Si atendemos a los menos estrictos, el monstruo del lago Ness lleva pululando por el enorme lago al norte de Escocia más de 1.400 años. Los primeros testimonios registrados más fidedignos, sin embargo, datan de 1868. Pero a pesar de los múltiples esfuerzos (y os puedo asegurar que Inverness se ha gastado una pasta increíble en buscarlo), nunca se ha hallado una prueba concluyente de su existencia. ¿Dónde se encuentra el simpático monstruo? Si tan bien se esconde, ¿por qué hay personas que tienen la suerte de encontrarse con él? Y si existiera, ¿qué es lo que sería? Ya hace 81 años desde la primera publicación de una foto del monstruo del lago Ness y hasta Google ha celebrado este familiar "misterio", más folklore que otra cosa.

El temible monstruo del lago Ness

Según los registros, el mismísimo san Columba de Iona salvó a un nadador picto de las temibles fauces de un monstruo habitante del lago Ness (más o menos), en el siglo VI. Aunque nadie ha especificado si el encuentro fue con un kelpie (un caballo acuático con bastante mal genio y muy dado a asesinar gente), los fans del monstruo del lago Ness no tienen dudas de que el encuentro fue con Nessie. Desde entonces solo hay referencias vagas hasta 1868, donde se hace referencia a una "criatura enorme" en el lago Ness. A partir de 1920 las descripciones van cerrándose en torno a un animal enorme, de apariencia reptiliana. Fue, precisamente en 1933 cuando el monstruo del lago Ness pasó a llamarse "monstruo", gracias al Inverness Courier, el periódico local de "la capital del norte" escocesa. El espectáculo estaba servido y la fiebre comenzó. Se llegó a ofrecer, incluso, 20.000 Andrew Dixon afirmó haber encontrado al monstruo en las imágenes por satélite de Apple Mapslibras esterlinas (unos 1.779.863'37€ actuales) a quién capturase al monstruo del lago Ness.

La criatura comenzó, entonces, a "tener aspecto prehistórico", ya que antes de estas fechas parecía un pez enorme o algo similar. Aunque no fue hasta el 1934 que la foto más famosa de Nessie lanzó la leyenda hasta su punto de no retorno. Desde entonces, son numerosas las fotos obtenidas: desde la superficie, subacuáticas e incluso desde satélite. En nuestros días, el personaje que ostenta el récord de avistamientos es Gary Campbell, que habla como un auténtico experto y afirma que desde 2014 no se ha vuelto a ver al monstruo del lago Ness, algo que no pasaba desde 1925. El año pasado, de hecho, Andrew Dixon afirmó haber encontrado por casualidad a Nessie gracias a las imágenes de satélite de los mapas de Apple. Actualmente, la leyenda sigue más viva que nunca, como un hecho simpático del que los habitantes de pueblecitos como Drumnadrochit, Invermoriston o Fort August siguen viviendo. De hecho, lo que es una leyenda que ha llegado a preocupar genuinamente a las autoridades locales, se ha convertido en el medio de vida de los habitantes del Lago Ness.

¿Pero existe o no existe?

Lo cierto, me temo, es que el monstruo del lago Ness nunca ha existido. Al menos según el balance de evidencias, ya que las positivas son... ninguna. Hagamos un ejercicio de análisis: si el monstruo existiese, ¿qué podría ser?

Un plesiosaurio

Esta opción es la favorita, pero la que menos sentido tiene. En primer lugar, un plesiosaurio tendría que haber resistido a la enorme extinción del cretácico. Suponiendo que eso fuese así (existe una pequeña posibilidad), tendría que haber aguantado, después, a la glaciación del lago Ness. Éste estuvo en estado sólido durante cientos de años. La crionización no es una opción, así que la única opción es que viniese de fuera. Suponiendo que viniese de fuera y hubiera estado habitando los mares, es curioso que nunca se haya visto en otro sitio otra población similar a la de Nessie ¿Solo resistió este animal y su familia? Porque es imposible que sea el mismo durante tanto tiempo. Es más, es curioso que siendo un animal que necesita salir para respirar no se le haya visto más a menudo. Tras las batidas realizas, es seguro que habríamos tenido algún tipo de evidencia, a pesar de lo abrupto del lago Ness.

Otro animal

Es cierto que los avistamientos podrían haber coincidido con otras criaturas. Es más, hasta los años 20 el monstruo del lago Ness no era tal cosa y mucho menos un bicho prehistórico. Algunos grandes peces y otros animales podrían haber causado confusión. Es más, existe una limitadísima oportunidad de que sea una criatura marina (animales eurihalinos u osmotolerante, aunque es mucho decir) que se cuela de vez en cuando en el lago. Incluso se ha llegado a decir que los avistamientos podrían haber coincidido con la visita de varios circos con "elefantes y otros grandes animales".

Una pareidolia

El ser humano se caracteriza por ver lo que quiere ver o cosas que no existen. Siempre lo ha hecho y probablemente siempre lo hará. Es un método de defensa (en el caso del miedo o de la resiliencia). Así que un movimiento por el rabillo del ojo, una foto confusa o una historia ambigua son los mejores candidatos para darle vida al monstruo del lago Ness. El proceso de pareidolia es el que nos permite ver formas de cosas en nubes y otros materiales informes. Eso unido con la ambigüedad y la sugestión son un coctel potentísimo. Ésta parece la opción más válida.

Nubes Asperatus

¿Quiere decir, esto, que no hay nada en el lago Ness? Bueno, decir que no hay nada es aventurarse demasiado. Lo cierto es que el lago Ness tiene en su punto más profundo unos 226 metros. Aunque es muy estrecho, su extensión y su profundidad lo convierten en el lago con más masa de agua de todo Reino Unido. Además, sus fondos llenos de limo y las corrientes lo convierten en un lago dificilísimo de explorar. Sencillamente es muy difícil de llegar a todas parte. Esto ha ayudado a perpetuar la leyenda. Sin embargo, casi todo el material visual grabando al Nessie ha sido desestimado como falso, hasta la fecha. Y el que no, sencillamente no es concluyente. Es triste decirlo, pero la existencia del monstruo del lago Ness se opone a toda lógica, razonamiento o hipótesis. Y sin embargo, Nessie ha sido objeto de protagonismo en todo tipo de historias, series, películas, libros, videojuegos y novelas. Su fama lo convierte en el monstruo más conocido del mundo; más incluso que el Yeti. Y eso, para un animal que no existe, es mucho decir.

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