La historia de un filtro tan amarillo como polémico.¿Recuerda cómo trabajaba hace diez, quince o veinte años? El uso en aumento de teléfonos móviles, tablets u ordenadores, y la luz de las pantallas de estos dispositivos, se relacionarían con un efecto perjudicial sobre sus ojos.

Eso es al menos lo que afirma la publicidad de Reticare, producto desarrollado por la Dra. Celia Sánchez Ramos, investigadora de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid. Recuerden este apellido.

¿Qué hay de cierto en dichas afirmaciones? ¿Quién está detrás del “entramado Reticare”? Este reportaje profundiza en la historia del filtro ocular desde su invención y desarrollo en la Universidad Complutense hasta el momento actual con una serie de investigaciones y entrevistas que hemos realizado durante los últimos meses.

¿Qué es Reticare?

reticare cajaLos dispositivos como smartphones y tablets emiten luz. Tanto en los terminales que utilizan pantallas LED (Nexus 6, Lumia 950, Galaxy S6, o Huawei Mate S, por citar algunos ejemplos), como los que emplean pantallas LCD (iPhone 6s, Sony Xperia de la familia Z, HTC One M9 o LG G4 por poner más ejemplos), una parte de esa radiación corresponde a luz azul. Esta parte del espectro se sitúa en la franja de los 380-500 nm de longitud de onda, por lo que se encuentra en el nivel más energético de la luz visible.

La luz blanca emitida se consigue gracias a LED azules recubiertos de dos capas de fósforo, un logro tecnológico que protagonizó el Premio Nobel de Física de 2014. De acuerdo a Reticare, la luz azul emitida por los dispositivos móviles es "tóxica", motivo por el que la compañía vende unos filtros amarillos que, al interponerse entre las pantallas y los ojos, protegerían a nuestra vista de un efecto al que denominan "fototoxicidad".

Según nos explica Nilo García Manchado, portavoz de la empresa que fabrica Reticare, "el hecho de que esta parte del espectro produce daño es incuestionable". Las afirmaciones de la compañía se basan en investigaciones realizadas por la Dra. Celia Sánchez Ramos, de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid. Precisamente fueron García Manchado y Sánchez Ramos los encargados de presentar el filtro Reticare en una rueda de prensa celebrada en el Hotel Ritz de Madrid el 9 de junio de 2013.

Reticare
Nilo García Manchado, de Tecnología Sostenible y Responsable, durante la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar

Celia Sánchez Ramos relataba a los medios de comunicación presentes que "en el concreto caso de una exposición directa de ese tipo de iluminaciones a células del epitelio pigmentario de la retina se reduce la muerte celular en un 89%". De esta forma resumía los resultados de un trabajo publicado tres meses antes en la revista Photochemistry and Photobiology. Reticare es un invento de la Dra. Celia Sánchez Ramos, de la Universidad Complutense de Madrid: un filtro para proteger nuestros ojos de la emisión de "luz tóxica" de las pantallas LEDEn aquella investigación, su equipo sometió a un cultivo de células procedentes de la retina a tres ciclos de luz-oscuridad de 12 horas, con el objetivo de conocer los efectos de la luz azul frente a radiaciones de otras longitudes de onda como la luz verde, la luz roja y la luz blanca. El estudio, realizado en células del epitelio pigmentario de la retina y no en modelos animales o seres humanos, concluía que la iluminación LED provocaba el "suicidio" (apoptosis) del 66-89% de las células.

Este alto porcentaje podría hacer saltar todas las alarmas, ¿pero son estas condiciones las que se dan en la vida real? La científica señalaba en la presentación de Reticare que “lo único que tienen que hacer [refiriéndose a la ciudadanía] es conocer que hay un problema y protegerse, al igual que lo hemos hecho con la higiene bucal o con la dermatología”. Entre las complicaciones para la vista que citaba, la investigadora enumeraba “las cataratas o en el fondo del ojo una retinopatía, un daño en la mácula, que sería irreversible a día de hoy”. La invención del filtro Reticare, que bloquearía la llegada de luz azul a nuestras retinas, fue protegida por la Universidad Complutense de Madrid. La patente, en la que consta como inventora única la Dra. Celia Sánchez Ramos, reivindicaba lo siguiente:

Método, producto y elemento bloqueante de longitudes de onda corta en fuentes de iluminación de tipo LED que consiste en un sustrato con un pigmento distribuido de manera uniforme en su superficie y, porque dicho pigmento tiene una densidad óptica tal que permite la absorción selectiva de longitudes de onda corta comprendidas entre 380 nm y 500 nm en un rango comprendido entre el 1 y el 99%

Los filtros Reticare pertenecen en realidad a una familia de invenciones desarrolladas por el equipo de Sánchez Ramos, tales como lentes y visores, que pueden consultarse en el catálogo de patentes de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Complutense (ocho concesiones en el área de biotecnología y ciencias biomédicas y trece invenciones en el campo de ingeniería y física hasta la fecha). Tanto las lentes como Reticare han sido promocionados por contar con el “Certificado de Seguridad Retiniana” (CSR, coincidiendo con las siglas de la investigadora).

Según explican en la página web del certificado, “las lentes CSR son las únicas lentes del mundo que bloquean la "luz dañina" absorbiéndola para que no dañe nuestros ojos ni nuestro ambiente”. Las lentes CSR (normales, 2a y 2b), las lentes de contacto CSR y el propio Reticare -aunque hayan sido los filtros los que alcanzaran mayor impacto mediático- han sido publicitados como elementos para bloquear la luz azul. En la propia web del certificado CSR, se afirma que “las lentes CSR disminuyen el riesgo de DMAE [degeneración macular asociada a la edad] por efecto de la luz violeta y azul y de los rayos UV, a la vez que proporcionan una visión con mejor contraste”. La evidencia sobre la utilidad de los filtros Reticare en relación a estos problemas oculares ha sido discutida, como se analizará después.

