El término Technicolor es en realidad el nombre que recibió el proceso químico fotográfico que logró introducir el color en los fotogramas de las películas y que en 1915 se constituyó oficialmente como Technicolor Corporation. Fue su presidente y cofundador Herbert T. Kalmus quién logró cortejar a sus inversores y negociar los contratos que posicionaron a la compañía en parte vital de la industria del cine. Dirigió el negocio durante más de 40 años y se retiró en 1960, dedicando sus últimos años de vida a escribir su autobiografía. Eso sí, los inventores del proceso fueron sus colegas y cofundadores Daniel Comstock y Burton Wescott. También es cierto que fue una compañía asociada no solo a las imágenes en color, a productos y servicios fotográficos, sino también a importantes contribuciones científicas a la fotografía, óptica y electrónica. Pero indudablemente, el paso del cine en blanco y negro a las películas en color es el sello de identidad de esta centenaria empresa.
El primer proceso de color consistía en un sistema semejante al utilizado por Kinemacolor, pero con dos grandes diferencias. La cámara de Technicolor grababa las imágenes en color rojo y verde azulado de forma simultánea a través de una única lente, usando un divisor de haz de luz y filtros de color para grabar las imágenes apiladas una encima de la otra. De hecho, no había ninguna rueda de color que girara en el proyector. La impresión se realizaba con un rollo convencional en blanco y negro que daba vueltas en un proyector especial con dos aberturas y lentes que poseían filtros de tonos que añadían los matices. Los tres primeros procesos lograban obtener tan solo dos colores
De este modo, se obtenían colores agradables a la vista, pero que requerían de la instalación de un proyector especial en cada una de las salas de cine. Así, el estreno en 1917 de The Gulf Between, la primera película en Technicolor, resultó en un estrepitoso fracaso por la incapacidad del proyeccionista de ajustar correctamente la máquina y registrar bien los dos colores en la pantalla. No obstante, la compañía trató de mejorar este sistema desarrollando nuevas técnicas para superar las deficiencias de la primera y desastrosa experiencia, pero al mismo tiempo también comenzaron a diseñar un nuevo proceso: el Sistema 2.
La cámara y el sistema óptico fueron rediseñados por completo. Fue como empezar desde cero. Pero el gran paso adelante lo marcó el nuevo sistema de obtención del color, con un proceso de sustracción sustituyendo al proceso de adición anterior. Mientras que la adición de color producía la pérdida de la luz absorbida por los filtros, el sistema sustractivo implanta la información sobre el color en la propia imagen, sin necesidad de filtros y reproduciendo los colores con mayor precisión. Además, la película era muy similar a las de blanco y negro convencionales, con los haluros de plata habituales que son sensibles a la luz y acompañados de una gelatina especial. De esta forma, a medida que la película iba desarrollandose, la plata se retiraba, quedando una capa de gelatina que dibujaba el contorno de las imágenes. Y por último, quedaban flotando en un tinte de un color complementario al tono original:
Para el Technicolor de dos colores todavía quedaría un 3º sistema, desarrollado entre 1927, en el que se utilizaban las mismas cámaras que en el anterior, con la variación en la disposición de las imágenes y por lo tanto, en la forma en la que se imprimía el color. Pero fue la introducción de la cámara de tres colores en 1932 el hecho que marcó uno de los avances más relevantes en la historia cinematográfica. Esta nueva cámara requería un diseño completamente nuevo, aunque contaba con muchos de los elementos ya desarrollados en las anteriores como el prisma divisor del haz de luz. Una máquina capaz de capturar colores nítidos y vibrantes que luego eran recombinados en el momento de la impresión. En concreto, la luz entraba a través de una lente y se dividía por el prisma divisor de haz en dos vías: verde por un lado, y rojo y azul por el otro. De esta forma, se registraba el haz verde en una película de blanco y negro, mientras que las otras dos tiras de película se colocaban de forma intercalada: la tira de delante era solamente sensible al azul, mientras que la tira de atrás al haz rojo.
Con la desaparición del sistema de 3 colores, la compañía no podía quedarse atrás en la reñida disputa por el control en la grabación cinematográfica y tenía que entrar de nuevo en el mercado dando un golpe de efecto. En los años 50 llegó la pantalla panorámica y con ella el sistema Technirama en 1957. La película se ejecutaba en posición horizontal en lugar de verticalmente, creando así una mayor amplitud y resolución. También se introdujo un nuevo sistema óptico con lentes anamórficas que comprimían la imagen horizontalmente para facilitar composiciones todavía más amplias. Fue sin duda el invento que permitió la realización de las primeras grandes superproducciones hollywoodienses como Espartaco (1960) y El Cid (1961).
La plantación más grande de Technicolor estaba situada en Hollywood, donde se procesaban películas y se realizaban copias para la distribución, tanto en blanco y negro como en color, en 16, 35 y 70mm, además de toda la gama de formatos anamórficos que se solicitaban. Tenía una capacidad para fabricar más de medio billón de rollos al año. Además, para la fotografía profesional y amateur, fabricaba en sus plantas de Nueva York y Burbank (California) películas caseras de 8/16mm y multitud de material para Kodacolor, Ektacolor, Kodachrome o Ektacromo, entre otros.
Rigor científico y precisión fueron los dos grandes pilares sobre los que la empresa norteamericana consiguió asentarse en la cima de la industria cinematográfica. No obstante, los tiempos cambian y con ello surgen nuevos avances tecnológicos desarrolladas por otras compañías que irremediablemente modifican el panorama audiovisual. Technicolor comenzó a partir de la década de 1980 a trabajar en la duplicación de audio y vídeo en VHS. Más tarde hizo lo propio con los nuevos sistemas de CD y DVD y los procesos de vídeo digital. Tras ser comprada y vendida por varias entidades, en 2001 fue adquirida por el conglomerado de electrónica francés Thomson y en 2010 la multinacional cambió su nombre y adoptó el de Technicolor. Una forma de perpetuar el nombre del proceso que introdujo en una nueva era al séptimo arte.