Hacer que un robot ande es difícil, muy difícil y nunca se ha conseguido que lo hagan con naturalidad. Hay demasiados factores en ingeniería mecánica e ingeniera de software por resolver. Pero, ¿conducir? Los seres humanos aprendemos primero a gatear, andar, correr y conducir. Yamaha piensa que puede pasar directamente a los circuitos con su nuevo robot que bien parece salido de una película de anime.
Motobot fue presentado en el Tokyo Motor Show de esta semana, junto a su vídeo promocional.
Los ingenieros involucrados tenían como mayor prioridad que el robot pudiese conducir una moto deportiva sin modificar a más de 200km/h.
Lo más importante era realizas las llamadas oportunas al sistema de control para que fuese lo más preciso posible. Al ser una moto sin modificar, Motobot tendría que tener un control total del acelerador, la palanca del freno y el pedal, el embrague y la transmisión.
Al igual que un ser humano, cualquier fallo tiene una única consecuencia: caer al suelo. Por eso era muy importante centrase, sobre todo, en el control, la precisión y los tiempos de respuesta al principio.
El avance es increíble, ver a un robot conducir una de estas motos hace que, por un momento, la realidad y la ficción parezcan estar separadas por una línea muy estrecha.
Los coches autónomos tienen una premisa muy clara y obvia: comodidad y seguridad. Pero, ¿de qué sirve un robot que conduce?
El principal motivo de Yamaha, además de que sirva como escaparate mediático para que el mundo vea de qué son capaces, es poder estudiar y desarrollar mejores sistemas de seguridad para las motos deportivas.
Como inconveniente, las piernas de Motobot están fijas, por lo que su conducción no puede ser tan apurada como la de Lorenzo o Rossi.