En algún momento ser introvertido se consideró como un desorden psicológico. En occidente las personas extrovertidas tienden a ser mejor valoradas, esa característica de un individuo que le permite tener interaccciones sociales casi sin parar resulta muy útil cuando lo opuesto en ocasiones es percibido incluso como hostil. La sociedad glorifica la extroversión, pone en un pedestal a los que se exponen demasiado, andan en manada y hacen mucho ruido.
Mucha gente aún piensa que ser introvertido es malo, pero en un mundo como la actual en el que tenemos Internet y redes sociales, y tantas personas se alimentan de exponer sus vidas al público para que todos vean lo qué hacen, lo qué tienen, o con quiénes están; no resulta difícil imaginar como cada vez más individuos prefieren mantenerse alejados de todo eso y no sentirse avergonzados por ello.
Más común de lo que parece
Contrariamente a la creencia de que los introvertidos son una minoría de gente rara y poco sociable, los psicólogos creen que la mayoría de las personas somos una combinación de introvertido y extrovertido. La mitad de la población mundial se identifica a sí misma como introvertida, pero la sociedad continúa insistiendo en que la extroversión es lo "correcto", haciendo sentir mal a aquellos que se alejan del ideal.
Ser introvertido no es un problema, es simplemente el otro extremo del espectro. Los introvertidos no son incapaces de tener interacciones sociales, de ser carismáticos, de llevarse bien con otros, de conversar con extraños en la calle, de ir a fiestas y divertirse, etc. Simplemente prefieren no hacerlo todo el tiempo. Solo hay que ver cuanta gente prefiere comprar cosas en linea que tener que salir a un centro comercial abarrotado de gente, caminar por la calle, o soportar el tráfico. Tan solo la idea me agota.
Sobreestimular al estimulado
Los momentos de soledad pueden ser insufribles para un extrovertido, pero son un paraíso para el introvertido.
Las personas introvertidas son más sensibles a los estímulos. Es algo parecido a lo que sientes cuando te duele la cabeza, estar rodeado de mucha gente puede resultar peor que una migraña. El cerebro de una persona introvertida tiene mayores niveles de excitation que los de un extrovertido, lo que explica que prefieran no exponerse a situaciones ruidosas y sobreestimulantes. Con un cerebro que se mantiene excitado la mayoría del tiempo, es sencillo entender por qué un introvertido necesita menos interacciones sociales, y más tiempo solo y en silencio.
Cuando una persona extrovertida se rodea de mucha gente, obtiene energía de esas interacciones, parece más activo y feliz mientras más tiempo pasa entre un grupo o una multitud. Para el introvertido es todo lo contrario, mientras más tiempo duren sus interacciones sociales más energía se drena, tiene que recargar sus baterías estando solo para poder funcionar bien.
Sobre estar solo
Quienes tienen amigos, familiares o una pareja introvertida cuando ellos no lo son, usualmente les cuesta mucho entender su comportamiento. Es fácil interpretar de mala manera un "quiero estar solo". Personalmente muchas veces he tenido que explicar a mi pareja como el "quiero estar sola" no significa "no quiero estar contigo". Para alguien introvertido pasar unas horas del día completamente solo con sus pensamientos, sin tener que interactuar absolutamente con nadie, ni siquiera a través de mensajes de texto, es un oasis de relajación, es una recarga de energía extremadamente necesaria.
Ser introvertido no significa que quieras estar solo todo el tiempo, que odies a toda la humanidad, que seas incapaz de tener amigos, ni todas las cosas extremas que puedan pasar por la mente a aquellos que prefieren salir todas las noches de viernes en lugar de quedarse en casa viendo un maratón de una serie.
Los introvertidos somos capaces de dejar atrás por bastante tiempo esa característica de nuestra personalidad si conseguimos un buen medio en el que desenvolvernos, solo unas horas de recarga solitaria de vez en cuando son suficientes para no morir aturdidos. Podemos disfrutar de compartir tiempo con otros, especialmente en grupos pequeños de personas que nos agradan, así como podemos preferir pasar todo el fin de semana solos con el gato.