Reticare
Celia Sánchez Ramos, en un momento de la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar

Reticare ha sido fruto de la investigación de los últimos quince años del equipo de la Dra. Celia Sánchez Ramos. La científica, según el CV normalizado más actualizado al que hemos podido tener acceso, es diplomada en Óptica por la Escuela Universitaria de Óptica de la Universidad Complutense de Madrid (1983) y licenciada en Farmacia por la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (1984). En 1986 fue nombrada Profesora Ayudante (LRU), y tres años más tarde, presentó la tesis doctoral Estudio de los estados de refracción visual en jóvenes universitarios y su relación con el uso de ordenador, dirigida por el Dr. Manuel Domínguez Carmona y la Dra. Margarita Romero Martín, en la que analizaba los efectos sobre la función visual que podía provocar el trabajo frente a ordenadores. La memoria estaba dedicada de forma especial a sus padres y a sus hermanas Begoña, Inmaculada y Mª Fernanda.

En 2008, Sánchez Ramos accedió a la plaza de Profesora Titular de Universidad. Dos años después defendía su segunda tesis doctoral, dirigida por el Dr. Julián García Sánchez y el Dr. Pablo Gil Manzanaro, en la que justificaba que “la luz puede producir un efecto tóxico en la retina de individuos vivos”. La memoria, presentada en la Universidad Europea de Madrid, se centraba en el análisis de la eficiencia de “filtros ópticos contra el efecto fototóxico del espectro visible en la retina”. Aunque en el documento no se utilizaba esa denominación, había nacido Reticare.

Sánchez Ramos ha sido ampliamente reconocida por su actividad en materia de transferencia de tecnología. En 2009 recibió el galardón a la Mejor Inventora del Año entregado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, y un año más tarde, fue galardonada con la Medalla de Oro del Gran Premio de Invenciones de Ginebra, donde conoció a Nilo García Manchado, según comenta él mismo. Su trabajo como inventora llevó a la Oficina Española de Patentes y Marcas a presentar su candidatura a los Premios Príncipe de Asturias. En 2012, Celia Sánchez Ramos era investida doctora honoris causa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Reticare
Celia Sánchez Ramos, en la Facultad de Óptica de la Universidad Complutense. Fotografía: Ariana Escobar

Estos premios y reconocimientos, recopilados en su página web a modo de "book científico promocional", fueron anteriores a la presentación en sociedad de Reticare. Un filtro que desde la rueda de prensa de 2013 ha sido objeto de controversia, de manera simultánea a su ascenso a la fama. En una entrevista realizada en el programa La aventura del saber de RTVE, Nilo García Manchado hablaba de la "luz tóxica que se está extrayendo [gracias al filtro Reticare] de la que emite el dispositivo". Aseveraciones de este tipo han levantado una gran polémica debido al alarmismo generado, por lo que cabe plantearse dos preguntas. ¿Quién está detrás de Reticare? Y en segundo lugar, ¿qué evidencia científica existe sobre los filtros?

El entramado empresarial

Las láminas desarrolladas por el grupo de Sánchez Ramos fueron patentadas por la Universidad Complutense de Madrid a finales de 2012. Según confirman ella misma y García Manchado, la UCM licenció los derechos a Alta Eficacia Tecnología y la spin-off sublicenció a su vez la invención a Tecnología Sostenible y Responsable. Esta es la cronología de Reticare, filtros que a su vez se relacionan con dos entramados empresariales diferentes: el de la familia García Manchado y el de la familia Sánchez Ramos.

Reticare

La familia García Manchado

Nilo, el empresario
Nilo, el empresario

Tecnología Sostenible y Responsable, creada en 2011, fue la empresa encargada de producir y comercializar Reticare a partir de la rueda de prensa de 2013. La compañía cuenta con dos marcas registradas, Reticare y Eyecare, aunque Nilo García Manchado prefiere no comentar en qué consistirá este segundo proyecto al encontrarse actualmente en desarrollo. Sí insiste, sin embargo, en que el objetivo de su compañía tanto en Reticare como en Eyecare se basa en "defender los ojos de las personas", según sus palabras. Además, Tecnología Sostenible y Responsable es filial de Crambo Alquiler, una empresa constituida en 1999 por la familia García Manchado.

Reticare

Esta empresa, Tecnología Sostenible y Responsable, fue también la encargada de impulsar Reticare Inc, la filial estadounidense de la compañía que recibió 3,25 millones de dólares el pasado mes de julio al vender un 10,83% de las participaciones a un fondo de inversión liderado por una aseguradora. Nilo García Manchado reconoce que la empresa "necesitaba algo de capital para acercarse a un mercado como el americano", por lo que valora el movimiento como muy positivo. Además de Crambo Alquiler y Tecnología Sostenible y Responsable, la familia García Manchado controla una red de empresas entre las que también se encuentran Crambo S.A., Spotlinker o IP Más D Hospitality Solutions.

Crambo produce las tablets de la marca Vexia, que se venden junto a las láminas Reticare, motivo por el que estos dispositivos son más caros que otras marcas, como nos explica García-Manchado. Según recogía el Boletín Oficial del Estado, Crambo aparece en una adjudicación pública a 0,00 euros de la Dirección General de Patrimonio del Estado. García-Manchado reconoce no saber de qué se trataba. Visto esto, contactamos con quien mejor nos podía aclarar este acuerdo marco a 0,00 euros: Eva Belmonte, responsable de Proyectos de Civio y autora de El BOE nuestro de cada día. Belmonte comenta que los acuerdos marco figuran sin precio porque se trata de licitaciones conjuntas, pero no son contrataciones. Por tanto, todas las administraciones que llegado el momento necesiten uno de los productos ofertados, lo contratan libremente, y también son libres para publicar la contratación, o no. “De forma que luego nadie lo hace”, señala Eva. Así, las tablets Vexia de Crambo figuran en una lista en la que también aparecen tablets de Apple, Samsung o BQ. ¿La diferencia? Las Vexia son de las más baratas de la lista. En la Plataforma de Contratación del Estado pudimos constatar este acuerdo, cuyos pliegos y condiciones figuran en este PDF. También es posible consultar la resolución de la adjudicación, del año 2013.

