¿Encontraremos algún día vida extraterrestre? Para encontrar una respuesta afirmativa a esta pregunta, misiones como Kepler sondean el espacio en busca de posibles mundos similares a la Tierra. Localizar estos exoplanetas "objetivo" nos permite centrar mejor la búsqueda de organismos vivos fuera del Sistema Solar. Los investigadores habían señalado hasta la fecha el potencial de Kepler-438b, considerado como el exoplaneta más destacado, ya que cuenta con un índice de similitud con el planeta Tierra del 88%.Kepler-438b presentaba el máximo índice de similitud con el planeta Tierra
Las esperanzas depositadas en este mundo, denominado popularmente como "otra Tierra" desde su descubrimiento en enero de 2015, han sufrido un inesperado revés. Un estudio, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, afirma que las grandes cantidades de radiación que recibiría Kepler-438b convertirían a este exoplaneta en un "lugar inhabitable". El mundo, que es un 12% más grande que la Tierra, estaba considerado hasta el momento como una especie de "gemelo planetario". Solo que se encuentra fuera de nuestro Sistema Solar, a 470 años luz, en un lugar conocido como "Ricitos de oro" (Goldilocks).
Según fuentes consultadas por Hipertextual, la investigación ha analizado parámetros como la rotación, la luz y las llamaradas solares que reciben diversos exoplanetas, entre los que también está Kepler-438b. De acuerdo a los científicos de la Universidad de Warwick, "la atmósfera podría haberse desvanecido como consecuencia de la radiación emitida por la enana roja a la que orbita". Como nos explica David J. Armstrong por correo electrónico, "Kepler-438b está cinco veces más cerca de su estrella que la distancia que separa a la Tierra del Sol". Esta proximidad provoca a su vez que las grandes llamaradas emitidas tengan un efecto mayor en el exoplaneta.La ausencia de atmósfera provoca que reciba grandes dosis de radiación, lo que le convierte en "inhabitable"
"Como resultado, hay una gran cantidad de radiación golpeando a Kepler-438b", nos cuenta Armstrong. Si hubiese una atmósfera protegiendo al exoplaneta, sería mucho más difícil que esto sucediera. Por desgracia, las eyecciones de masa coronal (en forma de explosiones de plasma, electrones y protones) de la enana roja parecen haber "despojado fácilmente" la atmósfera de Kepler-438b, prosigue el astrofísico, primer firmante del artículo. Al perder esta "capa protectora", el exoplaneta se vería afectado por unas elevadas tasas de radiación, que reducen mucho las posibilidades de que esté habitado. Para confirmar estas conclusiones iniciales, Armstrong apunta que deberíamos estudiar la atmósfera (si aún contara con algún resto), pero su lejanía complica mucho los trabajos.
A pesar de que se han reducido las probabilidades de habitabilidad del exoplaneta más parecido a la Tierra, el científico se muestra optimista. "Se trata solo de un mundo, tenemos muchos más sistemas que podrían ser propicios para hallar vida extraterrestre", comenta a Hipertextual. Según Armstrong, la investigación ha permitido demostrar que "no todos los exoplanetas similares a la Tierra son buenos lugares para la vida tal y como pensamos que existiría". Preguntado sobre el futuro de la Tierra y el Sol, el astrofísico rechaza que pudieran vivir en el futuro un proceso parecido al experimentado por Kepler-438b. "El Sol es una estrella muy diferente a esta enana roja. Lo que probablemente nos encontremos dentro de miles de millones de años es un Sol convertido en una gigante roja, que se expandirá y probablemente engullirá a la Tierra". Un escenario sumamente lejano en el tiempo que, posiblemente, no llegaremos a ver nunca.