El titular del artículo habla por sí mismo. La supervivencia en el sector empresarial siempre ha sido una de las barreras principales para todo aquel interesado en empezar un negocio y que no ha tenido la decisión firme de hacerlo. Si alguien te dice que es muy fácil montar una startup no te está mintiendo. Otra cosa es que no te diga la verdad del todo, y es que la probabilidad de supervivencia es escasa sea el país que sea.

El sector y la competencia

Según un estudio de Startup Genome solo 1 de cada 12 startups logra sobrevivir. Antes de envolvernos en un tornado de pesimismo pensemos por un momento la simpleza de los conceptos que nos rodean. La competencia por definición es dura. Son personas que luchan por ideales parecidos a los tuyos y harán todo lo posible por conseguir mayores beneficios que tú. ¿Y yo qué tengo? Valor añadido. Tu producto/servicio ha sido concebido para solucionar un problema y entrar en un sector que te gusta, te apasiona y sobre todo conoces aunque no seas un experto en él. El tiempo te curtirá para saber qué es lo que tu negocio necesita en cada momento para pelear contra la competencia.

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No todas las cartas de tus rivales pueden ser "malas" para tu startup. Desde colaboraciones hasta especialización en mercados concretos para repartir el mercado entre diferentes jugadores de un mismo tablero. Todo esto es muy interesante pero recuerda que lo más importante de la competencia eres tú, es decir, no te distraigas observando sus pasos porque los pasos los tiene que hacer tu startup para conseguir ser el número 1. Innovación no es mejorar la tecnología, innovación es que te copie tu competencia para hacer lo mismo que tú.

¿Cómo sé que va mal?

Es difícil darse cuenta de que tu startup no funciona correctamente. En Estados Unidos hay que lograr el éxito. Esto es algo normal. Por ejemplo la empresa que crece a un 3% durante sus primeros años es considerada un fracaso. Los fondos de inversión no quieren ni ver a empresas que obtengan su rentabilidad en diez años. Es un escenario bastante fuerte porque aunque se cubran gastos y se crezca lentamente no tienen cabida en un sector altamente competitivo. En el caso de España y Europa es muy diferente. En la eurozona el crecimiento de startups es mucho más lento que en Estados Unidos porque aún estamos en "pañales".

Los inversores de aquí tienen algo más de paciencia pero la rentabilidad tiene que ser bastante más rápida que los diez años. Aquí partimos de la base de que en un rango de entre 2 y 3 años la startup es capaz de cubrir costes y además de eso consigue un crecimiento de un 15% a la baja para conseguir sobrevivir. El mayor problema de las startups es conseguir financiación para crecer justo en el momento en el que necesitan aumentar rápidamente su crecimiento. No es bueno levantar una ronda nada más empezar ni tampoco esperarse hasta llegar al abismo. Se debe medir un momento de crecimiento natural y rodaje de la compañía para encajar un crecimiento en cuanto a inversión privada para competir.

¿Merece la pena empezar?

Por supuesto que sí. Una startup es un paso decisivo y muy importante en tu vida. ¿Existe buen momento para tener hijos? La respuesta es que no, siempre habrá algún "pero". Del mismo modo en el caso de un negocio tampoco existe. Son apuestas y las apuestas no tienen momentos buenos porque es un juego de riesgo y azar. Las probabilidades de supervivencia solo se verán afectadas si desde el inicio escoges a los socios correctos, preparas un equipo disciplinado que esté dispuesto a luchar y te haces eco de diferentes técnicas para comenzar. El método Lean Startup creado por Eric Ries para comenzar un negocio es un arma bastante interesante en el momento actual. No es la biblia de los negocios pero te puede ayudar a trazar una estrategia y entender como puedes jugar en el sector empresarial.

Otras técnicas como el bootstrapping para autofinanciar tu compañía con la propia facturación de la misma y sin necesidad de agentes externos es una buena forma de comenzar sin pedir demasiado y comprobar por tus propios medios si es capaz y funciona tu idea. Recuerda: probar, medir, aprender. Es la clave para madurar como empresario tanto tú como tu equipo. Lo más importante que puedes aprender es que si fracasas no has perdido nada, habrás ganado la validación de que tu idea no funciona y podrás empezar otra nueva. Tienes que continuar luchando.