Aunque a veces cueste creerlo, todavía hay gente interesada en aparcar de vez en cuando el móvil y usar una cámara de fotos de las de toda la vida. Si la calidad de imagen, la velocidad o las posibilidades que ofrecen las ópticas de las cámaras convencionales son criterios que nos interesan más que la comodidad de llevar siempre encima nuestro smartphone, ahora solo falta aclararse un poco entre la oferta disponible en el mercado.
Hay estupendas compactas que, posiblemente debido a la presión ejercida por los móviles, han mejorado mucho sus prestaciones y han avanzado en calidad. Pero si estamos decididos a apostar por un modelo de óptica intercambiable y su correspondiente sistema de objetivos, hay algunos puntos que merece la pena tener claros.
Empezando por esa lucha que desde hace unos años mantienen las cámaras réflex con las sin espejo. Pese a su innegable empuje y crecimiento en los últimos años, también es cierto que en muchos países de Europa y América siguen siendo minoritarias respecto a las SLR.
No es que eso sea bueno o malo. Son simplemente los datos de un mercado que a veces evoluciona de forma más lenta de lo que a algunos les gustaría. Es posible que en un futuro no muy lejano todas las cámaras sean sin espejo, pero al menos por ahora tendremos que elegir si nos interesa o no una réflex.
¿Qué ventajas plantean uno y otro bando?
De entrada no estaría de más aclarar que la calidad de imagen no es un argumento a favor de ninguna de ellas. Ese punto depende del sensor y de la óptica, independientemente de si hay o no un espejo réflex en medio.
Si la calidad de imagen, el rango dinámico –la capacidad de resolver tanto las zonas más claras como las más oscuras de la imagen- o la capacidad de trabajar con poca luz es lo que nos importa, posiblemente la respuesta más rápida –que no la única- sea que nos conviene una cámara con sensor de formato completo. Es decir, con el mismo tamaño que tenía la película química.
Y en ese terreno es posible encontrar tanto modelos réflex (Canon EOS 6D o Nikon D610, por citar las opciones más económicas) como cámaras sin espejo. Es el caso de la cada vez más popular gama Sony A7.
¿Cuál es entonces la diferencia? Eliminar el espejo permite reducir el tamaño del cuerpo, y eso es algo que se puede acabar agradeciendo si toca ir muchas horas con la cámara y los objetivos encima. Eso sí, el tamaño de la óptica depende más del tamaño del sensor, así que no cabe esperar milagros en este terreno, e incluso alguna vez podemos encontrarnos con cuerpos demasiado pequeños para las ópticas.
Reducir el tamaño es la ventaja más evidente de eliminar el espejo
Reducir el tamaño es la ventaja más evidente de eliminar el espejo. Si además se le suma un captor más pequeño, el resultado son modelos tan atractivos como las Olympus OM-D. Por ejemplo, la reciente OM-D E-M10 II es una de esas opciones de lo más tentadoras si lo que se busca es equilibrio entre volumen, prestaciones y calidad y queremos fijarnos en el modelo más económico de la gama.
Otra ventaja no siempre tan conocida de estas cámaras sin espejo es su compatibilidad con casi cualquier óptica. La reducida distancia entre la montura y el sensor posibilita esta opción, y es posible –adaptador mediante- montar en ellas casi cualquier objetivo del mercado, incluidos algunos veteranos con precios asequibles.
Quitar ese espejo que sube y baja en cada disparo de las cámaras réflex también elimina el correspondiente golpe que se produce y que puede traducirse en una ligera vibración y trepidación de la imagen al trabajar con velocidades lentas o captores de mucha resolución. Un tema especialmente importante ahora que los sensores ya lucen cifras de megapíxeles estratosféricas.
¿Mejor sin espejo para vídeo?
Aunque la teoría dice que sí (después de todo, no aporta nada a la hora de rodar), sería absurdo obviar que la cámara indiscutiblemente más popular entre los aficionados al vídeo es la Canon EOS 5D Mark II o su sucesora, la Mark III. Exacto, dos réflex. A favor de las sin espejo hay que decir también que Sony lleva tiempo ganando puestos con su gama A7 y que la Lumix GH4 de Panasonic representa a la perfección ese híbrido entre cámara de fotos y cámara de vídeo.
Los visores electrónicos han alcanzado unos niveles de calidad excepcionales
Pero no todo son ventajas a la hora de prescindir del espejo. Por ejemplo, con él desaparece también el visor réflex, que para muchos usuarios es parte indispensable de una cámara. Su lugar lo ocupan los visores electrónicos, que si bien han suscitado dudas entre algunos fotógrafos durante mucho tiempo, han alcanzado unos niveles de calidad excepcionales a día de hoy.
Decir ahora mismo que no se quiere una cámara con visor electrónico sin haber acercado el ojo a un modelo de última generación para comprobar cómo rinden no tiene mucho sentido. La Fujifilm X-T1 o la Olympus E-M1 son dos buenos ejemplos de que podemos prescindir del visor óptico sin problemas.
¿Y el autofocus?
El enfoque automático en cámaras sin espejo también suscita algunos problemas que, en este caso, sí son más reales. No obstante, existen casos excepcionales, porque los llamados sistemas por contraste funcionan a la perfección y los mecanismos híbridos –con células dedicadas al enfoque en el sensor de imagen- también han avanzado mucho. Queda un pero por resolver: el enfoque de seguimiento para escenas de acción.
Quienes tengan que fotografiar deporte, por ahora tienen en las réflex una opción más segura.
También en este campo las cámaras sin espejo se han puesto las pilas. Pero quienes tengan que fotografiar deporte, por ejemplo, por ahora tienen en las réflex una opción más segura. Por poner un ejemplo fácil: el sistema de enfoque de la asequible Nikon D5300 en modo seguimiento no tiene competencia en ese segmento de precios.
Así que en plena época de transición y a medio camino entre estos dos mundos con y sin espejo, nada mejor que cuestionar cualquier verdad absoluta sobre si unas u otras son mejores. Después de todo, la futurología no ayuda demasiado a la hora de comprarse una cámara que necesitamos para ahora, no para dentro de dos años.
Pero, entonces, ¿con o sin espejo? Depende, claro. Mucho mejor que plantear la pregunta en esos términos es abarcar toda la gama de cámaras disponibles para nuestro presupuesto y olvidarnos de si es una réflex o no. Después de todo la pregunta del millón igual es esa que muchos se estarán haciendo: ¿pero las cámaras llevaban un espejo dentro?