El año pasado, tras el speech de Mark Zuckerberg en el Mobile World Congress, se desataban los primeros síntomas de una guerra fría que está llamada a ser la próxima confrontación entre operadoras y proveedores OTTs por tener el control no solo de los datos de los usuarios, también en la forma y en el contexto en el que los usuarios acceden a esos datos. Esta confrontación silenciosa entre ambos actores del panorama de la movilidad ha ido a más en esta edición del Mobile World Congress durante la keynote de apertura de las figuras más importantes por parte de las operadoras, y con la posterior intervención de Sundar Pichai y, de nuevo, de Mark Zuckerberg.
A nadie cogerá por sorpresa que las operadoras han ido poco a poco mirando con cierto recelo los movimientos de Google y Facebook respecto a convertirse, a su modo y bajo sus condiciones, en proveedores de internet como nexo al contenido que los usuarios alojan en sus servicios. En este sentido, la hegemonía de Google en ciertos contenidos de internet, en publicidad y los sistemas operativos móviles, están generando una amenaza solo superada por Facebook en el terreno de las redes sociales y la relación de los usuarios.
Fútilmente, las operadoras han intentado a su modo competir con algunos de los servicios de estas dos grandes compañías fracasando en repetidas ocasiones, fracaso que, en la mayoría de las ocasiones, ha sido provocado por la fricción y la falta de tacto con el que han tratado a los usuarios: servicios complementarios, cuotas e incluso no-software preinstalado en los terminales bajo su paraguas para forzar al usuarios a utilizarlos, en vez de intentar la fórmula tradicional de crear un buen producto y esperar a los que usuarios lleguen solos.
Todos los actores de la red luchan por el control de los datos y la forma en la que acceden los usuarios
En esta línea, sería injusto tildar de negativo el discurso de las operadoras respecto a las inversiones y despliegues de red del que se aprovechan tanto usuarios como OTTs. Es cierto que el usuario paga por el uso de sus redes, pero resulta algo paradójico que las operadoras estén sometidas a un nivel de regulación que, ni de lejos, tienen los OTTs. No estoy pidiendo una regulación restrictiva para compañías como Google o Facebook, pero si ambas van a entrar al mercado de los operadores móviles, bien a través de la apuesta de Google por ser un OMV, o con Titan, Loon o Fiber, e Internet.org en el caso del Sr. Zuckerberg y Facebook, tienen que jugar con las mismas reglas del juego.
Es lógico pensar que, si se obliga a las operadoras a tener cierto control sobre los datos de los usuarios para proteger la seguridad de estos, también se obligue a los OTTs a garantizar los derechos de estos mismos usuarios. Si además su entrada en el merado de la telefonía móvil como operador, se mantienen en las mismas condiciones que están ahora, esta guerra fría acabará siendo bastante injusta para ambas partes: operadoras y usuarios.
“Defendemos una revisión de las distintas políticas y de la regulación, que tenga en cuenta la cadena de valor de Internet en su totalidad, y que garantice la no discriminación y unas reglas del juego iguales para todos”- César Alierta, presidente de Telefónica.
Lógicamente, el discurso de las operadoras de que los OTTs se aprovechan de sus redes sin formar parte de la cadena de valor es bastante injusto, puesto que la existencia de los OTTs es la que generalmente justifica el uso de de esas redes por parte de los usuarios. Seamos sinceros, ¿quién utiliza de una forma constante los servicios de las operadoras que se replican en servicios de terceros? ¿recuerdan Joyn? Exacto.
Los servicios de los OTTs son, sin duda y por la parte del consumidor, la excusa perfecta que justifica el pago del uso de la red por los usuarios, por lo que todo intento de las operadoras de forzar regulación agresiva para limitar el campo de acción de los OTTs y forzar a los usuarios a utilizar sus propios servicios y aplicaciones -en la mayoría de las ocasiones nefastas- sería un error garrafal. También es un error que las OTTs sigan como están, sin control y sin responsabilidades.
Ahora bien, la neutralidad de la red tiene que venir por dos caminos: el primero, que tanto OTTs como operadoras jueguen con las mismas reglas cuando presten los mismos servicios; y en segundo, que la regulación -incluyendo la referida a la priorización del tráfico, precisamente, para algunos servicios OTT- nunca llegue a ser una realidad que limite la libertad del usuario en la red en beneficio de una falsa mejora en el servicio. Y, por supuesto, nunca en detrimento de su privacidad.
La guerra fría entre operadoras y OTTs acaba de empezar, y estáis (estamos) todos invitados.