Suele decirse que las personas viven mientras haya alguien que las recuerde. Hay quien procura muy activamente que eso sea así intentando dejar vestigios de su paso por el mundo, obras memorables que perduren, o simplemente lo logran sin proponérselo. Pero también hay otras que lo que desean es que perdure el recuerdo de sus seres queridos o de personajes que consideran notables, y no se limitan a garantizarles un lugar a sus restos en el cementerio correspondiente, sino que hacen que se coloque una placa conmemorativa en un banco público de su localidad, los memorial benches o memorial seats, de forma que todo aquel que descanse en el mismo sepa al menos que hubo una persona con tal nombre que, como Neruda, pudiera confesar que había vivido.
No obstante, es igualmente habitual que estos bancos se dediquen a esos ciudadanos de obras dignas de recuerdo o a los venerados por algunos. Además, hay servicios municipales que aceptan y revisan las solicitudes para la colocación de una placa en estos bancos públicos, y empresas dedicadas a la elaboración de dichos memoriales, que también se instalan en jardines privados y acostumbran a ser de madera, aunque también de piedra, metal o materiales sintéticos. Por lo general, en el ámbito anglosajón, con ejemplos como los siguientes:
El memorial de Robert Aske
En el pueblecito inglés de Swainby, perteneciente al condado de North Yorkshire, se encuentra un banco que recuerda a este abogado, que lideró una rebelión en contra de las reformas religiosas de Enrique VIII de Inglaterra. Fue capturado, encerrado en la Torre de Londres, declarado culpable de alta traición en Westminster y ahorcado en julio de 1537.
El memorial de John Brown
La antigua residencia real de Osborne House, situada en la isla de Wight, alberga un banco de piedra que rememora a este sirviente de la reina Victoria de Inglaterra, con un fragmento de Los dos Foscari, de lord Byron: “A truer, nobler, truster heart, / more loving, or more loyal, never beat / within a human breast”. A día de hoy se continúa especulando acerca de la relación que tenía con la Reina, quizá de amantes, por la que su muerte en 1883 afectó tanto a la monarca como la pretérita de su marido, Albert.
El memorial de Andrew Haswell Green
En pleno Central Park de Nueva York se encuentra un banco con una placa conmemorativa para este hombre que no podía ser más merecida incluso por su ubicación: a Green se le considera el Padre de la Gran Nueva York, pues planificó el propio Central Park, la Biblioteca Pública, el zoo del Bronx, el Museo de Historia Natural y el Museo Metropolitano de Arte. Murió en noviembre de 1903.
El memorial de Jane Deans
En lo alto de Bridle Path, un camino que conecta el volcán Lyttelton, la ciudad de Christchurch y el puerto de la Isla del Sur de Nueva Zelanda, hay un banco que evoca a esta pionera, madre fundadora y líder de su comunidad, fallecida en enero de 1911.
El memorial de Cecil Frank Powell
Las estribaciones de los Alpes italianos son un lugar curioso para un banco que rememora a este Premio Nobel de Física, que le fue concedido por el desarrollo de un método fotográfico para estudiar los procesos nucleares y por el descubrimiento de la partícula subatómica pion. Murió en agosto de 1969 cerca de donde más tarde colocaron su memorial por la misma razón.
El memorial de Lionel Bart
En los Kew Gardens de Londres podemos encontrar el banco dedicado a este compositor de música pop y de musicales tan famosos como Oliver! (1960), basado en la novela Oliver Twist, de Charles Dickens. Falleció a causa de un cáncer en 1999.
El memorial de Ian Dury
En Richmond Park, al sudoeste de Londres, un banco alude a este compositor y cantante de rock and roll, líder de las bandas Ian Dury and the Blockheads y Kilburn and the High Roads y embajador de UNICEF, que murió de cáncer en marzo de 2000.
El memorial de Kirsty MacColl
Soho Square, también en Londres, es el lugar elegido para el banco de esta cantante de The Smiths y The Pogues, compositora y activista política. Falleció en diciembre de 2000 al ser alcanzada por un barco en México.
El memorial de John Thaw
En los jardines de la iglesia de St. Paul, en el encantador distrito londinense de Covent Garden, este actor británico tiene un banco que se acuerda de él. Es conocido sobre todo por su trabajo en la serie de televisión Inspector Morse. Murió en 2002.
El memorial de Walter Lord
En el cementerio de Green Mount de Baltimore, un banco recuerda a este escritor, que destacó por obras de no ficción como A Night to Remember (1955), sobre el hundimiento del Titanic, y Day of Infamy (1957), sobre el bombardeo japonés de la base estadounidense de Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. En dicho banco se han grabado los títulos de sus libros. Lord falleció en 2002.