El resplandor, La chaqueta metálica, 2001: Una odisea del espacio o Senderos de gloria son solo algunas de las películas que componen la filmografía de Stanley Kubrick. El director de cine americano es reconocido por sus grandes obras, las cuales son un claro referente en el séptimo arte. Sin embargo, existe otra faceta no tan conocida, la de Stanley Kubrick como fotógrafo.
Los aficionados a las películas del director ya sabemos la capacidad de éste para crear planos cinematográficos únicos. Sin embargo, esa habilidad, en muchas ocasiones, es producto de haber desarrollado lo que algunos llaman como “ojo de fotógrafo”. Es decir, saber interpretar adecuadamente qué plano es el idóneo en según qué tipo de situación.
Kubrick no será menos, y su particular punto de vista estará también influenciado por diversas cualidades a lo largo de su trayectoria. No se nace sabiendo dónde hay que poner la cámara, y el director es un ejemplo de cómo incluso los más grandes referentes empezaron desde abajo.
Los orígenes
“Creo más en captar la acción espontánea que en la representación cuidadosa de una imagen, es el más válido y expresivo uso de la fotografía”, son las declaraciones del propio Stanley las que nos hacen comprender qué tipo de fotografía es la defendida por el autor: la callejera, aquella que se presta al libre albedrío y azar de los acontecimientos.
Todo comenzó cuando Kubrick recibió una cámara Leica III como regalo por su 13º cumpleaños. Ese fue el inicio que desataría la afición del americano por todo aquello relacionado con el mundo de la imagen. Se tenían los medios, ahora solo quedaba practicar. Por ello, el por aquel entonces fotógrafo, se empezó a instruir en el campo acudiendo a cursos y practicando aquello que aprendía.
Pero el éxito para Stanley llegaría algo más tarde, concretamente en 1945. El reportero capturó la imagen de un quiosquero leyendo una noticia que informaba sobre la muerte de Franklin D. Roosevelt, la cual tenía una carga emotiva bastante fuerte, algo que provocó la compra de esta instantánea por parte del semanario estadounidense “Look”.
Con solo 16 años, el autor también es contratado por el medio que adquirió su fotografía, iniciando una etapa comprendida entre 1945 y 1951 que cultivaría las aptitudes de Stanley Kubrick como fotógrafo.
Su trabajo en la revista “Look”
Durante su época como reportero gráfico, Kubrick fue el encargado de completar más de 129 envíos realizados por el medio, lo que derivó en la captura de unas 15.000 fotos, las cuales ilustraban la sociedad norteamericana de entonces.
La naturalidad expresada en sus instantáneas también era fruto de las exigencias establecidas por la revista para la que trabajaba, provocando que el fotógrafo decidiese optar por capturar escenas con baja velocidad de obturación, donde se pudiese apreciar el caos y lo frenético de una ciudad como Nueva York.
Quizá, uno de sus trabajos más populares fue aquel en el que debía capturar instantáneas del metro neoyorquino. Allí, el reportero intentó representar a los transeúntes en su forma más auténtica. Es decir, se trataba de plasmar aquellas reacciones, detalles y emociones que son las que nos definen como personas.
En un lugar, para algunos tan rutinario como su propia casa, es donde se traza una estrecha línea entre lo público y lo privado, provocando que las personas muestren aquellas reacciones más naturales. Reacciones que el propio Kubrick sabrá localizar.
Sin embargo, en 1953 el fotógrafo decidió abandonar su cámara de imagen fija por otro dispositivo capaz de captar 24 imágenes por segundo: el cinematógrafo. “Fear and Desire” será su primer largometraje, un precedente de todo aquello que estaría por llegar.
A pesar de que Stanley trabajaba como fotógrafo para una revista impresa, sus imágenes no fueron popularizadas hasta después de su muerte gracias a Rainer Crone, el cual pidió permiso al director para indagar entre sus negativos y archivos fotográficos. Pero la búsqueda no iba a ser tan fácil, ya que según confiesa Crone, el norteamericano no tenía ninguna copia de los negativos realizados durante su época como reportero.
Finalmente, tras 12 años de investigación, se descubrió que gran parte del material que representaba la etapa de Stanley Kubrick como fotógrafo se encontraba donado en Museo de la Ciudad de Nueva York por la revista en la que trabajó.
Gracias a todo esto, ahora podemos ser partícipes de gran parte de su galería, un archivo que nos puede ayudar a comprender cómo y por qué es Kubrick uno de los cineastas más reconocidos del mundo.