Aunque en principio supuso un mero añadido, el vídeo se encuentra cada vez más implementado en las réflex. Ahora cuando vemos a alguien con una DSLR no pensamos automáticamente que se encuentra realizando fotografías, sino que también existe una alta probabilidad de que esté grabando vídeo. Las mejoras en cuanto a funcionalidades y calidad han provocado que incluso cineastas opten por este método, efectuando así una grabación multicámara con DSLR para plasmar sus obras.

Cuando hacemos un vídeo con un solo dispositivo no deberíamos tener demasiados problemas. Empezamos a grabar y cortamos cuando deseamos, intercalando posteriormente esos planos como mejor nos convenga en la edición.

El problema es cuando tenemos más de una cámara para grabar una misma toma. Las cámaras se multiplican, y sincronización entre todas ellas supone algo vital para tener un buen resultado.

Estamos acostumbrados hacer vídeo con un solo dispositivo. Por eso, cuando intentamos realizar una grabación multicámara no solemos tener en cuenta varios factores. Veamos cuáles podrían ser algunos de ellos.

No cortar el vídeo

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Por inercia pensamos en cortar nuestro plano una vez que hayamos tomado los segundos necesarios. Pero esto dificulta muchísimo el montaje. Pensad en sincronizar una gran cantidad de clips con el resto, una tarea que, aunque se vea facilitada por algunos programas, puede que tenga ciertos problemas.

Lo ideal sería que cada cámara comenzase a grabar desde el principio hasta el final de la escena. No importa si mientras tanto cambiamos el enfoque o variamos el encuadre, por esa misma razón tenemos otros planos que sustituirán ese preciso momento.

Algunas cámaras DSLR tienen limitaciones para grabar clips de larga duración. La solución para esto es modificar el software de nuestra réflex con programas como Magic Lantern (para Canon), o iniciar rápidamente una nueva grabación.

Diferentes planos

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Tenemos que tener en mente cómo vamos a editar nuestro vídeo. Por ello, debemos variar entre diferentes planos para enriquecer el montaje de la creación. Todo dependerá de aquello que estemos representando, el contexto repercute en el ritmo y los encuadres empleados, pero en principio sería ideal tener diferentes tipos de tomas.

Un plano general, un detalle, o un plano americano, son solo tres ejemplos de algunos encuadres que podemos combinar entre ellos. Deben ser lo suficientemente distintos como para que podamos intercalarlos.

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Créditos: Digital Camera World
Créditos: Digital Camera World

Vamos a cambiar entre distintos planos, pero éstos deben parecer únicos entre sí. Por ello, la luz y el etalonaje deben ser similares entre todos ellos, algo que en ocasiones puede suponer un problema.

Incluso utilizar cámaras de distintas marcas puede tener consecuencias negativas. Cada sensor es diferente, y el procesado que se hará de la imagen será distinto. Lo ideal es que utilicemos la velocidad de obturación o la apertura para hacer que la luminosidad entre los planos sea lo más pareja posible.

Posteriormente, en la edición tendremos que editar el color de cada cámara de un modo independiente para que sean homogéneos. Debemos evitar que se rompa la secuencia y que el espectador note cada vez que cambiamos de plano.

Plano máster

Créditos: Digital Trends
Créditos: Digital Trends

Se trata de un encuadre clave y totalmente necesario. Es el que vamos a utilizar cuando en el resto de planos no tengamos ninguna imagen disponible, ya sea porque el cámara se encuentre cambiado el foco o porque la luz en ese momento no resulte adecuada.

Normalmente suele ser un plano fijo y con un encuadre general, que permita al público observar la totalidad de la escena. El plano máster puede salvarnos de un apuro en más de una ocasión, en donde si no lo tuviésemos no tendríamos nada.

Sincronizando las pistas

Créditos: richardharringtonblog
Créditos: richardharringtonblog

No es una labor extremadamente compleja, pero si que es algo laboriosa. Tenemos diferentes pistas de vídeo y uno (o varios) audios. Todos ellos hay que sincronizarlos, y hacer que tanto lo que se ve, como lo que suena, tenga un sentido uniforme.

Existen formas manuales de hacerlo, mirando los picos de audio más altos entre las diferentes pistas y usarlos como referencia para colocar cada clip. Si no tenemos una buena referencia de audio, también podemos intentar utilizar la imagen, pero suele ser algo más impreciso.

Por suerte, existen programas como Plural Eyes que permiten sincronizar todo el contenido presionando únicamente un botón. Con un software como este, el trabajo se reduce, y como consecuencia de ello, también ahorramos en nuestro tiempo.