Ahora que WhatsApp le ha declarado la guerra silenciosa a Telegram, pero guerra al fin y al cabo, el nombre de este último vuelve a salir en los titulares. Ya os hemos hablado de la batalla WhatsApp vs Telegram a nivel funcional, y ahora... a través de sus condiciones de uso.
Primeras consideraciones
Hay algo llamativo de entrada: mientras que WhatsApp sí que tiene unos términos de uso como tales, una "Información legal", Telegram no, incluye un FAQ - preguntas frecuentes, que incluye la información aproximada que teóricamente debería formar parte de unos términos de uso al uso, valga la redundancia.
- Condiciones de uso de WhatsApp
- Preguntas frecuentes de Telegram
Además, Telegram incluye en una página por separado otro FAQ de corte técnico:
- Preguntas técnicas sobre Telegram
Condiciones
Este es un resumen rápido de las principales diferencias entre ambos servicios.
- Edad. Mientras que WhatsApp especifica que se debe ser mayor de 16 años para utilizar el servicio (y que si detecta un uso o información de menores de esa edad, desactivará esas cuentas), en Telegram no se especifica ninguna edad límite.
- Tipo de uso aceptado. WhatsApp es bastante claro: su servicio es para usarse únicamente de forma personal. Cualquier uso comercial está excluido, aunque esto ya va camino de seguir los pasos de lo de la edad: cada vez más comercios, empresas o incluso partidos políticos están utilizando WhatsApp como método de comunicación.
- Monetización. WhatsApp se monetiza con una suscripción por aproximadamente un dólar anual. En muchos casos, o no se cobra, o la descarga de pago de la app hace unos años se canjeó por una suscripción vitalicia. Telegram no se monetiza: su creador es millonario y asegura que nunca cobrará ni meterá publicidad. Si algún día necesita capital, recurrirá a donaciones o a micropagos por funciones adicionales.
- Cambios en las condiciones. WhatsApp deja claro que puede cambiar sus condiciones cuando desee y que el usuario no será notificado de ello, así que será su responsabilidad revisarlas periódicamente.
- Confidencialidad. WhatsApp no la garantiza para sus contenidos y conversaciones intercambiadas, pese a que desde hace un tiempo ya cifra los mensajes. Telegram, en su apartado sobre privacidad habla de "nunca compartirá nuestros datos con nadie".
- ¿Borrado de mensajes? Jajajaja, buen chiste. Ni Snapchat se salva. WhatsApp deja claro que cuando "eliminamos" mensajes, en realidad sólo los estamos ocultando a nuestra vista. Telegram se refiere a este apartado cundo habla de que "sólo almacena los datos esenciales para que la aplicación funcione bien", y eso incluye los mensajes de las cadenas, así que sí son almacenados incluso si los borramos. Solo cuando tanto quien recibe como quien envía borra el mensaje, desaparecen estos permanentemente de los servidores. Sí quedan excluidos los chats secretos, con cifrado de punta a punta y borrado automático. Estos sí se borran definitivamente.
- Responsabilidades. WhatsApp se lava las manos respecto al contenido que enviemos mediante él. Es algo que lógicamente escapa a su control y por tanto cualquier enlace o contenido ilegal compete al usuario, no al servicio. Telegram argumenta lo mismo, ya que "todos los chats y grupos son privados y de sus participantes", así que el servicio no responderá a demandas o peticiones en torno a ello. Sí se responsabiliza de los canales, los bots o los stickers, ya que forman parte de algo disponible públicamente, y solicita a quienes detecten contenido sospechoso que escriban a abuse@telegram.org contándolo.
- Abierto, cerrado. WhatsApp es un servicio completamente cerrado y no permite utilizar de ninguna forma su imagen ni mucho menos su (privada) documentación para desarrollar clientes de terceros. Esto tampoco incluye a las aplicaciones que usan su logo o nombre para anunciar integraciones o servicios extra. Telegram es un proyecto abierto que hace pública su API, su protocolo y su código, y anima a usarlo para llegar donde el propio Telegram no llega. Gracias a ello los usuarios de Windows Phone, por ejemplo, tuvieron la opción de utilizarla.