Como marca la tradición de cada viernes por la noche, entras en un bar con tus amigos, ves como existe un gran barullo de gente dispersa por diferentes lugares del local, cada uno a lo suyo. Pero entonces, es el momento en el que una única persona, como si del Rey Arturo se tratase, desenvaina un instrumento alargado de su cinto. Así, se produce un efecto similar al originado cuando los antiguos controladores aéreos desplegaban sus banderas para mandar un mensaje desde la distancia, llamando a la gran masa a concentrarse en un único punto: justo debajo del selfie stick. Como hemos podido comprobar la pasada Navidad, el palo se ha convertido en el regalo de moda.
Y es que si lo pensamos objetivamente, eso de autorretratarnos no es algo nuevo. Lo que se ha modificado es el término con el que nos referimos a ese acto. Anteriormente, lo cierto es que no existía nada tan bien definido como en esta ocasión, pero sí que decíamos “una foto para el Facebook”, o incluso en los años más oscuros se le llegó a definir como “foto Tuenti”. Simplemente se trata de la inclusión de una nueva palabra para definir la misma acción que también realizábamos antes.
Es sorprendente como “selfie” se ha incluido en nuestro vocabulario, incluso dentro del de las personas más adultas. Como consecuencia de esto, algunas empresas intentan aprovechar la ocasión para sacar accesorios vinculados a la realización de los autorretratos, entre los que encontramos el selfie stick. Pero, ¿hasta qué punto puede resultar útil y no una moda estúpida? Analicemos entonces las funciones y el propósito para el que se ha diseñado.
El origen del selfie stick
Aunque supuestamente lo inventó un japonés hace 20 años, el verdadero origen de su uso lo encontramos vinculado con las cámaras de acción, aquellos dispositivos cuyas características más especiales son las de grabar o hacer fotos con una lente gran angular. Concretamente, fue la marca GoPro la que promovió el uso de estos palos, lo cual tenía algo de sentido.
La cámara GoPro está especialmente orientada a la grabación de vídeo, y este accesorio permitía ofrecer cierta estabilidad en la escena, reduciendo de una forma notable las vibraciones producidas en el plano al no sujetar la cámara directamente. Incluso para la realización de fotografías podía tener cierta utilidad, ya que el usuario realizaba fotos mientras tenía la posibilidad de usar su smartphone como segunda pantalla para controlar el encuadre.
Tomar imágenes donde aparezca el fotógrafo
La función principal del dispositivo es la de que el fotógrafo aparezca en todas las imágenes que realice. Así, es como el ego del ser humano encuentra su personificación en una vara extensible de un metro.
Supuestamente, lo usaríamos cuando nos encontrásemos en una reunión con más personas. Pero, ¿de verdad no existen otras opciones? Creo que si estamos en nuestra casa, en pocas ocasiones vamos a tener la necesidad de realizar ese tipo de fotos, únicamente cuando exista algún evento especial. Además, en interiores existen demasiadas superficies donde con un poco de técnica podemos colocar nuestro smartphone.
Pero si nos encontramos en exteriores, la utilidad del selfie stick es aún más difícil de razonar. Cargar con un palo donde quiera que vayamos a salir, personalmente me resulta algo bastante incómodo, especialmente si tenemos en cuenta que el propósito de la quedada no va a ser el de tomarnos fotos.
Y es que, desde mi punto de vista, pueden existir opciones más cómodas. Por ejemplo, solo tenemos que alzar la mirada para comprobar cómo nos encontramos en un mundo rodeado por personas, con las que podemos interactuar y establecer un proceso de feedback llamado comunicación, el cual podemos utilizar para pedir que amablemente nos realicen una fotografía.
Además, si el objetivo es el de que salga un grupo de personas, a no ser que el número sea bastante extenso creo que se puede conseguir una foto fácilmente si utilizamos el temporizador y tenemos cierta habilidad para enfocarnos. No es necesario tener un brazo como el de Mr. Fantástico para realizar esa foto. Si Bradley Cooper fue capaz de incluir a un gran número de actores de Hollywood en uno de los selfies más famosos, estoy seguro de que nosotros también podemos intentarlo con nuestro smartphone.
¿Usar la cámara frontal?
Las cámaras frontales suelen tener peor calidad, aunque existen móviles como el Lumia 730, HTC One Eye o Huawei Ascend P7, cuyos fabricantes han puesto especial énfasis en potenciar las cámaras delanteras, lo cierto es que no suele ser una regla general.
Por lo tanto, cuando utilizamos un selfie stick, la única forma que tenemos de comprobar cómo queda nuestra escena es utilizando la cámara frontal del smartphone. Y aunque se puede emplear la trasera, es sorprendente la cantidad de imágenes que se han tomado utilizando la delantera, primando así el control en el encuadre sobre la calidad de la foto. Entonces, si por ejemplo tenemos un iPhone 6, ¿cómo le vamos a sacar partido a su cámara? Gastarse 699€ en un smartphone para posteriormente utilizar su cámara frontal, resulta cuanto menos denigrante.
El encuadre
Asimismo, la mayoría de fotos que he visto están realizadas desde un plano picado, con una perspectiva aérea un poco extraña. Si tenemos en cuenta algo de lenguaje narrativo, los planos aislados y picados se utilizan en el cine para alejarse de los sujetos y crear sensación de soledad o distanciamiento.
Utilizando ese tipo de plano, se crean además grandes desproporciones en nuestra escena. Los cuerpos salen más pequeños y se aumentan las dimensiones de las cabezas, todo ello sumado a la distorsión producida por un gran angular, ingredientes adecuados para parecer un dibujo manga.
Conclusiones
El selfie stick no se puede comparar con un trípode, el cual está pensado para una persona que piensa salir a la calle para hacer fotografía. Las razones por las que no llevamos un trípode cuando vamos a un bar con nuestros amigos, son las mismas que me animan a prescindir del selfie stick y buscar otras alternativas. Así, creo que la inclusión del palo no se encuentra justificada para los usos que se le está dando actualmente.
Es el exceso y la dependencia de hacer autorretratos lo que le termina convirtiendo en un instrumento narcisista.
No se trata realmente del accesorio, el cual puede ser útil en determinadas ocasiones. De hecho, es bastante útil si lo empleamos como sistema estabilizador a la hora de grabar vídeo, o cuando un grupo es tan numeroso que sería imposible realizar la foto de otra manera. Las modas no son estúpidas, tampoco lo son aquellos que utilizan el selfie stick, es el exceso y la dependencia de hacer autorretratos lo que le termina convirtiendo en un instrumento narcisista.
De hecho, un estudio publicado por Samsung revela cómo el 41% de los británicos están interesados en compartir con sus amigos fotos del evento en el que se encuentran, mientras que un 19% afirma disfrutar de reconocimiento social al recibir un “me gusta” o que se comparta la imagen que acaban de subir.
Debemos valorar hasta qué punto estamos más interesados en tomarnos fotos que en disfrutar de una reunión con nuestros amigos. Al fin y al cabo, las modas solo surgen como respuesta para satisfacer a un sector de nuestra sociedad.