En 2010, Samsung pasó de ser un fabricante de segunda o tercera categoría en el mercado de smartphones a ser el líder de ventas indiscutible en el mercado Android en todas sus gamas. Respecto a eso, siempre se le conceden méritos en materia de estrategias marketing y de poderío como gigante manufacturero, pero pocas veces se le analiza objetivamente en lo que comprende sus méritos a la hora de lanzar año tras año los flagships más completos del panorama Android. Y esa es la idea que quiero defender en esta entrada, porque me parece completamente cierta y creo que el análisis hacia los coreanos está desde sus orígenes adulterado.

Las razones detrás del liderazgo de Samsung son mucho más profundas que su poderío como empresaComo he dicho al comienzo de la entrada, 2010 fue el año clave para Samsung. Con la llegada al mercado del Samsung Galaxy S ponía patas arriba el mercado y veía como sus rivales y compañeros de sistema operativo le miraban recelosos. Pero esas miradas no fueron las que influyeron en los análisis negativos hacia la marca, sino sus decisiones de producto con su primer gran smartphone. Como todos sabemos, se denunció el parecido de ese terminal y de su interfaz con el iPhone 3GS y su iPhone OS 3.0. Y no puedo estar más de acuerdo con esas críticas, pero no son suficientes para rebajar mi imagen sobre aquel teléfono, que tenía una pantalla que se aleja de la calidad de los estándares de hoy en día, o una batería muy mejorable, pero superaba a sus rivales en casi todo, lo que constituía un smartphone completo. Sin sobresalir en nada, pero notable en todo. Incluso con su lag, era "la opción" de esos días.

Las críticas se acentuaron cuando se vio que su capa de personalización, la todavía denostada TouchzWiz, no mejoraba y en vez de brindar mejoras al usuario aportase ralentizaciones, actualizaciones muy lentas, apps inútiles, etc. Sin duda, una empresa a la que le costaba aprender de sus errores, y eso unido a las críticas sobre los plagios le hizo perder mucha popularidad entre la comunidad geek. Pero de nuevo, si analizamos sus productos desde un prisma global frente a sus competidores directos, ¿cuándo han sido superados en lanzamientos paralelos? Todos los OEMs prometen mucho meses antes de las presentaciones, para acabar finalmente presentando detalles en sus productos que los alejan de la redondez. HTC tiene sus problemas con las cámaras y el peso, Sony con el tamaño de sus teléfonos y el software de los sensores, LG con las actualizaciones y según hemos visto con el G3, con la toma de buenas decisiones para ofrecer una experiencia a la altura de nuevos componentes...

Samsung Galaxy Note 3

En Samsung los principales enemigos siguen siendo dos, materiales y TouchWiz, ya que las pantallas ya se encuentran en la mejor liga. Respecto a Touchwiz también hemos observado mejoras, y eso que por plazos se encontraban muy cerca de los acuerdos con Google que recordemos, les obligaban a rebajar la personalización. Los materiales son él último gran escollo, y parece que si mejoran será a base de subir los precios lanzando flagships premium. Problemas que están ahí, sí, pero que no son suficiente para relegarle de ese primer puesto en la completitud. Si además es la única marca que se atreve con apuestas tan arriesgadas -que además le salen bien- como la creación del primer Galaxy Note, no es raro que lleguen a ser considerados fundadores y dominadores de los phablets. En Celularis hemos criticado duramente su gama baja, donde no se salvan, pero hablamos de gama alta. Pues fue su gama alta la que sentó un precedente y alejó a la empresa de la mediocridad.

Ningún rival les ha superado globalmente y sus terminales siempre son recordados como los mejoresCuando el nivel es tan alto, ser el mejor es una cuestión de la unión de pequeños elementos y detalles. Samsung quizá no haya sabido fabricar smartphones coherentes, quizá por departamentos poco comunicados entre sí, pero pese a ello, la mezcla no ha sido mala. Quizá esa falta de coherencia por parte de ellos es la que nos hace enamorarnos a priori de la belleza de modelos de HTC como el One X, el One o el One M8. Quizá sea la que nos hace adorar sobre el papel las cámaras de los Sony, o la que nos hace alabar los ínfimos marcos de los últimos LG. Pero volviendo atrás, en los últimos años ninguno ha tenido su constancia. ¿Superaría en nuestros recuerdos una Desire a un Galaxy S? ¿un Sensation o un Arc a un SII? ¿un One X o un Xperia S a un S3? ¿un One o un Xperia Z a un S4? En los míos no, y me da pena, pues en su día valoré mucho a algunos de esos terminales. Habrá muchas cosas que no me gusten de Samsung, pero si algo sé, es que su Note 4 y su Galaxy S6 estarán, a diferencia de otros, luchando muy arriba en la lista de los mejores del año, como siempre.

No sólo es Google la que debe aprender de Samsung. Son todos. Sí, Samsung for the win.