Reticare

La familia Sánchez Ramos

Celia, la investigadora
Celia, la investigadora

Dado que la patente de los filtros Reticare es propiedad de la Universidad Complutense de Madrid, el acuerdo de licencia entre Tecnología Sostenible y Responsable debería ser con la institución académica. Sin embargo, Nilo García Manchado afirma que su empresa solo mantiene un acuerdo de colaboración con la UCM, mientras que el acuerdo de licencia se realizó con Alta Eficacia Tecnología.

La spin-off de Sánchez Ramos, creada en 2006, no tiene participación de la UCM en su capital social. La razón, como asegura la científica, se debió a que anteriormente por ley las instituciones académicas no podían participar en el capital social de este tipo de compañías. Sergio Carrasco, abogado especializado en Derecho Público y Derecho Tecnológico, contradice esta versión, ya que sostiene que "la Ley Orgánica de Universidades (LOU) ya habilitaba para ello". En cualquier caso, Alta Eficacia Tecnología contaba con un único empleado en 2013, tres menos que en el ejercicio anterior, según la información a la que hemos podido tener acceso.

Al igual que ocurría con el grupo Crambo, Alta Eficacia Tecnología también presenta un carácter eminentemente familiar, pues la administradora única de la empresa es Fernanda Sánchez Ramos. Anteriormente constaban como administradores únicos José Antonio e Ignacio Pontijas Sánchez. Pero estas no son las únicas coincidencias con Tecnología Sostenible y Responsable.

Reticare

La spin-off de la UCM presenta dos marcas registradas, el Observatorio Iberoamericano de la Salud Visual y Alta Eficacia Tecnología. A través de la primera marca, la investigadora ha realizado proyectos de telemedicina e informatización contra la ceguera evitable en países como Paraguay, una iniciativa de cooperación al desarrollo subvencionada con 26.250 euros por la Universidad Complutense de Madrid, según se puede leer en la página web de Sánchez Ramos. En la entrevista, la científica enumera otros proyectos similares en Mozambique, Ecuador o Bolivia. Es muy llamativo que el acuerdo de licenciar Reticare no sea entre Alta Eficacia Tecnología y la Complutense, sino entre la spin-off y Tecnología SosteniblePero el objetivo de la empresa no es la realización de iniciativas de carácter social, por loables que estas sean, sino "la investigación y desarrollo experimental en ciencias naturales y técnicas". Y en particular, como apunta Sanchez Ramos, la comercialización de sus patentes.

Por ello llama la atención que el acuerdo de licencia de Reticare no sea entre Alta Eficacia Tecnología y la Complutense, sino entre la spin-off y Tecnología Sostenible y Responsable. Nos hemos puesto en contacto con la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Complutense para aclarar este punto. Como nos explica Sergio Carrasco, "si la patente la tiene la Universidad en sí, se suele licenciar a la spin-off, formando parte del capital de la misma". De hecho, muchas de las spin-off ya incluyen una mención a las condiciones ventajosas a la hora de adquirir licencias de explotación de la Universidad, por ejemplo. Como Alta Eficacia Tecnología no es titular de la patente de Reticare, no le correspondería realizar el acuerdo de licencia a menos que anteriormente haya obtenido dicho derecho negociando con la Universidad, nos aclara el también presidente de la Asociación Derecho en Red. Sánchez Ramos asegura que efectivamente Alta Eficacia Tecnología había licenciado la patente a la UCM, aunque este extremo no podemos confirmarlo, puesto que la OTRI no ha querido facilitar esta información.

Reticare

Lo que sí hemos conocido es que Alta Eficacia Tecnología tiene una relación directa con Alta Eficacia S.L., una empresa constituida en 1991 cuyo administrador único y presidente del Consejo de Administración es Miguel Sánchez Roda. Este negocio está vinculado con el sector de la publicidad y cuenta también con Fernanda y Begoña Sánchez Ramos -hermanas de la científica- como apoderadas de la empresa.

Según señalaban en una reseña del IESE, la compañía ha realizado más de 800 proyectos de comunicación, marketing y desarrollo de negocio para empresas y entidades como la Fundación Mapfre (la misma institución que ha otorgado financiación para proyectos de investigación de Celia Sánchez Ramos), Canal de Isabel II, Telemadrid, Canon, Nestlé España o la Fundación Española del Corazón. Alta Eficacia tiene además registradas cinco marcas. Los tres primeros son proyectos con la Fundación Mapfre, los otros dos están directamente relacionados con Reticare.

  • Médicos por la Seguridad Vial
  • Seguridad Vial para Jóvenes
  • Cuidadosos
  • CSR
  • CSR Certificado de Seguridad Retiniana

La familia Sánchez Ramos es propietaria de otras compañías relacionadas con el comercio mayorista, el sector de la óptica o la formación. En el primer caso hablamos de Factoría de I Más D, que al igual que sucedía con Alta Eficacia Tecnología, tiene registrada como marca la Fundación Europea contra la Ceguera Evitable. En el segundo caso se trata de la Óptica Sanra, establecimiento propiedad de los padres de Celia Sánchez Ramos desde los años setenta y en el que la científica ha realizado declaraciones a medios como RTVE o Antena 3. La tienda ha colaborado con la UCM y empresas como Marco Aldany o Canon (esta última también cliente de Alta Eficacia) para el desarrollo del “protocolo de ceguera evitable”, unas pruebas que se realizan en la misma Óptica Sanra sobre la degeneración macular asociada a la edad. Across Formación Internacional es la última empresa familiar, dedicada a la enseñanza.

