La escritura ha permitido difundir las ideas con precisión a través de la distancia y el tiempo. Nos ha proporcionado documentos que influyeron en el devenir de las civilizaciones, manuscritos antiquísimos que representan un legado único e irrepetible que proporcionó las bases para el desarrollo de las culturas. Algunos de ellos han logrado sobrevivir durante cientos e incluso miles de años:
Poema de Gilgamesh
La Epopeya de Gilgamesh fue descubierta en la mitad del siglo XX en las ruinas de la Biblioteca de Nínive, cerca de la actual Mosul (Irak). Se trata de un largo poema contenido en doce grandes tablas de piedra que datan aproximandamente del año 650 a.C. aunque se han encontrado fragmentos de la historia con más de 4.000 años de antigüedad.
Gilgamesh fue un rey mítico de Uruk, una antigua ciudad mesopotámica (actual Irak). Hijo del sacerdote Lugalbanda y la diosa Ninsun, la cultura sumeria le concedió capacidades sobrehumanas, datando su reinado en 126 años llenos de aventuras épicas. Contiene ciertas similitudes con el diluvio universal bíblico
De hecho, la epopeya en forma de poema comienza con el relato de sus hazañas. Como hombre de gran conocimiento y sabiduría, escribió en tablas de piedra todas sus actividades durante su largo reinado, incluyendo la construcción de las murallas de la ciudad de Uruk y el templo de Eanna. Asimismo, se le caracterizó como un gobernante opresor y totalitario, por lo que sus súbditos pidieron ayuda a los dioses para invocar un némesis que pudiese acabar con él. A pesar de ello, Gilgamesh y su némesis Enkidu se hicieron buenos amigos y juntos protagonizaron grandes batallas en las que adquirieron fama y riquezas, hasta que éste último fue asesinado. Una tragedia que llevó al rey sumerio a buscar el secreto de la inmortalidad en manos de Utnapishtim.
Un poema que tiene ciertas similitudes con el diluvio universal recogido en la Biblia y que constituye la pieza más antigua de la literatura épica occidental.
Cartas de Amarna
Hace miles de años también se enviaba correspondencia. En 1887 se encontraron en la región de Amarna (Egipto) cerca de 350 tablillas de arcilla que constituían auténticas cartas de correspondencia entre la administración egipcia y sus representantes en los reinos de Canaán y Amurru. Están fechadas durante los reinados de los faraones Amenhotep III y Amenofis IV, hace unos 3.400 años. Están escritas a través de caracteres cuneiformes en el idioma que por aquel entonces se consideraba el más apropiado para los contactos diplomáticos: el acadio.
El contenido de estas singulares misivas incluye asuntos internacionales entre Egipto y otros reinos de Oriente Medio como Babilonia, Asiria, Arzawa o Anatolia. Sin duda, un tesoro incalculable que prueba la antigüedad de las comunicaciones a través de carta.
Papiros de Ginecología de Kahun
En torno al año 1.825 a.C. (año 29 en el reinado del faraón Amenenhat), un médico egipcio anotó la fecha en la parte posterior de un papiro que fue descubierto casi 4.000 años más tarde, en 1889. Su descubridor, Flinders Petrie, halló este auténtico tesoro para la Medicina cerca de la actual ciudad de Lehun y le dio el nombre de Kahun en honor a la antigua ciudad fundada por el faraón Sesostris.
A finales de la época victoriana y principios del siglo XX se desató una gran fascinación por la civilización del Antiguo Egipto, lo que desembocó en una enorme demanda por encontrar nuevos artilugios y objetos entre las tumbas. Era la edad de oro de la arqueología egipcia. Incluso el propio Petrie valoró en mayor medida este papiro que los lapislázuli y joyas de oro que lo rodeaban en el yacimiento. Se recomendaba la fumigación del útero como tratamiento para el dolor
Razones sobradas tenía para ello: se trataba de la primera evidencia de la historia sobre Medicina y salud de la mujer. Una obra que se logró traducir y publicar en 1893 por el médico y genetista británico Frederick Griffith. En concreto, la obra está dividida en 34 apartados, cada uno de ellos dedicado a un problema de salud concreto. Un texto que tiene un estilo muy distintivo: primero se recogía una breve reseña de los síntomas, después de aconsejaba al médico cómo tratar al paciente para obtener un diagnóstico y por último se sugería un tratamiento. Un estilo verdaderamente similar al utilizado en la actualidad.
El problema radicaba en que muchas de las dolencias se solían relacionar con el estado del útero. Sí, ahora lo vemos como algo absurdo que desafía toda lógica, pero los antiguos egipcios consideraban que el mal estado del útero producía dolores y problemas en ojos, dientes, cabeza y articulaciones. Y un mal diagnóstico para un peor tratamiento, porque las sugerencias recogidas en el papiro incluían la fumigación del útero y la introducción de pesarios en la vagina. No obstante, no se hacía ninguna mención a la cirugía, aunque sí se recogían consejos para el embarazo como el uso de incienso, aceites e incluso la ingesta de cerveza.
“Si una mujer sufre de dolores en los ojos hasta llegar a perder la vista, el dolor proviene de la parte superior del cuello y nace como descargas del útero en sus ojos” Fragmento del Papiro de Ginecología de Kahun.
Novela de Quéreas y Calírroe
Se trata de una obra considerada como la primera novela romántica de la historia. Su autor fue Caritón de Afrodisias, un escritor de la Antigua Grecia que a finales del siglo I d.C. elaboró una obra compuesta por ocho volúmenes que relatan las aventuras y peripecias de dos amantes naturales de Siracusa.
Parece increíble, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando la novela se publicó por primera vez. En ella se cuenta la historia de Quéreas, un joven que se enamora de la hermosa Calírroe, la hija de un héroe de la Guerra del Peloponeso y figura más relevante de Siracusa. No obstante, posee un trasfondo político que constituye un viaje por la geografía mediterránea: desde Siracusa a Babilonia, pasando por enclaves como la ciudad de Mileto y el río Éufrates.
Papiro erótico de Turín
Los antiguos egipcios también sabían reírse de sí mismos. Es una obra conocida por su contenido humorístico y erótico, elaborada durante el reinado del faraón Ramsés II. Se encontró en la aldea de Deir el-medina, en Tebas, un pequeño pueblo que fue habitado por los artesanos y trabajadores que realizaron las famosas tumbas del Valle de los Reyes.
El papiro está compuesto por dos secciones diferentes pero relacionadas de un modo divertido: en el lado derecho hay un grupo de animales tocando diferentes instrumentos y realizando actividades propias del ser humano, mientras que en la parte izquierda se pueden apreciar hasta doce escenas de parejas adoptando distintas posturas sexuales. Eso sí, la representación es casi caricaturesca, ya que el escriba decidió exagerar el tamaño de los órganos sexuales y ofrecer una escena poco natural. Por ello, el sentido de este manuscrito continúa siendo un misterio. ¿Estaba destinado a ser humorísico o quizás fue un mero entretenimiento del dibujante? ¿O será tal vez la versión egipcia del Kama Sutra?