En ocasiones te he hablado de los motores que tienen asociados turbos eléctricos, un proyecto en el que Audi tiene mucho recorrido con su A5 de pruebas, pero que todavía no ha visto la luz. La ventaja de los turbos eléctricos radica en la eliminación total del lag y en el aumento brutal de potencia, pero es pronto para usarlos y la actual generación de coches que verá la luz incorporará soluciones a medio camino como los motores con aire comprimido.

Los motores con aire comprimido, como el que usará Volvo en el S90, además de los dos turbos (uno para altas cargas y otro para bajas y medias) añade un compresor de aire que lo absorbe de la admisión y lo comprime para ser almacenado en un pequeño tanque. Este depósito siempre tendrá disponible una pequeña carga en caso de que el sistema no pueda rellenarlo a demanda del usuario.

En el siguiente vídeo podréis ver el funcionamiento del sistema, tan sencillo que uno se pregunta acerca de los motivos por los que no lo hemos visto antes en los coches.

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Este aire es introducido directamente en la turbina del turbo para girar más rápido y evitar el temido lag, ese tiempo precioso que para entre que el conductor pisa el pedal del acelerador y el turbo responde. Con este sistema, se reduce casi a 0 el tiempo que necesita el turbo para que su turbina coja las revoluciones que exige el conductor. Y esta reducción de tiempo afecta directamente a la capacidad de aceleración del coche, que será más rápida que sin este sistema.

Los motores con aire comprimido van a actuar como antesala de los turbos eléctricos y es probable que en los próximos años sean más coches los que equipen un sistema similar.

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