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Tenemos noticias, casi cada segundo, de las miles de startups que prosperan en las calles de Silicon Valley; siendo Uber la más popular. Otras tantas de cómo Silicon Wadi debería emularse en cualquier geografía que quiera estar en la cumbre del emprendimiento o de cómo el fintech ha visto su mejor ecosistema en Reino Unido. Con el tiempo y, en parte, gracias a la expansión mundial de muchos de los unicornios más pupulares, la India y China han sido los referentes en el mundo startup de Asia.

El profesional medio de Japón aspira a trabajar en una gran empresa por la estabilidad que suponeJapón es un país altamente expuesto a la situación económica mundial, y muy dependiente de las exportaciones, con lo que eso implica para sus balances; con continuos episodios de recesión y víctima de una catástrofe natural. Y sin embargo, es la tercera economía mundial. Dispone de las mayores empresas tecnológicas de calado global, potencial respecto a la mano de obra altamente cualificada y fondos suficientes para apostar por el emprendimiento. Sin embargo, rara vez vemos reflejo en la prensa internacional de las hazañas de sus startups de cabecera, por lo que ahora nos preguntamos: ¿qué es del emprendimiento en Japón?

Trabajar en Sony: el sueño japonés

El carácter propio del japonés se ha trasladado a su forma de trabajar. Una sociedad eficiente hasta los límites, en la que cada minuto de su tiempo laboral tiene que exprimirse al máximo. Teniendo la productividad como su máxima más importante puesto que un descuido supone pérdida de ganancias. Salvando los problemas adicionales de cualquier emprendedor, con esta receta, emprender debería ser relativamente fácil para ellos.

Emprender en Japón no ha contado, hasta ahora, con el beneplácito de la sociedadPero según el Global Entrepreneurship Monitor, Japón cuenta con uno de los niveles más bajos de actividad empresarial, comparada con el resto de los países del mundo desarrollado. Y una de las principales razones de que gestionen estas cifras tan bajas es por las perspectivas que los japoneses tienen de su futuro laboral. La estabilidad y la seguridad (para toda la vida) son los valores más codiciados por un profesional nipón, sumado además a la actitud conformista de desarrollan. De hecho, para ellos trabajar en Sony, Canon o Toyota es el equivalente a ser un funcionario en cualquier otra parte del mundo. Y esto se apoya desde los primeros años a través del sistema educativo siendo uno de los más exigentes a nivel mundial en cuanto a actitud y materias. Además, por influencias socio-culturales, los japoneses suelen ser personas de tendencia negativa y muy protectores de las tradiciones, que sumado a las otras cuestiones hacen que, tanto desde la opinión pública como el propio trabajador, se rechace de lleno el formar una empresa propia.

Pese a la actual situación empresarial, esto no ha sido siempre así. En su momento, Sony, Canon, Toyota o Nintendo contaron con emprendedores que, al final, formaron grandes multinacionales.

Tokio. Yuya Shino | Reuters.
Tokio. Yuya Shino | Reuters.

Poca financiación de proyectos

Cada vez existen más fondos y más iniciativa para la financiación, pero no siempre se ha dado este hecho. E incluso, aunque creciente, sigue siendo insuficiente: Japón invirtió 1.2 millones de dólares en startups, mientras que Estados Unidos una media de 50.000 millones. Lógicamente, la potencia norteamericana es imbatible pero Japón, siendo una potencia económica, está a años luz de de llegar a esa posición. Además, tradicionalmente habían sido los bancos los encargados del grueso de la financiación de esos emprendedores con potencial.

Ahora, y con el objetivo de mejorar el rendimiento, incluso desde el Estado se promociona financiación para alentar a los inversores privados a seguir el ejemplo. Y ya son muchos los fondos que se están sumando: IMJ, una firma de capital riesgo del país, acaba de crear un nuevo fondo con 52 millones de dólares para financiar empresas japoneses. Rakuten Ventures, también japonesa, apuesta con otro fondo de 84 millones de dólares; haciendo un giro a su tradicional estrategia de invertir en empresas extranjeras y poniendo su foco, por primera vez, en Japón.

Y es que este ha sido otro de los factores que han lastrado el emprendimiento de la isla: los fondos habían estado invirtiendo fuera de sus fronteras viendo más rentabilidad en esos negocios que en los propios. La industria japonesa ha sido tradicionalmente catalogada como insulares, fruto de su aversión al riesgo, y haciendo, por tanto, que estas tengan una difícil internacionalización.

Kirobo

A pesar de todo, existen

Sus tradiciones culturales, el miedo al riesgo, y por tanto a esa internacionalización, son barreras para llegar a un nuevo estatus. Que sumado a los problemas que encuentran las startups japonesas a la hora de entrar en otros mercados, debido a la manera en que se construyen allí las empresas y cómo tenemos la referencia de sostenibilidad de EE.UU, ya es determinante. Pero aunque sea raro ver una startup japonesa fuera de Japón, a la inversa si que se tienen casos y las grandes tecnológicas no han dudado en poner rumbo a Japón. Por supuesto, Uber lleva operando en Tokyo desde 2013 y Airbnb dispone de muchas ofertas en varias ciudades de la isla.

La robótica podría ser la punta del iceberg del emprendimiento en JapónPero que no las veamos, no quiere decir que no existan. Sansan, dedicada a la gestión de datos, ha sabido traspasar fronteras e incluso cerrar rondas de financiación. Monaca, de servicios en la nube; Kakaku funcionando como una especie de Amazon; Mixi, que vendría a ser el Linkedin del país; Line Taxi que ha nacido con la vocación de vender a Uber. Ejemplos hay miles, pese a que no sean conocidos.

La cuestión es que Japón, al igual que el resto de países que van un paso por detrás de Estados Unidos o Israel, tienen pocas posibilidades de tomar la delantera en lo que a emprendimientos actuales se refiere. Su posibilidad a futuro pasaría por tomar la delantera en cuanto a innovación en el mundo de la robótica e inteligencia artificial generada por startups. Campo en el que Japón siempre ha sido referente y potencia mundial, y que ya está generando los primeros réditos con empresas como Asratec, Mujin, Orylab o Liferobotics.