Estoy seguro de que tienes montañas de poliestireno en casa. Es ese plástico blanco, que se desmenuza en bolitas. También es ese otro material con el que se hacen las bandejas de comida que traes del supermercado. Vasos de plástico, relleno para diversos objetos, aislantes... la facilidad de uso y las propiedades del poliestireno lo convierten, probablemente, en el plástico más usado de toda la Tierra. Y por esa misma razón es también un importante contaminante. Porque los seres humanos, a veces, no tenemos medida. No es extraño encontrar, por tanto, restos blancos y amarillentos de este plástico repartidos por ahí. Por suerte, parece que tenemos un organismo, al menos, capaz de comerse el poliestireno y devolverlo a la atmósfera.
Tenebrio, el comedor de poliestireno
Hablamos, por supuesto del escarabajo de la harina, Tenebrio molitor. Sorprendentemente, la larva de este escarabajo (no el escarabajo en sí) es capaz de comer y degradar el poliestireno fácilmente, convirtiendo su merienda en dióxido de carbono (como el resto de seres vivos). Cada pequeña larva es capaz de comer 0,36 miligramos de poliestireno al día. El poliestireno es un polímero plástico que se obtiene del petróleo y que es capaz de durar en el medioambiente hasta 500 años fácilmente hasta que el calor lo destruye. Polímero quiere decir que está constituido por una repetición de moléculas iguales. Según el tratamiento, que usa calor, el poliestireno adquiere una forma u otra. La larva de Tenebrio es capaz de comer este polímero y despolimerizarlo, es decir, destruir estas cadenas para luego tomar El poliestireno es un polímero no biodegradable proveniente del petróleo que puede durar hasta 500 años
las moléculas y mineralizarlas. La mineralización consiste en convertir dichas moléculas en dióxido de carbono.
Si tenemos en cuenta que una larva de Tenebrio suele permanecer alimentándose durante unos dos meses, sería capaz de alimentarse de unos 21,6 mg. Y puesto que las larvas no ocupan más que unos milímetros, podríamos tener un bioreactor capaz de alimentarse de kilos y kilos de poliestireno que se convertirían en CO2. El CO2 puede tratarse para no ser vertido a la atmósfera, teniendo una planta limpia de tratamiento de plásticos. Además, las propias larvas pueden ser utilizadas para alimentación de animales o para generar biomasa. Además, Tenebrio no es una especie que sea especialmente invasora y es sencilla de regular y controlar, por lo que se podría emplear, incluso, en el tratamiento in situ de los residuos de poliestireno.
El truco del gusano
¿Y cómo es posible que una larva sea capaz de alimentarse de un plástico tan resistente como el poliestireno? Este polímero se emplea, entre otras razones, debido a que difícilmente se pudre, pues no hay (casi) organismos que consuman sus moléculas. Es difícil de usar incluso por los hongos, el reino famoso por comerse cualquier cosa. Pero claro, nada puede en contra de las bacterias. Los microorganismos, capaces de comer hasta uranio, ¿cómo no iban a poder con el poliestireno? Pues bien, pensábamos que esto era así hasta la llegada de Exiguobacterium sp., un bacilo que vive en las entrañas de los pequeños Tenebrio. La bacteria es capaz de biodegradar el polímero y brindar las moléculas resultantes a la larva para que esta continué el ciclo, alimentándose, como si de azúcar se tratase, y expulsando CO2.
Esta simbiosis no es nada extraña. Ya os hablamos de que, en realidad, somos Holobiontes, un conjunto de organismos con entidad propia y que viven gracias al conjunto. Este es un buen ejemplo. De hecho, Exiguobacterium puede vivir fuera de las entrañas de Tenebrio, pero su ciclo de vida y su alimentación no es tan estable. De hecho, la larva le da alojamiento, protección y asegura su supervivencia a cambio de los desechos de la bacteria. Es un precio bastante bueno para la supervivencia, ¿verdad?. Como Tenebrio molitor es una especie de interés comercial por sus larvas, sabemos mucho de su ciclo de vida y sus hábitos, los cuales no son peligrosos. Ahora, que además sabemos que es capaz de comer plástico, solo hace falta probar a poner una planta de biodegradación de plástico en marcha. Esta es sin duda una de las propuestas más interesantes que vamos a ver en mucho tiempo: sencilla, barata útil y limpia. ¿Qué más se puede pedir?