Reticare

A pesar de no estar ligadas directamente con la gestión y dirección de estas compañías, dos personas más de la familia Sánchez Ramos están asociadas con Alta Eficacia. Celia Ramos Pérez e Inmaculada Sánchez Ramos, según la documentación a la que hemos tenido acceso, poseen cada una el 16,6% de las acciones de la empresa. Inmaculada es la tercera hermana de la investigadora, ingeniera superior de telecomunicaciones y diplomada en óptica, cuya carrera profesional no está relacionada con los negocios familiares, sino con las telecomunicaciones, el desarrollo de negocio, la consultoría y la política. Hasta las pasadas elecciones municipales, fue concejala y portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid.

La relación entre Celia Sánchez Ramos y Nilo García Manchado, tras conocerse en Ginebra, no quedó en una mera relación de acuerdo de licencia por Reticare. Juntos han participado en decenas de programas y entrevistas alertando de la luz "tóxica" de los dispositivos móviles y hablando de la necesidad de utilizar estos filtros. También son los inventores de una patente de la Universidad Complutense de Madrid y Crambo S.A., concedida y publicada con el número de solicitud PCT/ES2013/070476.

Las patentes son sin duda dos características que comparten la investigadora y el empresario. Como comentábamos anteriormente, Sánchez Ramos ha recibido premios y reconocimientos al ser pionera en la protección de invenciones antes de publicarlas. Durante los últimos años, España también ha promovido la protección de la actividad inventiva a través de "subvenciones para el fomento de solicitudes de patentes y modelos de utilidad", otorgadas por el Ministerio de Industria. El BOE de 2010, 2011, 2012 y 2013 recoge las diferentes resoluciones, por las que el grupo Crambo recibió cerca de 50.000 euros en ayudas y el grupo Alta Eficacia, subvenciones superiores a los 80.000 euros en total. Los documentos muestran también que los grupos empresariales de ambas familias han sido muy proactivos en los últimos años a la hora de desarrollar y proteger sus invenciones, aunque tal vez la patente más famosa y polémica sea la de Reticare.

¿Qué evidencia científica existe?

¿La luz daña nuestra vista?

Reticare, lámina diseñada por el grupo de Sánchez Ramos y comercializada por Tecnología Sostenible y Responsable, ha sido promocionada como un filtro que bloquea la luz “tóxica” de las pantallas. ¿Pero mirar a las pantallas de los dispositivos móviles o de los ordenadores daña realmente nuestra vista? Para responder a esta pregunta, hemos contactado con el Dr. Félix Armadá, Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario La Paz y que apareció en la rueda de prensa de presentación de Reticare. “En principio [la luz de las pantallas] no daña los ojos”, una afirmación que también comparte el oftalmólogo Rubén Pascual, autor del blog Ocularis. Según el oftalmólogo Rubén Pascual, "para que la luz fuera realmente dañina habría que estar a dos centímetros de la pantalla sin parpadear durante 6 o 7 días"Para que la luz fuera realmente dañina “habría que estar a dos centímetros de la pantalla sin parpadear durante seis o siete días”, explica Pascual, quien además es responsable de la sección de Oftalmología infantil y Estrabismo en el Hospital San Pedro en Logroño. Por otro lado, Enrique Orellana, portavoz del Consejo General del Colegio de Ópticos-Optometristas, señala que "no se puede considerar que la luz que emiten los dispositivos electrónicos sea perjudicial inicialmente", en relación al "uso habitual de una tablet o un teléfono móvil".

Asimismo, Pascual también comenta que "la luz visible no es tóxica a las intensidades de los dispositivos". Sin embargo, existe cierta controversia científica en relación a un posible daño acumulado a largo plazo. La propia Celia Sánchez Ramos sostiene que "al menos en un año estamos expuestos a 5.000 y 6.000 horas con los ojos abiertos ingiriendo luz". Armadá habla de "hiperestimulación" al valorar el impacto de la tecnología LED sobre nuestra vista. ¿Qué dice actualmente la evidencia? El Dr. Josep Torras, Director de Docencia del Instituto Clínico de Oftalmología del Hospital Clínic de Barcelona, nos comenta que "en general la luz que se considera dañina es la luz ultravioleta, y que las pantallas de los dispositivos ya incluyen un filtro para esta radiación". Torras admite que existen algunos estudios que apuntan que la luz azul podría ser perjudicial, aunque también afirma que "está presente en el ambiente" y que precisamente "el cristalino es un filtro de luz azul". Orellana asegura que "no se puede decir que la escasa radiación azul que puede emitirse por parte de estos instrumentos acabe siendo perjudicial en todos los casos o de manera sistemática". En relación al daño acumulado, apunta que "con la documentación y los estudios que tenemos, no se puede aseverar de una manera taxativa".

Reticare fue desarrollado basándose en trabajos como el estudio antes mencionado de Photochemistry and Photobiology. Sus conclusiones, y en particular, la muerte del 89% de las células de la retina en ese experimento, han sido empleadas como reclamo publicitario desde Tecnología Sostenible y Responsable. Al ser preguntada sobre el alarmismo generado en ese sentido, Sánchez Ramos se defiende comentando que "yo no he dicho nunca que se muera el 89% en humanos, yo he dicho lo que he hecho. Yo no miento nunca, yo soy una científica de prestigio internacional y quiero que se me respete". Armadá nos explica que “la sobreestimación [de los experimentos] no es real”, algo en lo que coincide de nuevo Pascual. “Se conoce que existe un daño agudo a intensidades altas y que puede darse daño crónico con la utilización de láseres o luz artificial”, señala el oftalmólogo y divulgador, “pero hay normativa en Europa y Estados Unidos con disposiciones sobre energía radiante y tiempo de exposición en animales y humanos en relación a enfermedades conocidas”.

