Recorte tras recorte, y reenfoque tras reenfoque, la NASA ha ido dependiendo más y más de la Agencia Espacial Rusa para poner a sus astronautas y tecnología en órbita durante la última década.
Rusia modernizará y privatizará en parte su programa espacial, y contará con un gigante tercer puerto espacial en la frontera con China
Tras ser retirado el último de los cuatro transbordadores estadounidenses, la NASA pasó a depender de los cohetes Soyuz rusos de forma constante. Pero el plan de tener una industria privada fuerte a la que contratar las puestas en órbita, y su principal actual actor, Space X, ha dado un vuelco total a la situación. Los cohetes, reutilizabas y no, han creado una fuerte presión en los precios por tonelada y por astronauta puesto en órbita, y Rusia no parece poder competir actualmente con su programa militar estatal.
Tras la disolución esta semana del Roscosmos, la Agencia Federal Espacial rusa, que será convertido en una empresa estatal. El objetivo de Rusia es múltiple: reducir los costes de su programa espacial, competir con la nueva industria privada americana, reducir dependencia de Baikonur.
Baikonur es el puerto espacial soviético que quedó en suelo Kazajo tras la disolución de la URSS, y que Rusia tiene alquilado hasta 2050 por 115 millones de dólares al año, y desde el que salen las cápsulas tripuladas rusas que llevan astronautas a órbita. La alternativa a Baikonur, el puerto espacial de Vastochny, no estará operativo hasta 2018 pero, dejado el tercer puerto espacial ruso, Plesetsk, para misiones no tripuladas en órbitas polares como hasta ahora.
El coste actual del petróleo y otras materias primas, de las que Rusia es muy dependiente, y en menor medida las sanciones económicas impuestas por occidente tras la invasión de Crimea, han puesto la situación económica de Rusia en un lugar más complicado. Rusia no puede mantener su carísimo programa espacial tal y como está. Menos aún teniendo que pagar por Baikonur y con unos cohetes muy caros que son contratados por la NASA debido a que, básicamente, son los únicos que hay hoy en día operativos para enviar personas a la Estación Espacial Internacional.
Las cápsulas Dragon V2 de Space X pondrán 7 astronautas en órbita por una cuarta parte del precio que cobra Rusia actualmente
Los costes para los contribuyentes estadounidenses por astronauta americano que viaja en un cohete ruso Soyuz son de unos 82 millones de dólares. Y de momento Rusia sigue siendo la única opción hasta que lleguen las cápsulas Dragon V2 de Space X. En menos de dos años, para 2017, la NASA empezará a enviar a astronautas propios e internacionales en ellos si todo va bien, y el precio final estimado por astronauta es de 20 millones de dólares. Space X ofrecerá un precio 4 veces menor al que ofrece Rusia.
Y esta pérdida de balance es lo que ha hecho a Rusia tener que organizar desde cero su programa espacial. Tras el aterrizaje histórico del Falcon el Viceprimer Ministro ruso, Dmitry Rogozin hizo unas declaraciones en la televisión nacional rusa, recogidas por Bloomberg:
> Nuestros competidores nos pisan los talones. Mira lo que está haciendo Musk el mil millonario con sus proyectos. Esto es muy interesante, bien hecho, tratamos con respeto su trabajo".
La nueva carrera espacial se presenta cada año más interesante, con miles de millones, potencialmente millones de millones de dólares en posibles beneficios en las próximas décadas están creando un hechizo seductor para las empresas privadas, que tendrá un claro beneficiado: el progreso de la humanidad.