Mobile World Congress 2014

Una de las últimas tendencias en dispositivos móviles ha sido la inclusión de resistencia al agua en la gama alta. No es nada nuevo, mi Motorola Defy ya tenía esa característica, aunque por desgracia murió al estar más tiempo del recomendado bajo el agua. Sin embargo, no fue otra más que Sony la que popularizó e hizo una característica estrella la resistencia agua en su Xperia Z, y se creó ahí el debate sobre la utilidad real de algo así. Partiendo de que no me es imprescindible ,hay una serie de circunstancias donde sí que es útil tener un smartphone que soporte una caída al agua, lejos de poder bañarnos con él o grabar vídeos acuáticos. Y desde Xperia Blog nos muestran una de ellas con el Sony Xperia Z2.

Resulta que Alexander Maxén, dueño de Xperia Z2, se encontraba haciendo esquí acuático en el mar cuando su teléfono se cayó al agua, y dado que la profundidad de esa zona era de unos 10 metros no fue capaz de alcanzarlo, por presión y falta de visibilidad. Y ahí comenzó la sorpresa, el Xperia Z2 recibía llamadas. Y digo sorpresa porque según Sony tiene certificación IP58, que es válida para resistir 30 minutos con 1.5 metros de profundidad, sin que ese agua sea salada, como era en el lugar de los hechos.

Tras seis semanas, un amigo buzo se dispuso a ayudar a Alexander, y finalmente pudo recuperar el teléfono, lo cuál entra dentro de lo normal. Como vemos en las fotos, el Xperia Z2 sólo presentaba un daño grande, el panel trasero roto. Dado que la batería estaba completamente descargada, tuvieron que ponerlo a cargar, y al hacerlo pudieron comprobar que el LED de carga funcionaba correctamente. Más tarde, que encendía con normalidad y podía realizar llamadas y tomar fotografías.

Una historia bastante sorprendente, ya que como decimos, los teléfonos no están preparados para unas condiciones tan extremas. La situación refleja, además, la mejoría de Sony respecto al apartado de la durabilidad, pues no fueron pocos los usuarios del Xperia Z que se quejaron a la marca debido a que partes como el altavoz dejaban de funcionar tras un leve mojado superficial. Y es que como ya vimos, incluso teléfonos pensados para usos más exigentes no soportaron nuestras pruebas. Para mí, la situación no es más que una muestra de que todo avance, por secundario que parezca puede traer al usuario los beneficios más inverosímiles que podamos esperar.

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