Reticare
Imagen: Ariana Escobar

Pascual se refiere, entre otros documentos, al **informe del Departamento de Energía de EEUU, en el que se asegura que la luz de las pantallas no es dañina para nuestra vista. Aunque Armadá afirma que desconoce los detalles de las investigaciones in vitro, sí cita un estudio realizado en pez cebra publicado por Sánchez Ramos en 2013, en el que se investigó el impacto de los ciclos de luz-oscuridad (12 horas cada uno) o ciclos continuos (24 horas) de las longitudes de onda correspondientes a luz azul y luz blanca. La investigación realizada durante diez días, según Sánchez Ramos, mostró la regulación del complejo proteico BDNF/TrkB y su posible papel en el desarrollo de retinopatías. Armadá aclara que “el pez cebra no es igual que otros modelos animales, y que para comparar los efectos de la luz con una situación similar a la que habría en humanos, deberíamos utilizar monos”. Torras, por su parte, apunta que los resultados obtenidos son datos a tener en cuenta, pero añade que "las condiciones en el laboratorio no son superponibles a las condiciones normales del ojo".

¿Hay algún problema entonces en usar dispositivos móviles como un iPhone o una tablet? ¿Es la luz azul “tóxica”, como afirman desde el equipo de Sánchez Ramos? Armadá sostiene que no hay problema en utilizar nuestro iPad o iPhone y que no existe ningún trabajo que relacione la luz azul directamente con la degeneración macular asociada a la edad, como sí afirman en algunos anuncios publicitarios de Reticare. Pascual añade que “no son trasladables los experimentos realizados in vitro o en animales a lo que ocurre en humanos”, como afirma Torras. “Desde hace tiempo se realizan estudios sobre la posible fototoxicidad en modelos animales, pero el ojo humano tiene herramientas para prepararse y protegerse frente a la luz”, apunta el autor de Ocularis. Mecanismos como la pupila o el párpado e incluso la existencia del cristalino son fundamentales para que nuestros ojos puedan estar preparados para la luz y protegidos frente a ella, tal y como señalan también desde el Gobierno de Estados Unidos. Torras nos explica que "el epitelio pigmentario es la capa más profunda de la retina", y que para que exista un daño en esta zona -tal y como plantean desde Reticare-, la luz debería sobrepasar los mecanismos citados por Pascual, además de otras barreras como la córnea, el humor vítreo y el acuoso y las nueve capas de células que protegen el propio epitelio pigmentario de la retina.

Celia Sánchez Ramos durante la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar.
Celia Sánchez Ramos durante la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar.

Tecnología Sostenible y Responsable muestra en el apartado sobre la evidencia científica de Reticare que “la Academia Americana de Oftalmología afirma que, además de la luz ultravioleta, la luz visible de alta energía puede producir daños fotoquímicos en la retina”. Para conocer la valoración de la propia entidad, nos pusimos en contacto con el Dr. Rahul Khurana, portavoz de la sección de oftalmología clínica en la Asociación Americana de Oftalmología. Este especialista nos explica que “la exposición a luz azul no presenta un efecto fototóxico sobre nuestras retinas" y que "nada que salga de las pantallas causa daño”. Khurana también indica que “no hay evidencia de que mirar a las pantallas de los dispositivos móviles u ordenadores provoque ningún daño", y que "el único efecto podría ser un aumento de la sequedad por la disminución en el número de parpadeos realizados al estar observando fijamente este tipo de pantallas”.

Al mostrarle la investigación de Photochemistry and Photobiology, Khurana afirma que “la naturaleza del estudio es limitada y que no aplicaría esos resultados a la vida real, sino que seguiría las recomendaciones oficiales del Departamento de Energía de EEUU”. Asimismo, el portavoz de la Asociación Americana de Oftalmología asegura que “la relación entre las luces LED y un posible daño a la retina o a la degeneración macular asociada a la edad es muy tenue”, por lo que insiste en apoyarse en el documento del gobierno norteamericano y no en los trabajos realizados por Reticare. Una opinión en la que también coincide el Dr. Mike Burdon, del Comité Científico del Real Colegio de Oftalmología de Reino Unido, quien mantiene que “la declaración del Departamento de Energía de Estados Unidos es una evaluación muy razonable del estado de los conocimientos en relación al impacto y la seguridad de la luz”, aunque prefiere no hacer comentarios con respecto a Reticare.

Reticare

La Sociedad Española de Oftalmología (SEO) también se pronunció al respecto sobre el tema, con unas declaraciones compartidas por la Sociedad de Investigación en Retina y Ciencias de la Visión (SIRCOVA) en su página web. La SEO ha afirmado que “al no existir estudios científicos en humanos de que la luz azul visible sea la causante de la degeneración macular y que los filtros para smartphones y tablets eviten la misma, no recomiendan el empleo de tales filtros en dichos dispositivos”. Sánchez Ramos, sin embargo, nos insiste en que "la intensidad de las pantallas es tan elevada como para provocar un daño". Las opiniones consultadas por este medio inciden en que es muy difícil saber con certeza si a largo plazo la luz azul será perjudicial para nuestra vista. "La degeneración macular va aumentando con la edad", apunta Torras, quien también añade que "es posible que la luz sea uno de los factores que predisponga", aunque todavía no se haya confirmado con certeza absoluta. Para ello también se debería tener en cuenta que nuestra esperanza de vida ha aumentado y que la genética influye en el desarrollo de este tipo de trastornos oculares.

