Hemos probado a fondo el Samsung Gear S, el smartwatch con ranura SIM que puede ser independiente del smartphone. ¿Qué tal es la vida con él?Durante lustros, el cine se ha encargado de meter en nuestra imaginación cómo sería "el futuro". La inmensa mayoría de películas de ciencia-ficción y otras simplemente ambientadas en un futuro a medio plazo han dibujado las líneas maestras de cómo debería ser la tecnología del mañana. Y casi todas coincidían en la mayoría de aspectos.
Hablo de ideas como las interfaces táctiles en enormes pantallas colgadas en la pared o haciendo las veces de mesa. Interfaces algo complejas, recargadas, con muchísimos elementos que dan lugar a muchísimas capacidades y funciones. El mejor ejemplo seguramente sea Minority Report, pero hay una infinidad de alternativas válidas.
Por otro lado, otra idea casi ancestral en el sci-fi es la intención de meter todo lo que necesitamos para comunicarnos y consultar información en nuestra muñeca. Exacto, en un reloj, o algo similar a un reloj tal y como lo conocemos.
Llegamos a 2013. Ya se empieza a hablar de forma masiva y atando rumores a grandes marcas en torno a los smartwatches. Parece que ahora sí va la buena. El primer gran paso lo da Samsung, aunque anteriormente Sony había lanzado algo similar. Otros fabricantes se van subiendo al carro. Para 2014 se hizo bueno el refrán "hasta el más tonto hace relojes" y vemos smartwatches cada vez más diferentes, aunque ninguno con nada realmente disruptivo.
Aquí entra de nuevo esa conciencia colectiva en torno a lo que debe ser un smartwatch. El futuro está llegando a nuestras muñecas, pero no está siendo todo lo cómodo y ventajoso que podíamos pensar. Paro por un momento. Estamos aquí por el Samsung Gear S. Esto sólo ha sido el contexto. Entramos en materia.
La vida con un Gear S en la muñeca: [shrug]
Cada vez que pruebo algo que se ve distinto a primera vista y llama la atención para el ser humano medio (un teléfono móvil de 6.5 pulgadas, un smartwatch, unos auriculares demasiado futuristas), hay que tener en cuenta el factor psicológico y social de llevar algo demasiado rompedor para la calle. Lo de "rompedor" puede ir en el buen sentido o en el malo.
El Gear S, en efecto, es rompedor. Por la calle, corriendo o en el metro vas a atraer miradas. De curiosidad sobre todo, también de desconcierto o de desaprobación. Pero si lo tuyo es la discreción y vivir pegado a la pared como un calendario, el Gear S no es para ti. No aún al menos. El Gear S es un reloj grande, muy grande, algo pesado y que se va a notar siempre ahí, visual y físicamente.
¿Qué podemos hacer con él?
Los usos principales del Gear S: responder y realizar llamadas, enviar y recibir mensajes y correo electrónico (app Correo, no Gmail), activar alarmas. Usos más allá mediante aplicaciones nativas o descargables: monitorizar carreras cada vez que salgamos a correr con Nike+, Runtastic o el propio S Health, por ejemplo; medir el índice UV, más o menos útil si vamos a tomar el Sol y no queremos acabar perjudicados, recordar la posición donde aparcamos el coche con un par de toques para saber volver a él, leer los titulares del día, etc. Todo en una pantalla que se ve aceptablemente bien bajo la luz solar pero que no responde a la perfección a los gestos táctiles o a algunas pulsaciones, en buena medida porque es un reloj y está en la muñeca, y tiene
Hablemos de asuntos delicados: la batería
La batería del Gear S tiene dos métricas distintas. Por un lado, el modo stand-alone, que es cuando funciona con su propia SIM y sin estar emparejado a un teléfono. Por otro lado, el modo que conocemos hasta ahora, ligado a un Galaxy.
En modo stand-alone Samsung anunció una autonomía de unas 7 u 8 horas como máximo. En la vida real, en mi caso personal, hablamos de 4 o 5 horas siendo algo generosos y sin sacarle demasiado uso. ¿Para qué sirve entonces? Para ir a correr escuchando música, para ir al supermercado o a algún recado rápido sin tener que llevar el terminal, o incluso para salir alguna noche de las que se no se alargan demasiado y estar localizables en última instancia y poder responder algún WhatsApp o algún mail rápidamente.
En modo emparejado la batería dura teóricamente hasta dos días. Dos días con un uso bajo, día y medio apenas si lo usamos de vez en cuando.
