mayores maratones

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Un maratón es, sencillamente, una carrera de larga distancia que se celebra en los Juegos Olímpicos, en eventos anuales e incluso en favor de causas sociales por todo el mundo. Su historia es, cuando menos, curiosa, tanto lo que se refiere a su nombre como a la distancia oficial recorrida, digna de ser contada.

La historia de los maratones

El 12 de agosto del año 490 antes de Cristo se libró en Grecia la batalla de Maratón, en la que los griegos vencieron a los asaltantes persas; y se cuenta que, dos días después, Filípides corrió treinta y tantos kilómetros de Maratón a Atenas, después de luchar, para morir allí de fatiga anunciando: “Hemos vencido”.

Pero esta versión tan extendida se la debemos a Luciano de Samosata, que vivió más de seiscientos años después de la contienda. Y un siglo antes, Plutarco le atribuye la carrera a un heraldo griego de nombre Tersipo o Eucles, El nombre de los maratones se lo debemos a una hazaña pseudohistórica de un soldado griego llamado Filípides del siglo V a. C.según le había leído a un autor del siglo III a. C. llamado Heráclides Póntico. Sin embargo, al margen de sus referencias al dios Pan, es mucho más razonable lo que el historiador Heródoto contaba algunas décadas después de la batalla, y es que Filípides era un hemeródromo, es decir, un mensajero que llevaba la correspondencia oficial de un lugar a otro con gran rapidez, y fue enviado por los generales de Atenas a Esparta, con unos 225 kilómetros entre ambas, para solicitarles ayuda contra los persas, quienes, tras su derrota en la llanura de Maratón, podrían rodear la península Ática en sus barcos y atacar Atenas. Heródoto, de hecho, relata que los que verdaderamente recorrieron rápidamente la distancia entre Maratón y Atenas fueron los soldados del ejército griego para defenderla, espantando así a los persas por segunda vez, que tardaron más que ellos en arribar.

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Estatua de Filípides en la carretera de Maratón - Wikipedia

Recordando la fábula de Filípides, el filólogo decimonónico Michel Bréal le propuso a Pierre Frèdy, barón de Coubertin, pedagogo, historiador y creador de los Juegos Olímpicos modernos, incluir una carrera con el nombre de maratón dentro del programa de los mismos. Y así se hizo: el primero tuvo lugar en Atenas en 1896.

Como es lógico, hay una distancia oficial que deben recorrer los que participan en los maratones: 42.195 metros. Pero ¿por qué exactamente esa? La estableció la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo Las mujeres no pudieron correr maratones hasta los años 70 del siglo pasado, y en los Juegos Olímpicos, hasta los de 1984(IAAF) en un congreso que tuvo lugar en Ginebra en 1921, fijándose en aquella que se había determinado para los Juegos Olímpicos de Londres de 1908: esos kilómetros son los que hay entre la ciudad de Windsor del estadio londinense White City, y la reina Alejandra insistió en sumar los últimos metros para que la meta se situara ante el palco presidencial del estadio, en el que, por supuesto, estaría ella para ver el momento en que la atravesaran los atletas.

Lo lamentable de los maratones, como en otras modalidades deportivas, es saber que las mujeres hubieron de esperar a la década de los setenta del siglo pasado para poder correrlos, y que hasta los Juegos de 1984 en Los Ángeles no participaron en un maratón olímpico. Reseñable fue el caso de Kathrine Switzer, la primera mujer que corrió el maratón de Boston en 1967, habiéndose inscrito con sus iniciales y a la que un energúmeno de la organización quiso sacar de la competición interceptándola en plena carrera porque, como la mayoría por entonces, pensaba que “aquello no era cosa de mujeres” pues se las veía incapaces de completar el recorrido. Qué lección les dio Switzer a todos, quien además ganó el maratón de Nueva York en 1974 y quedó segunda en la propia Boston al año siguiente con su mejor marca.

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Incidente contra Kathrine Switzer en la maratón de Boston de 1967 - Wondrus.la

Los grandes maratones de nuestro tiempo

Un vendedor de agua ateniense llamado Spiridon Louis y conocido como Spyros fue el que, contra todo pronóstico, ganó el primer maratón de los Juegos Olímpicos, venciendo al favorito griego, Kharilaos Vasilakos, y a los renombrados corredores Teddy Flack y Albin Lermusiaux. Había sido seleccionado por quien era su superior directo durante el servicio militar, el entonces coronel Papadiamantopoulos, y está claro que no le decepcionó. **En los Un vendedor de agua ateniense conocido como Syros ganó el primer maratón olímpicoJuegos Olímpicos de Atenas de 2004, el Estadio Olímpico llevó su nombre.

Pero, naturalmente, este maratón que se realiza cada cuatro años no es el único, sino que los hay, y muy importantes, cada año en distintas ciudades del mundo. Los Grandes del Maratón Mundial o World Marathon Majors son los de Nueva York en noviembre y Chicago en octubre, que reúnen anualmente a unos 50.000 corredores desde 1970 y 1977 respectivamente. Luego, los 49.000 participantes del maratón de Londres cada abril desde 1981, los 40.000 de Berlín en septiembre desde 1973, los 35.000 de Tokio en febrero desde 2007 y los 22.000 de Boston**, que además es el más antiguo de ellos, pues se celebra desde 1896.

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Sin embargo, otros maratones no tienen mucho que envidiar a los Grandes, como el de París, que reúne a 35.000 corredores en abril desde 1976; el de La Habana, conocido como Marabana, con 30.000 inscritos cada noviembre desde 1987; el de Santiago de Chile, con 28.000 participantes en abril desde 2007; el de Los maratones de Nueva York y Chicago son los más multitudinarios del mundoEstocolmo, con 22.000 deportistas trotando cada junio desde 1979; o el de Rotterdam, con 20.000 personas corriendo desde 1981.

Pero si ninguna de estas ciudades os pilla cerca y os gustaría intervenir en alguna maratón, sabed que, tanto en España como en América Latina se realizan en multitud de sitios, incluyendo la carrera de San Silvestre, el último día del año, siguiendo una tradición nocturna francesa en la que los corredores llevaban antorchas. Así que parece, viendo lo generalizados que están los maratones en la actualidad, que Filípides llegó mucho más lejos de lo que tanto sus generales como él mismo imaginaron que llegaría alguna vez.

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