A pesar de que la evidencia científica niega las rotundas afirmaciones de Reticare, la compañía dirigida por García Manchado habla del “nuevo síndrome de pantalla” para referirse a síntomas como la fatiga visual, el dolor de ojos y de cabeza o el incremento de riesgo de la degeneración macular. Los expertos que hemos consultado, sin embargo, rechazan estas aseveraciones. Armadá, por ejemplo, comenta que “la fatiga ocular se debe a la sequedad del ojo, provocada por una disminución de la frecuencia de parpadeo, lo que a su vez se manifiesta con síntomas como picor o escozor”. Pascual critica “la especulación” que realizan en los anuncios, pues no hay evidencia de daño agudo o crónico relacionado con la luz azul, fuera de los que puedan producirse en profesiones como la de soldador como consecuencia de accidentes industriales (y en ese caso tampoco estaríamos ante una exposición a luz azul, advierte). Además, hay que tener en cuenta que las intensidades de luz a las que se expone un soldador son muy elevadas, a un nivel completamente distinto de lo que entendemos que sucede en la vida diaria normal.

Armadá, al ser preguntado sobre la utilización de Reticare, apunta que “en un ordenador no está de más emplear este tipo de filtros”. Torras piensa que estas láminas podrían ser utilizadas como "medida preventiva", aunque advierte que las afirmaciones realizadas "no deberían tomarse como algo alarmante". Pascual, por el contrario, explica que “cualquier plástico o gafas amarillas harían lo mismo”, sólo que nos saldría mucho más barato –los precios de las láminas Reticare van desde los 12,95 euros (smartphones y videoconsolas), 19,90 euros (tablets), 31,95 euros (portátiles), a los 39,90 euros y 49,90 euros (monitores). “Es triste que utilicen a la Universidad Complutense de Madrid o a la Oficina Española de Patentes y Marcas para apoyarse en su prestigio y renombre”, prosigue el creador de Ocularis, blog de divulgación de oftalmología.

¿Son los niños más vulnerables?

“Proteger las pantallas con Reticare es imprescindible para sus ojos y los de su familia, especialmente los niños”. Así empieza uno de los anuncios de Tecnología Sostenible y Responsable para promocionar los filtros. ¿Publicidad del miedo o evidencia contrastada? Durante la entrevista, Nilo García Manchado sostiene que “los niños tienen el cristalino completamente transparente” y que además “presentan una atracción tremenda” por este tipo de dispositivos. Al ser preguntada por la vulnerabilidad infantil y los efectos de la luz azul, Sánchez Ramos asegura que “hay pruebas exactas de que el cristalino de un niño de 12 años es transparente”.

¿Significa esto que necesitan mayor protección, como afirman desde Reticare? Pascual coincide en que “el cristalino de los niños es más transparente”, y que a medida que nos hacemos mayores, se va amarilleando. Sin embargo, de acuerdo al oftalmólogo, que el cristalino se vuelva amarillo con la edad “no ha demostrado ser eficaz para proteger nada de la retina”. Reticare referencia a una prohibición de uso de dispositivos en niños pequeños en Taiwán, pero tras consultar a la embajada, no tiene que ver con la emisión de luzPara Torras, el cristalino funciona como un filtro de luz azul que ayuda a nuestro ojo a estar preparado ante la luz. Además añade que “es difícil saber con certeza” ese posible daño y que láminas como Reticare pueden emplearse como “medida preventiva”. Para los más pequeños, en opinión de Orellana, “ahora mismo no hay suficiente evidencia de que eso pueda ser perjudicial en las dosis actuales”. En relación a este tema, García Manchado hace referencia a Taiwán. “No lo decimos solo nosotros, esos señores son los mayores fabricantes del mundo de pantallas”. De este modo saca a colación la prohibición del uso de pantallas a niños menores de dos años, “con multas de más de 2.000 dólares”, recalca. “¿Este informe puede tener algo que ver?”, se pregunta a continuación.

Nilo García Manchado durante la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar.
Nilo García Manchado durante la entrevista. Fotografía: Ariana Escobar.

Para responder a su duda, nos hemos puesto en contacto con la Oficina Económica y Cultural de Taiwán en España. A pesar de que la medida aludida por García Manchado ha aparecido en medios internacionales como CNN, la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de Niños y Adolescentes, aprobada por el Parlamento el 23 de enero de 2015, poco o nada tiene que ver con la actividad de Reticare. Según Mariano Velasco, responsable de prensa, “el texto hace, en efecto, una recomendación a padres y tutores para que los niños y adolescentes hagan un uso “razonable” de los productos electrónicos, pero no es demasiado concreta, no aclara qué se entiende por uso razonable”. Aunque existen reglamentos que contemplan multas, estas se refieren a la permisividad de los padres ante el uso de vídeos o publicaciones de contenido violento o sexual por parte de los menores o al consumo de alcohol. La medida, por tanto, no hace referencia en ningún caso a la luz emitida por los dispositivos y de acuerdo a la opinión de Armadá, tendría más sentido que en todo caso la recomendación tuviera como objetivo no distraer a los más pequeños antes que a problemas relacionados con la luz azul.

Recomendaciones oficiales

Además de Taiwán y Estados Unidos, otras regiones también han elaborado diferentes documentos en relación a las pantallas de los dispositivos. En particular, Francia y la Unión Europea han desarrollado dos informes sobre los potenciales efectos de la luz azul para la salud. El propio Nilo García Manchado apunta que “ANSES, el organismo de seguridad e higiene del gobierno de Francia, ha hecho un estudio muy serio sobre esto, que recomiendo leerse a las personas con esta opinión, que dice lo mismo que decimos nosotros”. En el documento publicado por ANSES en 2010, la entidad señalaba que había “un riesgo probado ante la exposición aguda de luz azul y que existía incertidumbre en torno a los efectos de la exposición crónica a dosis bajas”. Por ello, recomendaban en primer lugar evitar la luz con un fuerte componente azul en lugares donde estuvieran los más pequeños, así como objetos con los que jugaran los niños. En segundo lugar, ante la falta de evidencia actual, la institución también pedía que se realizaran estudios clínicos (en seres humanos) para definir los valores límite de exposición a luz azul y determinar los efectos, si los hubiera, a medio o largo plazo.

