The Martian está triunfando a lo grande en las taquillas de Estados Unidos (en España se estrena el 16 de octubre y en otros países como México ya se puede ver) y está sirviendo para que la conversación sobre una posible expedición a Marte esté más viva que nunca. Aunque la historia de la película nos traslada a finales del año 2035, que es cuando la misión Ares III llega al planeta rojo, hemos querido saber cómo de realista es la historia y qué cosas, por el contrario, son totalmente ciencia ficción. Nos han ayudado a tal propósito el astronauta español Pedro Duque y científicos del CAB (Centro de Astrobiología de Madrid, asociado a la NASA).

Nota: Si bien no hacemos spoilers, hay ciertas partes del argumento que debemos mencionar para que se entienda lo demás. Si crees que esto te puede molestar, no sigas leyendo.

Lo realista

La fecha de la misión

Según la película, el Congreso de Estados Unidos aprueba la misión Ares III el 23 de marzo de 2033. A partir de ahí, se selecciona y prepara a la tripulación, se llevan a cabo las misiones de presuministro y, dos años más tarde, la nave Hermes parte hacia Marte en un viaje espacial de cuatro meses, por lo que aterrizarían allá a finales de 2035. Aunque depende de muchas variables (especialmente del dinero y el apoyo de instituciones públicas y privadas), las fechas que se barajan para que el hombre ponga un pie en el planeta rojo coinciden con la tercera década de este siglo. Aquí, José A Rodríguez-Manfredi, jefe del departamento de instrumentación avanzada del CAB, se muestra muy optimista, mientras que Pedro Duque tiene más dudas de que vaya a ser tan 'pronto'. "Depende del entusiasmo que pongan los gobiernos", sentencia Duque.

El humor

"Diría que un 30% de la tripulación de cualquier misión debe ser humorística. Suelen ser largos periodos de convivencia y hay muchos problemas que afrontar", dice Pedro Duque. Por tanto, el personaje de Mark Watney no es que sea así para hacer más amena la historia, sino que en realidad siempre debe haber algún 'graciosillo' que desatasque los momentos de tensión, medie en posibles conflictos y genere un buen ambiente de trabajo. Por eso mismo, como sucede en los reality shows, los miembros de la tripulación se eligen con unos castings bastante rigurosos, en los que se tiene muy en cuenta las diferentes personalidades, cómo encajarían y qué aportarían a la misión.

La jerarquía de la NASA

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Cuando le preguntamos a Pedro Duque sobre lo más realista que vio en de The Martian, responde sin dudar: "La jerarquía de la NASA, la relación entre los astronautas, los directivos, científicos y gobierno está muy bien reflejada, nos hizo sonreír a los que trabajamos en esto". Así que esa burocracia que vemos en el filme, esas frías tomas de decisiones o cómo se tiene en cuenta la comunicación y relaciones públicas son lo más cercano a la realidad. Interesante, ¿eh?

El gimnasio de la Hermes

"Es una nave muy lujosa, pero desde luego que haría falta un gimnasio", dice Pedro Duque. ¿Qué le pasa al cuerpo humano cuando se somete a largos periodos de ingravidez? Que tiende a adaptarse y los efectos no son demasiado buenos: los huesos pierden el calcio, los músculos se acostumbran a no tener que hacer fuerza, el cerebro entra en un modo de baja potencia, el corazón no bombea con la misma intensidad... Por esas mismas razones hay que cuidar la forma física y un gimnasio sería indispensable para que la tripulación no corriera riesgos de salud (especialmente para cuando hay que regresar a la Tierra).

El kit de primeros auxilios

Quizá uno de los momentos más polémicos de The Martian es cuando Mark despierta herido y tiene que curarse a sí mismo. Con la duda de si podría hacer eso que hace solo o si se desmayaría, Pedro Duque nos confiesa que en toda tripulación hay una preparación en primeros auxilios y que el kit que vemos en la película es bastante fidedigno al que se usa en realidad.

El polvo y la energía solar

Hay un momento en el argumento en el que el protagonista, Mark Watney, depende de recargar ciertas baterías a través de unos paneles de energía solar. Aunque pasada por alto en la película, en el libro hay una tormenta de arena que cubre una gran parte de Marte y que le hace la vida un poco más difícil a Watney. Que el cielo sea más opaco debido a la alta concentración de polvo es bastante coherente con que los paneles de energía solar no se carguen como deberían. Y hasta ahí podemos leer.

Conseguir agua

Aunque peligroso, el método de usar el oxigenador para quemar hidrógeno y conseguir agua tanto para él como para su invernadero es posible, pero seguramente ese 'sustito' que se lleva en uno de los experimentos iniciales no habría tenido un final feliz. Y, además, ya sabemos que esas trazas de sales hidratadas encontradas en Marte habrían cambiado la historia.

