A estas alturas de la película, nunca mejor dicho, no pocos de nosotros pensamos que no ha lugar poner en duda que a las mujeres no se les ha permitido tener o no se les ha reconocido el peso social que corresponde. Esto cuenta incluso hoy día con su reflejo en la narrativa más popular, la del cine, y **existe una forma de evaluar el grado de importancia de los personajes femeninos en los filmes que vemos: el test de Bechdel. Aunque, por supuesto, no es exclusivo para el séptimo arte, veamos de dónde salió, en qué consiste y cuáles son los resultados obtenidos con él en el análisis de películas.
El método de Liz Wallace
La primera vez que se tuvo conocimiento de esta fórmula para determinar la brecha de género en obras narrativas fue en 1985, año en que se publicó una tira cómica de Alison Bechdel titulada “The Rule” en su cómic Dykes to Watch Out For**, que mostraba las vidas y pensamientos de un grupo variopinto de personas, lesbianas la mayoría, y Los requisitos del test: que aparezcan al menos dos protagonistas femeninas y que mantengan una conversación sobre algo distinto a un hombre
que se publicó entre 1983 y 2008. El crítico literario Dwight Garner afirmó en The New York Times que este cómic es “tan importante para las nuevas generaciones de lesbianas como las destacadas novelas Rubyfruit Jungle, de Rita Mae Brown (1973) y Kinflicks, de Lisa Alther (1976) lo fueron para las anteriores”.
Uno de los personajes de la tira manifiesta que ella se niega a ver una película a menos que cumpla tres requisitos: el primero, que aparezcan al menos dos protagonistas femeninas; el segundo, que ambas mantengan una conversación en algún momento; y el tercero, que esa conversación verse sobre algo distinto a un hombre. La idea de estos requisitos no es de la propia Bechdel, sino de una amiga suya llamada Liz Wallace, y con ellos se realiza el mencionado test.
Algunos datos de la brecha de género en el cine
El test de Bechdel se ha utilizado para demostrar que la industria cinematográfica se dedica a elaborar películas en la que las mujeres pintan menos de lo que deberían mientras que, a la inversa, si se aplican sus requisitos a los personajes masculinos, obtenemos como resultado que la inmensa mayoría de los filmes pasan el test. Además, partiendo de los datos extraídos así, Las películas con más grado de protagonismo femenino consiguen una mayor recaudación en taquilla
*el portal Five Thirty Eight* empleó el test con 1.615 películas heterogéneas y concluyó que aquellas con más grado de protagonismo femenino conseguían una mayor recaudación en taquilla y, sin embargo, la inversión económica en ellas es un 35% inferior.
La Media, Diversity and Social Change Initiative (MDSC) de la Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo de la Universidad del Sur de California, por su parte, analizó 120 filmes internacionales y destacó que sólo el 30,9% de los personajes con nombre y diálogos eran mujeres en ellos. Y el caso es que una variante del test de Bechdel, la medida Mo, incluye como requisito que los personajes femeninos tengan nombre**.
Por otro lado, si nos fijamos en la información que nos proporciona la página Bechdel Test Movie List, podemos ver que más de la mitad de las 6.148 películas analizadas hasta el momento pasan el test, un 57,6%, así como 79 de 129 conocidas deSegún la página Bechdel Test Movie List, el 61,24% de 129 películas conocidas de 2015 pasan el test
este 2015, un 61,24%, y que se trata de una tendencia que se acentúa con el paso de los años.
Sin embargo, no hay que confundir el hecho de que una película pase el test de Bechdel con que contenga ideas feministas; casos hay de algunas que lo pasan y el feminismo ni lo huelen. Pero, si se generaliza paulatinamente la producción de películas que pasan el test, quizá su propia inercia nos conduzca a una representación más igualitaria de hombres y mujeres en el cine y, por la propia influencia cultural del mismo, a una mayor facilidad para establecer en la práctica nuestra condición de iguales.