Fotografía: Ariana Escobar.
Fotografía: Ariana Escobar.

ANSES valoraba de este modo los estudios sobre los daños en la retina observados en experimentos en cultivos celulares o modelos animales, como los realizados por Sánchez Ramos y otros grupos de investigación. Sin embargo, en el documento completo (disponible en francés) la entidad señalaba que “en la actualidad hay pocos datos para cuantificar los riesgos de salud asociados [con la luz azul]”. En ese sentido, ANSES explicaba que “el nivel [de riesgo] depende de la dosis de luz azul acumulada a la que la persona ha sido expuesta”. De esta forma, proseguía la entidad, “se trata generalmente de exposiciones moderadas durante largas temporadas”, algo similar a lo planteado por los especialistas consultados. La agencia francesa también comentaba en las conclusiones del informe que “la cuestión de si el daño acumulativo […] en dosis bajas podría, en el largo plazo, promover la degeneración macular sigue sin respuesta”. Además, también hacía hincapié en que los estudios epidemiológicos sobre las lesiones maculares “no han identificado por unanimidad” la exposición al Sol como un factor de riesgo.

Un año más tarde, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicaba un informe sobre los efectos de la luz artificial en nuestra salud. Por un lado, la agencia comunitaria también admitía los daños en la retina observados en los experimentos ​in vitro​ como consecuencia de la exposición aguda a luz azul. En relación a la exposición acumulada de luz azul por debajo de los niveles que causan efectos agudos, la EFSA también recogía los problemas vistos en estudios en cultivos celulares y modelos animales. Al igual que ANSES, la entidad europea señalaba que no existe evidencia consistente sobre que la exposición a largo plazo al componente azul de la luz solar se relacione con daños en la retina o la aparición de degeneración macular.

Refiriéndose en particular a la luz azul de iluminación artificial, la EFSA consideraba que las lámparas de riesgo cero no tienen un impacto mayor que el que tendría la luz solar. La agencia europea sostenía que la luz azul de lámparas de grupos de riesgo 1, 2 o 3 –usadas de manera inapropiada, matizaba la EFSA- podría provocar daños en la retina. “No hay evidencia sobre la extensión del uso de este tipo de lámparas en situaciones prácticas”, señalaba la agencia. En otras palabras, las lámparas empleadas hoy en día –que se ajustan a la legalidad- no deberían ocasionar problemas, y menos las que se utilizan en las pantallas de los dispositivos.

¿Se están vendiendo los filtros de Reticare?

Para comprobar si los filtros Reticare son comercializados y aceptados por el público general, contactamos con diversas tiendas de óptica. En primer lugar, charlamos con la responsable de un establecimiento situado en Barcelona. La joven nos responde que "está a favor de estos filtros" al comentar nuestras dudas. “Básicamente evitan que la mayor parte de luz azul a la que estamos expuestos por las pantallas móviles llegue a la retina, además provoca alivio al cabo del día”, puntualiza.

¿Comparten estas reflexiones en otras ópticas? El segundo establecimiento está en el centro de Madrid, muy próximo a Atocha. No hace falta adivinar si están o no a favor de Reticare: cuentan con bastantes trípticos del certificado CSR en el propio mostrador. Preguntada por las críticas que han surgido sobre Reticare, la responsable zanja las cuestiones: “ha investigado mucho, fue profesora mía y hasta estuvo nominada al Príncipe de Asturias”. Ni una palabra sobre si la luz azul es tan dañina como la pintan o sobre la ausencia de experimentos en humanos y en condiciones más reales que las presentadas por Sánchez Ramos.

Imagen: Ariana Escobar.
Imagen: Ariana Escobar.

Debemos acercarnos a una tercera tienda, esta vez cerca de Embajadores en Madrid, para encontrarnos con las primeras dudas. “Yo no vendo Reticare, pero sí que tengo Blue Control de Laboratorios Hoya, ¿lo conocéis?”, responde el dependiente. El óptico continúa: “Yo lo vendo, pero no está comprobado, son simplemente filtros y lentes para prevenir un posible daño acumulativo”. ¿Entonces no es cierto que exista la fototoxicidad?, le planteamos. “No lo sabemos, y de momento los estudios que hay en células y animales no pueden extrapolarse a seres humanos, por las condiciones de exposición y tiempo que utilizan”.

Los filtros Reticare también se pueden adquirir en grandes superficies comerciales como Worten, El Corte Inglés, MediaMarkt, Telecor o Carrefour. Salvador Alsina, miembro del comité ejecutivo de la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (FEDAO), cita normas europeas sobre lentes que reconocen que "tomando los valores límite habituales, incluso en condiciones de iluminancia extremas, no cabe esperar ningún riesgo proveniente de la franja azul del espectro"; aunque también puntualiza que "existe división de opiniones sobre si podría existir algún riesgo". Según FEDAO, "tomar precauciones ante un posible riesgo no debería generar ningún tipo de controversia", en relación a la venta de láminas como Reticare. También añaden que "es evidente que el riesgo de que la luz azul acelere un proceso de cataratas o de daños en la retina es muchísimo mayor en un día soleado, incluso de invierno, que no por la utilización de dispositivos con iluminación LED". La Federación no ha podido darnos un dato concreto sobre el volumen de ventas de este tipo de filtros. ¿Cómo perciben los consumidores la comercialización de las láminas? Asociaciones como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han criticado su venta, como analizamos a continuación. Para saber si otras entidades de consumidores y usuarios comparten esas valoraciones, nos hemos puesto en contacto con FACUA-Consumidores en Acción. Rubén Sánchez, portavoz de la entidad, señala que no se han posicionado todavía.

