A pesar de toda la expectativa que se creó alrededor de la cinta dirigida por Brad Bird, ésta no alcanza a deslumbrar, maravillar y, por el contrario, se hacen preguntas a las que el argumento no da respuesta. Es enredoso y forzado, en un empaque bonito, impresionante, que invita a la emoción para solo decepcionarla, hablo del argumento que firma el mismo Brad Bird, acompañado por Damon Lindelof y Jeff Jensen. A decir verdad, la pluma de Lindelof se nota a lo largo de la cinta y esto no necesariamente es positivo para los resultados.
Si algo prometía, más que nada, Tomorrowland era la cabeza del proyecto: Brad Bird. Su excelente gusto demostrado en 'The Incredibles' lo hacían portador de una gran expectativa que, con el paso de Tomorrowland va desgastando. Y es que el meollo argumental, en términos generales, es muy bueno; de hecho, cuando se llega a él, resulta un discurso que duele porque toca fibras que solo la ciencia ficción es capaz de llegar con sus afilados cuestionamientos y sus planteamientos humanistas, existencialistas, pero todo esto llega tarde en la cinta y sabe a sermón.
Además, con su (obvia) esencia Disney no se aleja del terreno conocido del estudio: los personajes sin madre, los momentos melosos, los chicos prodigios, todo esto envuelto en imágenes limpias, impolutas. Por fortuna nos libra del elemento romántico en primer plano y se enfoca en un personaje femenino como protagonista que, además, se consume con su inquietud científica. Sea por moda, por lugar común en estos momentos que arriba la cinta, pero si hay algo rescatable de ella son las chicas que dan vida a Casey Newton y Athena, Britt Robertson y Raffey Cassidy, respectivamente. La química de ambas se disfruta enorme.
"Antes, el futuro era diferente", dice George Clooney en su papel como Frank Walker. Y la apuesta visual en Tomorrowland por mostrar distintos futuros para su principales personajes alcanza altos niveles de belleza. Por un lado los elementos steampunk, que no tienen desperdicio y resultan de lo mejor de la cinta. Por el otro, el futuro que, en todo caso, sería el "nuestro", y que casi se resumiría en la visión de un hombre: Elon Musk, con sus cohetes reutilizables, sus automóviles eléctricos, y su hyperloop.
Ya aterrizados en Tomorrowland, y con una problemática que se alarga y se desgasta, se busca un villano que no se designa como tal, que tampoco es bueno, ni tampoco es creíble, una lástima para Hugh Laurie. En fin, lo mejor en todo caso es poder ver representada esa tierra de los sueños; esa ciudad del futuro imaginada por grandes mentes que nos son reveladas en la cinta y que resulta de lo más geek y genial de la misma. En dicho lugar se centra la utopía, la luz, el progreso y la tecnología que con ansias relatan los títulos de ciencia ficción, la ciencia misma y, por tanto, me atrevería decir: todos nosotros.
Conclusión
Así pues, en Tomorrowland encontramos que la producción, los protagonistas, el mensaje en su estado puro (sin las florituras lindelofianas), la fotografía, las distintas épocas representadas en pantalla, son los elementos que la destacan, y sin embargo no alcanzan a levantar, o al menos compensar, tanta expectativa por el nuevo trabajo de Brad Bird. Una pena, ya que tiene elementos propios de la ciencia ficción que la apuntalan, pero no basta.
La inquietud científica, así como sus personajes femeninos, agregan unos puntos más para hacerla recomendable a secas y, por desgracia, poco memorable.
Pros
- Las diversas estéticas, la representación de tecnologías en distintas épocas
- La inquietud científica como eje
- Los personajes femeninos
Contras
- El desgaste de situaciones
- Revelar muy tarde el conflicto y, por tanto, solucionarlo de la misma manera
- Motivos poco creíbles de los personajes