El dilema de la tarjeta SIM
Cuando me llegó el Gear S le puse la tarjeta SIM secundaria que tengo, que se integra con la principal (misma factura) pero que no tiene la misma línea, ya que es una SIM para sólo datos móviles. Entonces pensé en si tendría sentido comprar una SIM adicional con número propio también para llamadas telefónicas, de cara al modo stand-alone. Y ahí empecé a pensar en las opciones que presenta la ranura SIM.
Si tienes una SIM con el mismo número y completamente funcional, te bastará con ella. Cuando salgas sin el teléfono, podrás seguir recibiendo llamadas y tendrás todo lo que tu SIM habitual tiene. Si tienes una SIM distinta, tendrás datos móviles, pero olvídate de recibir llamadas. Y además tendrás que pagar otra factura. En mi caso, el de la SIM asociada a mi factura pero sin llamadas, tuve que renunciar a recibir llamadas desde el reloj cuando me lo llevo lejos del Galaxy Note 4 (a correr, a hacer algún recado, etc) para tener únicamente 3G.
La voz. Gear Circle.
En un dispositivo así, tengo clarísimo que la voz, el lenguaje humano, son primordiales. Es lo más natural, lo más integrado en cada persona, algo que todo el mundo sabe hacer y que ahorra muchos pasos intermedios: hablar. No en vano, el Gear S tiene S Voice integrado para obedecer a comandos de voz. Pero hay algo más: Gear Circle, unos auriculares en forma de collar con la unión imantada para que sea fácil ponérselo como collar (dejárselo puesto sin usarlo) y ponerse los auriculares si lo necesitamos. Inalámbricos, claro.
Estoy convencido de que muchas personas no han visto el potencial del Gear Circle. Es el futuro. Poder comunicarnos con nuestro smartphone (o smart-loquesea) mediante la voz, y recibir respuestas que sólo escuchamos nosotros. Es tecnología invisible en estado puro, integración total con el ser humano, interacción natural. Es realmente maravilloso.
Pero no va a tener éxito.
Además de que en el imaginario popular aún no estamos listos para el salto a una interfaz así, hay algo más que juega en contra del Gear Circle: *su terrible form-factor***. Son unos auriculares que, desde mi subjetividad, se ven feos. Son bastante visibles, ya no son "invisibles" como sí lo era el audífono de Joaquin Phoenix en Her, e ir con ellos por la calle es más que una valentía un acto de fe. Por si fuera poco, la sujeción es mediocre y se nos caerán a cada poco. Ni al que asó la manteca, se le ocurre.
Alguien tenía que abrir la veda
Smartwatches ya hemos visto unos cuantos. De Samsung, de LG, de Motorola y hasta de Apple, entre otros. Pero faltaba alguien con verdadera capacidad de producción, distribución y marketing que lanzara un smartwatch con ranura SIM, el primer paso para hacerlo completo por sí mismo e independiente. Ha sido Samsung. Por eso aunque el Gear S sea un producto que no voy a echar de menos y me parece incompleto, no me parece justo hacer sangre de Samsung, que se ha atrevido a dar el primer paso.
Conclusión
Imagino que para un gigante de la envergadura de Samsung, el desafío con cada nuevo producto no está tanto en lograr capacidades y posibilidades, sino en saber decir "no" a propuestas que acaban restando más que sumando. Saber decir "no" a meter una cámara mediocre en la correa, saber decir "no" a tres botones físicos si es suficiente con uno, saber decir "no" a funciones y componentes que no son realmente necesarios, sino contingentes, como decían en "Amanece que no es poco".
La vida con un Gear S en la muñeca fue curiosa estos días, prácticamente semanas. Pero no me costará devolverlo a su caja. Dentro de unos años, cuando los smartwatches sean tan normales, completos y satisfactorios como los smartphones lo son en 2014, recordaré al Gear S con algo de cariño como aquel primer reloj con SIM que no estaba listo para echarlo a los leones pero lo intentó y abrió el camino a otros.
Pros
- Tiene todo lo que caracteriza a los smartwatches (espejo de notificaciones) con el plus de poder llevarlo de forma independiente en casos puntuales.
- Si haces deporte, tienes un aliado para medir carreras incluso a nivel de ritmo cardíaco sin necesidad de smartphone.
Contras
- Diseño, dimensiones y peso. *All
- in
- one*.
- Las primeras palabras de un hijo, un Ferrero Rocher, el olor a libro nuevo, la duración de la batería del Gear S en modo stand
- alone. #gloriaefímera
- Seguimos sin saber qué debe ser exactamente un smartwatch, qué debe hacer y cómo lo debe hacer. El Gear S no lo responde.