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El día va de noticias del mundo de las startups de música por streaming. Primero le ha tocado a Spotify con sus dos nuevas adquisiciones para irrumpir en el sector de la experiencia del usuario, y ahora a Deezer. Sus novedades están a caballo entre las buenas y las malas noticias.

La startup francesa acaba de anunciar que ha conseguido levantar 110 millones de dólares en una ronda de financiación, la cuarta de su historia desde su fundación. Con esta, ya acumularían casi 300 millones de dólares obtenidos a través de inversores privados, y una valoración de más de mil millones, situándolo como uno de los unicornios franceses. En este caso, ha dado la entrada al inversor Access Industries, que se une a AGF o IDInvest, entre otros.

Lo obtenido en esta ronda de financiación se destinará a mejorar sus cuotas de suscriptoresHasta aquí todo bien, una ronda de financiación como otra cualquiera para una empresa de música a través de Internet para mejorar su posición de mercado. La cuestión es que esta noticia viene de la mano de la cancelación definitiva de una operación anterior; el año pasado, Deezer confirmó que iba a salir a bolsa con el objetivo de recaudar unos 330 millones de dólares y así, ya de paso, convertirse en uno de los unicornios franceses con presencia en el mercado continuo. No especificó en qué momento se realizaría la operación, puesto que apuntaban a la búsqueda del momento óptimo del mercado; pero la operación finalmente terminó siendo rechazada. Y esta noticia es determinante para confirmar, que de hecho, la salida a bolsa es prácticamente imposible, al menos a corto plazo. La opción de salir a bolsa es inviable no solo por las condiciones volátiles del mercado actual, el problema es más de fondo: los suscriptores.

Con presencia a nivel mundial, ofrece prácticamente el mismo servicio que Spotify o Apple Music desde que fue fundada en 2006. El mismo servicio, los mismos problemas con los derechos de autor, pero con un tamaño mucho más reducido que sus rivales. Con diez años de experiencia, Deezer cuenta con seis millones de suscriptores; Apple Music, con solo meses de vida, casi diez millones, y muy por delante de ambos, Spotify con la friolera de veinte millones. La ronda de financiación busca, por tanto, mejorar esas cifras de mercado arañando usuarios tanto de un lado como de otro. El problema está en determinar cómo va a conseguir su objetivo.