Todos somos nostálgicos. A todos nos gusta echar la vista atrás y mirar sobre todo los buenos momentos, las buenas películas o las buenas series. En este último caso, tenemos muchísimos clásicos dónde elegir, destacando obras maestras como The Sopranos, The Wire, Breaking Bad o Lost. Pero lo pasado, pasado está, y a la hora de buscar series durante un tiempo me sentí un poco desamparado de buenas series actuales, especialmente tras tener sólo a Person of Interest y esperando a la tercera temporada de House of Cards.
Y luego comencé a ver The Americans.
Al principio fui un poco escéptico con ella, especialmente con la típica historia de fondo de una familia perfecta cuyos progenitores están viviendo una doble vida secreta, argumento que me recordó a la infame Spy Kids. Pero el hecho de que el guionista es Joe Weisberg, un ex agente de la CIA, junto con la línea temporal en la que está situada The Americans (años 80 con Reagan y el final de la Guerra Fría) hizo que le diera una oportunidad. Después de apenas tres temporadas y menos de treinta episodios es un hecho: estoy enganchado a The Americans.
Como ya he dicho, la serie se centra en el matrimonio de Philip y Elizabeth Jennings, una (aparente) pareja feliz que vive con sus dos hijos a las afueras de Washington DC, trabajando en una agencia de viajes. Pero la realidad es que son dos espías soviéticos encubiertos del directorio S, a los que los múltiples problemas que tienen por llevar una doble vida y ocultárselo a sus hijos se les une uno nuevo: su nuevo vecino es del FBI, específicamente de la sección de contraespionaje. Y aunque a priori no pueda parecerlo, todo en esta serie está meticulosamente preparado y elegido, y verás en estas seis secciones explicando por qué The Americans es la serie de espionaje de referencia:
Los protagonistas
Interpretados por Matthew Rhys y Keri Russell, el matrimonio Jennings es una de las parejas más complejas que ha habido recientemente en TV. Más allá de ser los espías o padres perfectos, son humanos, y como tal cometen errores, fallos de juicio, se pueden tomar algo demasiado personal... Y eso solamente durante sus misiones. Durante el resto del tiempo tienen que mantener su tapadera de padres ante unos hijos que crecen demasiado rápido y que tienen los típicos problemas de adolescentes en EEUU, problemas que no tuvieron sus progenitores en la Unión Soviética.
Aparte, la paranoia les consume en todo momento, y viven en un estado constante de tensión por el miedo a que se descubra su tapadera, miedo que se deja ver durante la serie cuando están apunto de ser descubiertos. Unido a esto, los Jennings empiezan a tolerarse al principio de la serie, pero se descubre al poco de empezar la serie que esto no siempre fue así, y que durante mucho tiempo no se soportaban y tenían que compartir la cama o hacer el amor simplemente por mantener las apariencias y formar una familia falsa. Mención aparte a Matthew Rhys, que como curiosidad es un actor galés que interpreta a un ruso que se hace pasar por un americano. En resumen, sólo por los Jennings ya merece la pena ver esta serie.
En esta serie nadie es 100% bueno
Mucho hemos crecido con la creencia de películas de Hollywood en la que los buenos son los norteamericanos y los malos los rusos, chinos, o quién fuera. Sin embargo, The Americans es mucho más real en este sentido porque nadie está exento de culpa. Ni la CIA o el FBI con métodos cuestionables para luchar el comunismo ni la propia KGB con su contraespionaje y maniobras propias. Y más allá de instituciones, quién no está libre de culpa son especialmente los hombres y mujeres de estas instituciones: alguien puede ser corrupto, alguien hace cosas cuestionables por un amor no correspondido, alguien sólo quiere venganza... En The Americans no existe el personaje con la moral perfecta en ningún bando, y como se ve en los títulos de créditos de la serie, los dos bandos de la Guerra Fría no eran tan diferentes.
Si eres ruso, hablas ruso
He perdido la cuenta de películas y series en las que el malo, que suele ser un ruso o un chino, en realidad es un occidental. Un ejemplo claro sería Irina Spalko, la coronel soviética interpretada por Cate Blanchett y que tenía un terrible acento. En The Americans no pasa esto. Si se necesita a gente rusa para la embajada soviética, se fichan a actores como Annet Mahendru, Lev Gorn o Costa Ronin, los cuales son fluidos en ruso para que durante sus diálogos hablen totalmente en su idioma natural (con subtítulos en inglés para la audencia) y favorecer la inmersión de la cultura y sociedad soviética. Un detalle que para muchos puede parecer insignificante, pero que para mí representa la dedicación y mimo a una serie.
The Americans es cruda y muy real (dentro de la ficción)
Decíamos antes lo de que los personajes no eran perfectos ni ejemplos de moral, y como tal, esto se refleja durante el desarrollo de la serie. Misiones que salen mal, tanto para un bando como para otro, informantes reclutados por los Jennings que dudan de sus motivaciones, heridas que tienen que ocultar para evitar levantar sospechas... Todo ello para crear una atmósfera de tensión y realidad dentro de la ficción en la que nos encontramos. No hay que olvidar que aunque el directorio S supuestamente existió durante los 80, sus agentes no habrían actuado ni el 10% de lo que vemos en The Americans, pero este aspecto de la ficción consiguen salvarlo de forma decente.
El vestuario
Más que una mención a la serie, este punto va dedicado a aquellos encargados de la parte de disfraces y vestuario en la serie, felicitándolos por ello. La primera foto de los Jennings es como generalmente son, y el resto de imágenes son ellos en diferentes misiones para la KGB. ¿Ven lo que quiero decir? No estamos hablando de las típicas gafas de pasta gruesa que vemos en películas de espionaje baratas, sino de prótesis faciales, pelucas, lentillas de colores, gafas y diferentes accesorios e incluso prótesis corporales, para aparentar ser más altos o más gruesos y despistar al FBI.
The Americans tiene aún mucho recorrido por hacer en la historia
Algo que Allegiance, otra serie aún por estrenar y cuyo argumento es similar a The Americans, no tendrá será ese punto de realidad que tiene ésta última. Mientras que Allegiance se centrará en una época actual, sin poder apoyarse en eventos reales de espionaje, The Americans se encuentra situada en 1980 y años posteriores, una de las épocas más convulsas tanto en espionaje como en política entre EEUU y La Unión Soviética, con el intento de asesinato de Reagan, la muerte de Brezhnev y posteriores líderes soviéticos, el desastre de Chernóbil, la invasión soviética de Afganistán... Estos temas se pueden incluir dentro de elementos de ficción para dar más legitimidad al argumento, y ayuda al espectador en la inmersión en la serie.
Quizás la veas y el hecho de que lleven cuatro o cinco líneas argumentales dentro de un mismo episodio te parezca agobiante. Quizás veas que algun capítulo es un poco flojo, como un mero tránsito a una situación más interesante en el próximo episodio, y pienses en dejar de verla si la has empezado. Dale tiempo. The Americans tiene infinidad de motivos para engancharte y pocos para decepcionarte, y si te gusta el espionaje, los personajes complejos, o simplemente estás buscando una nueva serie, deberías echarle un ojo.