El 25 de noviembre de 1915, Albert Einstein presentaba la teoría general de la relatividad, un trabajo que complementaba sus investigaciones de 1905 y que suponían una auténtica revolución en el mundo de la física.La prensa trató de reflejar la importancia de la teoría de la relatividad, aunque muchas veces sin éxito
A pesar de que el científico de origen alemán jamás pronunció la frase de que "todo es relativo", es evidente que la teoría de la relatividad ha tenido un enorme impacto en la sociedad. Por un lado, avances como el GPS no serían posibles sin los aportes de Einstein, como reconocía el Premio Nobel de Física de 2015.
Pero por otro lado, las ideas hoy centenarias de Einstein también fueron recogidas por la prensa de la época. Un vistazo a la hemeroteca nos muestra lo revolucionario que fue el trabajo del investigador, reconocido con el Premio Nobel de Física de 1921, y demostrado en 1919 gracias a unos experimentos recogidos por el *New York Times de la época. En 1912, por ejemplo, la revista Madrid Científico*, fundada en 1894 por Francisco Granadino y Augusto Krahe, explicaba así la teoría especial de la relatividad de 1905:
La consecuencia de mayor alcance que hasta hoy se deriva del principio de relatividad de Einstein es la de que la velocidad de la luz resulta siempre ser la misma, ya se mida en un sistema en reposo ó bien en movimiento. El mérito de dicho autor estriba en haber llegado á enjuiciar de un modo original hasta el fundamento de nuestros conceptos de tiempo y espacio, así como nuestros métodos de medirlos" (sic)
Una publicación de carácter técnico, como Madrid Científico, se había hecho eco de los aportes iniciales de Albert Einstein. Pero la prensa generalista comenzó a reflejar en sus páginas los trabajos del físico a partir de la concesión del Nobel, y especialmente tras su visita a España de 1923.
La revista La Esfera, fundada en 1914, dedicaba su portada de diciembre de 1922 a Einstein. "Insigne físico alemán, autor de la famosa teoría de la Relatividad, á quien ha sido otorgado este el Premio Nobel, de Física" (sic), titulaban. La Hormiga de Oro, publicación de ideas carlistas, también incluía entre sus páginas a Einstein y a Jacinto Benavente, premiado con el Nobel de Literatura el mismo año que el autor de la teoría de la relatividad.
Divulgar una difícil teoría
Además de los galardones, durante décadas se han promovido diversos esfuerzos para divulgar la teoría de la relatividad. Uno de los primeros ejemplos ocurrió en diciembre de 1922. Coincidiendo con la concesión del Nobel, los trabajos de Einstein fueron llevados a la gran pantalla en cines de Berlín y París, con el objetivo de acercar sus investigaciones a la sociedad.
Lo contaba La Época en la página 2 de su número 25.880. Se trataba, decía el periódico, "de conferencias ilustradas con proyecciones cinematográficas". ¿Pero logró aquel proyecto su finalidad? "La película de la Relatividad casi lo consigue" (sic), apuntaban.
Nuestro planeta era representado como una Tierra de juguete, donde se mostraban los efectos relativos de los movimientos, proseguían. La crónica concluía señalando que "el hombre se mueve y no se mueve. Es ver en cinematógrafo la misma experiencia que hace diez y siete siglos hacía ya el escéptico griego Sextua Empiricus" (sic). Una muestra de que la investigación de Einstein trascendía el mundo de la física y se entremezclaba con disciplinas como la filosofía.
La visita a España
El periódico La Acción, dirigido por Manuel Delgado Barreto desde 1916, se hacía eco de la visita a España del ilustre científico, invitado por la Junta de Ampliación de Estudios. La finalidad principal de su viaje a España no era otro que recibir el *doctorado honoris causa por la Universidad Central* -actual Universidad Complutense de Madrid-. Pero su estancia trajo anécdotas curiosas, también recogidas por la prensa.
Einstein visitó España en 1923 para recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Central
La Acción enumeraba que Einstein había estado en Zaragoza, el Palacio del Pardo o la Sociedad Matemática. La publicación también enumeraba como visita "el té" al que los marqueses de Villavieja habían invitado al insigne investigador. En esa charla informal también habían estado presentes el ministro de Instrucción Pública, el rector de la Universidad y numerosos catedráticos, señalaban.
Durante sus lecciones en España, Einstein trataba no de contar qué era la relatividad, sino de "exponer el proceso lógico que ha conducido al desarrollo de estas mismas teorías y el método analítico seguido hasta formular los postulados fundamentales y las ecuaciones", narraban desde el periódico El Globo.
Su lado más personal
La visita a nuestro país no estuvo exenta de anécdotas curiosas. Una de ellas se refleja bien en el diario La Correspondencia de España, donde reproducen una entrevista entre un colaborador de ABC y Albert Einstein. Ambos entablaron una curiosa conversación, según se puede leer en su número del 2 de marzo de 1923, en la que el físico narra aspectos personales de su rutina:
Mi vida es muy irregular. A veces, cuando me preocupa un problema, no trabajo durante días enteros; me paseo, voy y vengo en mi casa, fumo, sueño y pienso. Por el contrario hay semanas en que no ceso de trabajar. Pero, en general, me acuesto a las once y me levanto a las ocho. Como ve usted, mi cuerpo y mi cerebro necesitan un largo sueño reparador. Salgo raramente por la noche; me molesta la vida social. [...] Desgraciadamente, fumo mucho, aunque sé que el tabaco perjudica a la salud y a la memoria. Por esta misma razón, no pruebo alcohol, ni tomo café, excepto de vez en cuando, en sociedad.
Dos años después de su estancia en España, Einstein sufrió un intento de atentado por la anarquista Dickson Ergenieva. "El profesor Einstein es en realidad el ruso Azew, que traicionó el año 1905 la causa revolucionaria rusa y por eso decidí matarle", se justificaba la joven, que tenía "trastornadas sus facultades mentales", contaban los medios de la época.
El Heraldo de Madrid aprovechaba para titular la noticia con un sonoro e impreciso "Todo es relativo". El periódico también reflejaba en su edición del 2 de febrero de 1925 otros sucesos de aquellos días, como la desaparición del carbonero Arturo o el alumbramiento de las niñas Fe, Esperanza y Caridad.
El físico escribió en 1933 una "nota a los pueblos civilizados" alertando sobre la barbarie nazi
Además de la importancia de la teoría de la relatividad, que hoy cumple cien años, el carisma y la personalidad de Einstein fueron también inherentes a sus apariciones en prensa. Tras el abandono de su país natal con dirección a EEUU, el físico también se preocupó por los refugiados y llegó a alertar acerca de los "actos de fuerza brutal y de opresión" realizados por los nazis.
Era también el Heraldo de Madrid el que recogía en su edición del 29 de marzo de 1933 la conocida como nota a los pueblos civilizados. Una misión en la que el físico demostró no estar solo preocupado por la ciencia, sino también por los acontecimientos que sucedían en su país de origen en contra de "las gentes de espíritu liberal y contra los judíos", denunciaba. Einstein calificaba al nazismo de "plaga psíquica del mundo", un aviso que pocos escucharon por aquella época, por desgracia.