Hace una década, la Agencia Espacial Europea hacía realidad uno de los grandes desafíos de la economía y la investigación comunitaria. El lanzamiento del satélite GIOVE-A el 28 de diciembre de 2005 inauguró el programa **Galileo**, una iniciativa en la que la UE pretendía construir un sistema propio de posicionamiento vía satélite.La Unión Europea decidió impulsar un sistema propio de posicionamiento de carácter civil
Según cálculos de la Comisión Europea, entre el 6 y el 7% del PIB europeo – unos 800 mil millones de euros en términos monetarios en 2002- dependía directamente de los servicios de navegación por satélite. Por aquellas fechas, sin embargo, los usuarios solo contaban con dos alternativas: calcular su posición mediante el sistema **GPS de Estados Unidos o a través del sistema GLONASS ruso.
Un cohete Soyuz-Fregat, lanzado hace diez años desde la base de Baikonur, puso en órbita al satélite GIOVE-A**. Una década después, la tercera parte de los satélites de la conocida como "constelación Galileo" ya están en funcionamiento, con el fin de completar la red europea de navegación en 2020 con la puesta en marcha de treinta satélites (veinticuatro operativos y seis en reserva). En ese sentido, GIOVE-A tuvo un papel crucial al comenzar a operar en las frecuencias establecidas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones o probar los relojes atómicos que llevaba a bordo, según Didier Faivre, director del área de navegación de la ESA.
El primer sistema de navegación civil
Los dos primeros satélites de experimentación -GIOVE-A en 2005 y GIOVE-B en 2008- sentaron las bases para el lanzamiento del primer satélite Galileo en 2011. Desde aquel año hasta hoy, doce satélites orbitan alrededor de nuestro planeta, un hito que se ampliará en 2016 con la incorporación de Ariane 5 como cohete para enviar satélites a órbitas bajas como los del programa Galileo.Treinta satélites del programa Galileo operarán a partir de 2020 con mayor precisión que nunca
A diferencia del GPS norteamericano o el GLONASS ruso, controlados por entidades militares, Galileo es un sistema civil de navegación por satélite. Una vez que la Agencia Espacial Europea complete el lanzamiento de los treinta satélites de la red europea en 2020, Galileo empleará la misma banda que GPS y GLONASS. Esto permitirá que los receptores puedan registrar datos de las tres constelaciones al mismo tiempo, por lo que su construcción será más sencilla y económica. El sistema Galileo será interoperativo con los sistemas de Estados Unidos y Rusia, al incorporar ambas constelaciones en su mensaje de navegación.
Además de su origen y control civil, Galileo destaca por su gran precisión. De acuerdo a las estimaciones de la ESA, el sistema de navegación europeo será capaz de proporcionar al usuario su posición con un margen de error menor a un metro. Esta característica contrasta con la precisión ofrecida por el GPS de Estados Unidos (con un margen de error de diez metros), que aun mejorada en un 95% con el sistema EGNOS -precursor europeo de Galileo-, no llega al margen de error que alcanzará la iniciativa de la ESA a partir de 2020.
Galileo es uno de los símbolos de la política espacial europea. Sus satélites serán interoperativos con los de Estados Unidos y Rusia
La gran inversión económica realizada en el proyecto, junto con algunas críticas tras los cables de WikiLeaks, hicieron tambalear el futuro de Galileo. Pero no hay duda de que una década después del primer lanzamiento de GIOVE-A, Europa está cada vez más cerca de contar con una alternativa completa y global al GPS norteamericano. A partir de 2020, quince años después del primer despegue, Galileo ofrecerá tres señales (en abierto a menor resolución, una comercial con algo más de resolución y otra encriptada para los gobiernos europeos).
Con estas señales el "viejo continente" pretende garantizar un sistema de geoposicionamiento imprescindible para muchas actividades cotidianas, como la telefonía, la televisión, las redes de navegación e informáticas o la aviación. El mercado de este tipo de servicios, según algunos estudios, podría alcanzar un valor de 400.000 millones de euros en 2025. La integración de Galileo, considerado como una de las insignias de la política espacial europea, marcará sin duda un punto de inflexión en los sistemas mundiales de navegación por satélite.