Con la aprobación del matrimonio igualitario en 2005, nuestro país se convertía en el tercero del mundo en dar luz verde a la unión civil de parejas del mismo sexo, después de Holanda y Bélgica. Uno de los impulsores de la ley fue Pedro Zerolo, que antes de su fallecimiento el pasado mes de junio mostraba su preocupación por la creciente homofobia en España.España es el país con mayor aceptación de la homosexualidad en el mundo, pero la homofobia sigue existiendo
Este comportamiento, definido como la "aversión obsesiva hacia las personas homosexuales", es característico de países como **Rusia**, donde la aceptación del colectivo LGTBI es realmente reducida. Las medidas del gobierno de Putin, entre las que se incluyen una ley contra la "propaganda homosexual" o la retirada de la patria potestad a padres homosexuales, son una pequeña muestra de los ataques homófobos impulsados por la administración rusa, además de reflejar lo que sucede en la sociedad a diario.
¿Qué ocurre en nuestro país? Según datos del Pew Research Center, España es el país donde mayor aceptación hay de la homosexualidad (88%) en el mundo. ¿Significa esto que no existen ataques homófobos? Como denunciara Zerolo, este tipo de violencia sigue siendo una realidad en nuestro país. La historia de la homosexualidad en España, caracterizada por la lucha por la igualdad del colectivo LGTBI, cuenta ahora con un nuevo desafío: concienciar a la sociedad para terminar con la homofobia.
El primer paso: denunciar
Con ese objetivo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha puesto en marcha la campaña #ConLaVozBienAlta, en la que pretende animar a las víctimas de la homofobia en España a que denuncien este tipo de ataques. El vídeo de esta iniciativa también muestra que la sociedad ha de implicarse para frenar los delitos de odio por motivos de orientación sexual o identidad de género.
¿Cuál es la situación de la homofobia en España? La FELGTB ha señalado que el 57% de las personas del colectivo han sido alguna vez insultadas por su orientación sexual o su identidad de género. Estos ataques verbales no se quedan ahí, sino que muchas veces se convierten también en violencia física. Según el informe de la Federación, cuatro de cada diez personas han sido agredidas, pero solo el 10% de las víctimas denuncia.Solo el 10% de las víctimas de ataques homófobos denuncia los hechos, por lo que los datos son la punta del iceberg de una realidad más grave
Los datos de FELGTB chocan con la aceptación de la homosexualidad en nuestro país. Pero sus cifras son coherentes con un informe del Consejo General de la Abogacía en España: en 2014 se registraron 1.285 delitos de odio, la mayoría por homofobia. Los ataques por razón de la orientación sexual de la víctima sucedieron en 513 casos, por delante de los delitos racistas (475 denuncias), los dirigidos a personas discapacitadas (199), la violencia por motivos religiosos (63) o creencias antisemitas (24).
El preocupante número de casos de homofobia en España, a tenor del informe de la FELGTB, podría ser solo la punta del iceberg de una realidad mucho más dura. Según el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), el mapa de los ataques homófobos en nuestro país se extiende de punta a punta del territorio, de acuerdo a una iniciativa en la que recopilaron actos violentos ocurridos entre 1979 y 2007:
Preocupante aumento de la homofobia
Este tipo de ataques pueden incluir desde violencia física -como botellazos, puñetazos, apedreamiento o navajazos- a insultos y amenazas verbales. El suceso más simbólico ocurrió el 6 de octubre de 1991, cuando un grupo de neonazis asesinó a Sònia Rescalvo en el Parc de la Ciutadella en Barcelona. Seis jóvenes ultraderechistas pateaban hasta la muerte a la mujer transexual de 45 años, un acto que horrorizó a la sociedad catalana, donde precisamente había despertado el colectivo LGTBI.Galicia y Catalunya son las dos únicas regiones que cuentan con leyes autonómicas contra la homofobia
Veinticuatro años después de aquel crimen, la homofobia en España sigue siendo una realidad. El pasado mes de agosto, una transexual fue agredida e insultada en el barrio madrileño de Tetúan. Unos días después, otro grupo de neonazis atacaba a un grupo de homosexuales en un bar de Alcalá de Henares y posteriormente, una pareja era insultada y golpeada cerca del barrio de Chueca. En Asturias, Carla Díaz se tiró por un acantilado de Gijón después de haber sido acosada durante meses a gritos de "virola" y "bollera".
El caso de Carla, la joven que se suicidó con 14 años, es especialmente significativo, ya que muchos de estos ataques homófobos suceden en la adolescencia. Según un estudio publicado en la revista *Anales de Psicología*, el 30% de los estudiantes españoles habían participado en acciones homofóbicas como insultar. De acuerdo a las conclusiones de la investigación, el 65% de los jóvenes homosexuales habían sido agredidos verbalmente alguna vez, el 30% había sufrido exclusión, el 20% golpes y el 10% palizas. Son porcentajes que muestran que los ataques violentos de la etapa adulta no suceden fruto del azar, a pesar de que el 76,5% de los chicos y chicas de 15 a 29 años aceptaban el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En realidad son actos que se repiten de manera casi silenciosa, sin que exista un fuerte respaldo político para terminar con la homofobia en España. Solo Galicia y Catalunya cuentan con leyes autonómicas contra este tipo de violencia. El Código Penal también contempla como agravantes los delitos por razones de "orientación o identidad sexual", aunque son muchos los que piden una ley estatal que garantice los derechos de las personas LGTBI. El pasado mes de mayo, coincidiendo con el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, el Ministerio de Sanidad anunció la realización de acciones para informar y sensibilizar a la sociedad.
A pesar de la aparente aceptación de la homosexualidad, la homofobia en España sigue siendo un gravísimo problema del que probablemente desconozcamos su magnitud real. Iniciativas como la presentada hoy por la FELGTB son un pequeño paso para concienciar a la sociedad acerca de esta situación, que también debería comprometer a la clase política para impulsar nuevas medidas con las que ponerle freno.