicable a un caso y a otro es distinto.
Con este escenario, ¿quién no querría convertirse en un operadora manteniendo el estatus de OTT? No son pocas las veces que hemos escuchado a las operadoras que los gigantes de Internet como Facebook y Google se están beneficiando generosamente a su costa, de cómo estos OTTS ofrecen aplicaciones que permiten a los usuarios eludir los operadores de red para prestar servicios similares.
Si lo pensamos un momento, el proyecto piloto fallido de Facebook en la India era una pequeña prueba de quitarse intermediarios del medio. Al fin y al cabo, las operadoras actúan en muchas ocasiones como conectores entre el contenido de las compañías y los usuarios y cobran un peaje a ambos por usar sus autopistas. En realidad, no son pocas las veces que he escuchado el discurso que sin las apps como Facebook o en general de cualquier OTT, las operadoras no tendrían tienen ningún valor añadido para venderse (a parte de los intentos con la TV, claro).
En otras palabras, lo que Facebook y sus socios están proporcionando a los usuarios en países como India no son sus servicios, es el acceso a Internet en sí, pero a un internet a la carta para Facebook, por mucho que el discurso esté en conectar a la gente del mundo. A día de hoy, si Facebook fuese tu nueva operadora favorita jugando con las normas de los OTTs, la neutralidad de la red sería el sinónimo de un jardín vallado.
De momento, y tal como está el debate en torno a la neutralidad de la red, no está muy claro que el hecho de Facebook sea nuestra nueva operadora favorita sea una buena noticia. Aunque esto no quiere decir que Mark deje de intentarlo.