Una de las cuestiones que se han dejado de lado, lógicamente en mitad de debate sobre la independencia de Cataluña y de la consideración o no de elecciones plebiscitarias, ha sido la no ya salida del parlamento autonómico de algunos de los partidos que conformaban un núcleo fuerte, también la casi desaparición de algunos que, en el pasado, dieron que hablar por sus propuestas diferentes y alejadas del círculo mediático de la política.
En este grupo destaca uno que, como decimos, su casi desaparición se ha dejado en un segundo plano promovido por la situación, con cuestiones políticas de mayor trascendencia y, sobre todo, por el timing de algunas de sus propuestas; que en el contexto de unas elecciones autonómica de tal trascendencia bien podrían considerarse en la categoría del Això no toca, nunca mejor dicho. Estamos hablando del Partido Pirata, que en apenas tres años ha pasado del ya escueto número de 18.219 votos a la casi extinción que suponen 326 en la cita de este domingo; apenas un 0,01% de total de votos válidos admitidos.
No es muy difícil elucubrar las razones que han llevado al partido Pirata a su extinción política en Cataluña. En primer lugar, parte de su discurso, motivado por la aprobación de la Ley Sinde-Wert -en aplicación actualmente- se ha ido diluyendo para la ciudadanía por el auge de problemas sociales más importantes y alejados de la libertad para compartir contenidos en internet; contando además con que parte de su discurso inicial estaba totalmente desencaminado de la política efectiva y social y, en su forma más simple, provocaba su nacimiento como un efecto acción-reacción a la continua desvergüenza política para la regulación de internet a favor del ciudadano y a la no cesión de los lobbies tradicionales; y esto está muy alejado de lo que parte de electorado considera la base de la pirámide de Maslow política.
(...) Trabajaremos para que la legislación española tanto en materia de derechos de autor como en defensa, promoción y difusión de la cultura, compatibilice los derechos de los autores con los de los ciudadanos. Será parte de nuestra lucha, que se prescinda de terminología sujeta a confusión tal como propiedad intelectual, ya que puede anteponer intereses económicos al disfrute de la cultura por parte de los ciudadanos, en lugar de armonizar dichos intereses. (...)
Voto diluido entre la pro-independencia y el no
Esto, si dejamos de lado el fondo de las elecciones en Cataluña, ha sido lo que ha ido matando poco a poco al Partido Pirata dentro del común de los ciudadanos llamados a las urnas. Y es que, básicamente, la ausencia de un discurso fuerte en puntos clave y sobre todo, de propuestas políticas de relevancia social en la mayor crisis que ha visto la ciudadanía española -y a la que Cataluña no es ajena- unido a un total desinterés de la prensa y de los grupos de comunicación, ha sido el disparo de gracia de un partido político que, agotado el discurso de la libertad y transparencia política en la red, había pasado de moda incluso antes de pedir al electorado que depositase la papeleta. Y es que básicamente sus propuestas se basaban en Cultura y Derechos de Autor, Sociedad de la Información, Derechos y Libertades de los Ciudadanos (para internet) y Patentes.
Falta de propuestas políticas concretas en temas de relevancia social
Además, para esta cita electoral había una variable más que, aunque no ha sido ni mucho menos determinante para la estocada al Partido Pirata, si que ha ayudado mucho más a reducir su posición y, sobre todo, su número en el recuento de votos válidos. Y es que la percepción de parte de los ciudadanos y del círculo político sobre las elecciones plebiscitarias han provocado que el voto se haya diluido hacía dos vertientes principales: la de aquellos partido que apoyaban la independencia y la de aquellos que no.
Esta vez, muchos han convertido el voto indeciso en el mal llamado voto útil, delimitando las opciones políticas entre las dos vertientes, independentista o no, dentro del nutrido número de partidos que conforma cada núcleo político. En pocas palabras, esta vez el electorado tenía razones más importantes para ponderar su voto más allá de las políticas tan laxas que incluía el programa del Partido Pirata.
Recopilando, un discurso que ha perdido fuerza entre la ciudadanía, unas políticas muy alejadas de los verdades programas sociales y la cita de las elecciones catalanas, han sido sin duda determinantes para su casi extinción. No nos equivoquemos, parte de la culpa del hundimiento del Partido Pirata la ha tenido, sin duda alguna, el Partido Pirata. Y lo peor de todo es que esto va a ir a más.