Pensad en el maletín de ”Pulp Fiction”, la película de Tarantino. Es un objeto que está presente en muchos momentos de la historia. Sabemos que para los protagonistas es importante, pero no es algo sobre lo que el espectador pone toda su atención. Queremos ver lo que hay dentro, pero lo que realmente deseamos es saber son cosas como el resultado de la cita entre Vincent Vega y Mia Wallace.
Sin embargo, si no existiera dicho maletín, Vicent y Jules no habrían sido contratados por Marcellus Wallace, y quizá el asesino a sueldo encarnado por Samuel L. Jackson no tendría la oportunidad de sufrir aquel “milagro” que le hizo plantearse su futuro dentro de la profesión.
Por lo tanto, mientras que para nosotros ha pasado totalmente desapercibido, el maletín ha supuesto ser un punto de inflexión en la historia sin el que no habría justificación lo que sucede a posteriori. Se trata de lo que popularmente se conoce como MacGuffin, un hábil recurso de guión capaz de engañar al espectador para luego provocar un giro basado en aquel elemento al que éste no prestó atención. Solo es una excusa para iniciar una acción que luego va a provocar diferentes reacciones.
No necesariamente debe ser un objeto, sino un concepto que sea el motor para que la historia avance. Otro ejemplo lo podemos encontrar en ”Ciudadano Kane”, donde a partir de las últimas palabras del magnate (Rosebud) se inicia una investigación; o en “Indiana Jones”, una saga cuyo argumento siempre empieza con la búsqueda de una reliquia que motiva las diferentes situaciones ocurridas al personaje.
”Con la muerte en los talones” es uno de los largometrajes que mejor refleja lo que es un MacGuffin. Su protagonista, Roger O. Thornhill, huye despavorido sin saber muy bien las razones de ello. Al principio podemos pensar que ese es el punto más importante de la trama, pero luego descubrimos se trata de un pretexto utilizado para que el personaje encarnado por Cary Grant se enfrente a numerosas circunstancias.
Hitchcock fue el primero en definir un MacGuffin como tal. De hecho, el maestro del suspense ha empleado esta técnica en gran parte de sus películas. Además de la mencionada anteriormente, también encontramos un ejemplo de ello en Psicosis, donde al igual que ocurría en “Con la muerte en los talones”, la huida de su protagonista es la razón utilizada para que el espectador se encuentre en una constante tensión. Como el propio director afirma sobre el MacGuffin, “en historias de rufianes siempre es un collar, y en historias de espías siempre son los documentos”, algo que se encargó de demostrar en sus propios filmes.
Puede parecer algo insignificante, pero si analizamos muchos de los productos audiovisuales que consumimos, esta técnica de guión se manifiesta constantemente. Los guionistas construyen la historia en base a una razón o idea, y para llegar al mensaje final se deben tejer los hilos necesarios que conduzcan a éste. Como todo, esto se puede hacer de forma pésima o magistral.
Nos estamos centrando en los largometrajes, pero las series de televisión también son partícipes de este fenómeno, algo que tampoco es de extrañar después de comprobar cómo estas últimas están, cada vez más, a un nivel que nada debe envidiar a los productos de la gran pantalla. Pensemos en la primera temporada de True Detective, en la cual se nos presenta un argumento que gira en torno a una investigación policiaca.
Sin embargo, aunque de entrada esto nos pueda parecer más o menos interesante, lo que nos termina importando es la relación entre los dos personajes, Rust Cole y Martin Hart. El caso del asesino es una mera excusa para que ambos vayan juntos en un coche y Rust empiece a divagar sobre el origen del universo.
Es decir, se trata de motivar situaciones que creen conexiones entre ellos para que la evolución final sea creíble. No se puede pasar de un estado a otro sin que antes exista un proceso de por medio, y la razón para justificar ese proceso es el MacGuffin.