Reticare ante las críticas

Reticare ha tenido voces discordantes desde prácticamente sus inicios. Una de las primeras, quizás la primera, llegó del blog de divulgación científica Ocularis, en su serie de artículos “Reticare, mentiras y negocio”. En ellos hablaba de una realidad deformada basada en unos estudios exagerados para respaldar el producto. Semanas después, Pascual publicó este otro artículo denunciando un intento de censura por parte de la compañía. Sobre esto mismo preguntamos tanto a Nilo como a Celia. García Manchado niega que hubiese cualquier tipo de intento de censura, y acusa al autor de Ocularis de difamar. Esa fue la palabra clave. “Uno tiene derecho a prestar una opinión, pero no a difamar.” También le preguntamos si finalmente hubo algún tipo de acción jurídica. “Lo que se le mandó fue por parte de un abogado una carta donde le decíamos que estaba difamando y que no era admisible la difamación. Nada más. ¿Eso es censurar?” Por su parte, Sánchez Ramos sostiene que visitó la web de Ocularis una única vez, cuando le advirtieron de la crítica a Reticare, y nunca ha vuelto a saber nada de dicho blog.

Reticare
Las dos caras visible de Reticare, durante las entrevistas con Hipertextual. Fotografía: Ariana Escobar

En febrero de 2014, la OCU publicó el informe Filtros Reticare, no hay nada demostrado, que concluía con la necesidad de una evidencia científica completa y profunda antes del lanzamiento comercial de un producto, y sobre todo antes de lanzar un mensaje de miedo en los medios de comunicación. Sánchez Ramos no se pronuncia específicamente sobre la OCU, sino que se centra en un tipo de críticas en general, con frases como “a mí lo que me molesta es que nos critique quien no ha hecho los experimentos” o “en ciencia para poder rebatir algo hace falta demostrarlo, y si no, no se puede rebatir.”

Es mucho más contundente García Manchado. Tilda el informe de la OCU como “absolutamente lamentable” y señala que tras aquel comunicado fueron varias personas del equipo de Reticare a sus oficinas, pertrechadas con material científico, dispuestas a hacer las pruebas de funcionamiento, pero se negaron a recibirles. También busca una correlación entre este informe y el hecho de que la OCU, en aquella época, tenía una promoción mediante la cual entregaba tablets a cada usuario, “que en muchos casos acababa en manos de niños”. No entendemos qué tenía que ver esto con los supuestos “posibles intereses” de los que habla. “Si es una organización que defiende los intereses de los consumidores, debería facilitar la posibilidad de que esos consumidores se protegiesen de ese elemento”. Finalmente apunta que “está estudiándose” la posibilidad de abrir un proceso judicial tanto contra la OCU como contra Ocularis, pero que no hay ninguno ya abierto actualmente.

Contra la cultura del miedo

Las fuentes a las que hemos consultado, referenciadas y ampliamente tratadas en los párrafos anteriores, apuntan hacia una misma conclusión: Reticare no es dañino a la vista, no es tóxico, pero (según la mayoría de respuestas) tampoco es tóxica la luz de la que supuestamente protegen dada la intensidad emitida por los dispositivos.

Ahí está el quid de la cuestión. Reticare no se vende sin más, como nos dijo la propia Celia, como “un producto en un escaparate que se elige comprar o no”. Sino que basa su distribución en una constante y poderosa presencia en medios de comunicación. Reticare ha aparecido, a través de sus creadores o vendedores, en TVE, Cadena SER, Antena 3, la Sexta, ABC, El Mundo, Onda Cero, Agencia EFE… Y Daily Mail, El Universal, CBS o 20/20 (ABC de Estados Unidos). Un amplio elenco de altavoces a través de los cuales los responsables de Reticare (bien como producto o bien como marca comercial) han podido difundir su mensaje de miedo, aunque ellos rechacen este adjetivo y prefieran hablar de “prevención”, lo cual choca con el nombre dado a la "luz tóxica". Y aludir constantemente a que la prevención nunca está de más.

Algo así se puede intuir de una frase literal de la entrevista con Nilo García Manchado:

A mí personalmente y creo que a cualquier padre de familia y cualquier persona bien informada, y creo que incluso si sois objetivos a ti y a ti, hay razones más que suficientes como para tomar medidas de prevención. Sobre todo si esas medidas de prevención no van a tener ningún resultado negativo.

Esto se une con el hecho de que el entramado empresarial de Reticare apunta a una fuerte vinculación de la venta de filtros con empresas de marketing, las cuales se han encargado de dar alas a un producto que apenas lleva dos años en el mercado. Una vez más, el negocio del miedo. En los medios de comunicación concordantes se llegaron a pronunciar frases como la siguiente, de Antena 3 en septiembre 2013:

Pasar horas frente a una pantalla de LEDs puede provocar conjuntivitis e incluso cataratas a edades muy tempranas. Para evitarlo, los expertos recomiendan controlar el tiempo de exposición, y colocar filtros.

Con mensajes como este, Reticare ha ido construyendo todo un entramado. Creemos que Reticare no es perjudicial más allá de suponer unos euros menos en el bolsillo, pero tampoco hay evidencia de que la luz sea "tóxica" como defiende la compañía mediante una denominación ("tóxica") claramente intencional, a tenor de las diferentes opiniones y estudios que nos han transmitido expertos de varias áreas, y de la evidencia científica de la que disponemos en la actualidad. Asimismo, no podemos recomendar su uso de forma generalizada. Y mucho menos a través de la cultura del miedo difundida en los medios de comunicación.