El Hab

El Hab, un diminutivo de 'habitat', sería un elemento indispensable para cualquier misión tripulada a Marte. Serviría como centro de operaciones, descanso y convivencia. De hecho, en abril de 2016 se va a llevar a cabo en Ríotinto (Huelva, España), una misión del proyecto Moonwalk en la que intervendrá un hab autodesplegable cuyo objetivo es el desarrollo de tecnologías y herramientas para la realización de actividades extravehiculares (EVA) por un astronauta y la asistencia de un robot. Se pretende simular dos ambientes, uno lunar a baja gravedad en las instalaciones de uno de los socios (COMEX en Marsella) y un ambiente marciano y con actividades astrobiológicas. Más datos en este informe.

La ciencia ficción

La tormenta destructiva

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En una de las primeras secuencias de la película interviene una gran tormenta que obliga a la tripulación a un despegue de emergencia de Marte. Vientos huracanados, objetos que vuelan con fuerza, visibilidad nula y el pobre Watney que se queda por el camino. En realidad, la atmósfera marciana es un tercio menos densa que la de la Tierra, por lo que una tormenta tan violenta no es demasiado realista. Puede que una tormenta en Marte sea peligrosa por otros motivos, pero esos vientos tan agresivos, que son los que desencadenan la trama, se sentirían más bien como una brisa en el citado planeta. Es una concesión que el propio Andy Weir reconoce.

El traje y la radiación

Ya hemos comentado que la atmósfera de Marte es un tercio menos densa que la de la Tierra. Aparte de la gravedad y lo que implica para una tormenta con vientos agitados, hay un pequeño gran detalle: la radiación espacial. Seguro que habéis escuchado algo sobre las llamaradas solares que, básicamente, son enormes explosiones de radiación que no suponen peligro para los humanos en nuestro planeta (solo para nuestros sistemas de comunicaciones), pero serían letales en Marte. La Tierra tiene una capa de protección contra la radiación de unos dos metros de ancha, mientras que la de Marte es de apenas una pulgada. Si se hubiera producido una ola de rayos X procedentes del Sol, Watney habría sufrido una horrible muerte (calcinado en segundos). Y el traje que lleva es demasiado fino como para que suponga una protección realista, por mucho que haya un centro de predicción del tiempo en el espacio para predecir este tipo de fenómenos.

El dinero de la NASA

Se calcula que una misión tripulada a Marte costaría entre 200 y 400 mil millones de dólares. El presupuesto anual de la NASA es de 18 mil millones de dólares, una cifra que no solo se destina a Marte, sino a ciencia espacial (que involucra a muchos otros astros y planetas), ciencia de la Tierra, tecnología aeroespacial y formación, entre otras cientos de cosas. Dado que es una agencia pública, depende en gran medida de algo tan básico como que el presidente apoye o no una expedición a Marte. Imaginad que todos los esfuerzos de la NASA se centran en Marte, hay elecciones, gana otro presidente y decide cancelar el programa. Serían muy malas noticias para la NASA y para la carrera espacial. Lo que está claro es que haciendo una proyección a dentro de 20 años, no parece sencillo que haya una financiación tan grande como para desplegar una misión como la Ares III.

China en secreto

Vale, ¿y qué pasa si Estados Unidos y China unen fuerzas? Pedro Duque nos confiesa que seguramente la colaboración entre las distintas agencias del mundo sea la clave, pero duda que se puedan llevar en secreto misiones como la que China lleva a cabo en la película. "Es algo muy difícil de ocultar", nos cuenta Duque.

La Pathfinder

La Mars Pathfinder lleva en el planeta rojo inactiva desde 1997. En la historia desempeña un papel crucial de cara a las comunicaciones de Watney con la Tierra, pero según nos comenta José A Rodríguez-Manfredi, es altamente improbable que eso hubiera podido producirse en realidad, tanto por la tecnología, que sería casi prehistórica dentro de 20 años, como por lo complicado que sería encontrar la frecuencia y dirección correcta para que la Pathfinder entrara en contacto con la NASA. Reconoce, eso sí, que el sistema de comunicación basado en código ASCII es bastante ingenioso.

Cultivar patatas

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Watney acaba usando sus propios excrementos y los de sus compañeros de tripulación como fertilizante para construir un invernadero improvisado y cultivar patatas. Este repulsivo plan sería bastante eficiente de no ser porque Marte tiene una tierra demasiado mala para cultivar nada. Su composición, aparte de que no pondría las cosas fáciles para que creciera ninguna planta, haría que el consumo de cualquier producto hipotéticamente cultivado fuera muy peligroso para el humano.

La nave-lona

¿De verdad alguien pensaba que desmontar casi por completo una nave y taparla con lona de plástico de la NASA haría posible un despegue como el que tiene que hacer Watney desde Marte?

La maniobra de rescate espacial

Ligado a lo anterior, está el hecho de que la Hermes tiene que cazar al vuelo a Watney y su nave-lona. Como los cálculos fallan, la Hermes tiene que recurrir a una maniobra de último momento que implica usar más de un 70% del combustible para poder alcanzar al 'marciano'. En términos simples: usan una especie de 'nitro espacial' para acercarse más a Watney. No obstante, esa maniobra destrozaría todos los cálculos hechos para volver a casa, y es que tanto la Tierra como Marte siguen moviéndose en su órbita. Ese cambio de última hora podría haber hecho que la Hermes aterrizara en la Luna en vez de en la Tierra. Daría para otra película, ¿verdad?