Seguro que muchos de ustedes conocen Klout, uno de los medidores de influencia más populares de todos los que circulan por la red. Este servicio, junto a otras métricas y estrategias constituyen, quizás, uno de los mayores engaños del socialmedia; pero, están tan integrados dentro del uso común de nuestra interacción en las redes que, precisamente su popularidad es el mayor éxito de su engaño.
Cuando hablamos de medidores de influencia parece que estamos hablando de los indicadores que rigen la reglas del juego de la influencia en redes, y lo cierto es que no miden la verdadera influencia, pero en cambio si que se toman como referencia para según que situaciones. De hecho, hay reportes de empresas de social media que miden las posibilidad de sus candidatos en función del índice de Klout. Un índice que da una mayor puntuación a un influencer de medio palo que se pasa el día compartiendo smileys y frases de RT fácil que a un deportista abanderado de marcas que con una solo foto en Instagram mueve la totalidad de la red.
La única verdad es el negocio que hay montando alrededor de Klout y sucedáneos
Y como por extensión los algoritmos de medición suelen ser secretos, no puede comprobarse el sistema de mediciones para ver qué variable toma en cuenta para medir la influencia de una cuenta de Twitter. ¿Como puede ser posible que una cuenta con millones de seguidores y con una fuerte presencia de marca tenga menor índice que un conferenciante al que apenas conocen unas decenas de miles de seguidores?
Si a todo esto le sumamos los cambios constantes en los algoritmos de influencia (para mejorarlos, según las compañías) tenemos un batiburrillo que no terminan por entender ni sus creadores. Con todo ello nos estaremos preguntando para qué montar todo este tinglado y para qué medir la influencia en una escala idéntica para todo tipo de cuentas -cuando la mayoría ni siquiera juega en la misma liga-.
De ser más popular que Shakira a serlo más que tu jefe
Algoritmos secretos y pseudoinfluencers con mayor índice que deportistas internacionales
Y es que en el fondo es un negocio, y en como todo negocio es más sencillo medir un nivel de influencia basado en un índice numérico que medir la utilidad real de las cuentas, aunque el índice numérico esté basado en un algoritmo fantasma que ni siquiera tiene en cuenta el nivel de influencia real de personas públicas fuera de la redes. Lo siento, pero vender un producto atractivo basado en la gamificación cuya única utilidad real, medir la influencia, es tan falsa como su utilidad prometida no puede ser un nunca un índice que determine quién influye en una red social.
Pero Klout y los medidores de influencia no son los únicos que inflan la popularidad de una persona por razones meramente publicitarias, o para convertir precisamente al usuario en una máquina de aumentar su influencia haciendo uso de la propia red social. ¡Perteneces al 10% más popular de la red! De hecho eres más pulular que tu propio jefe. LinkedIn ha sido una de las redes que ha inflado las ansias de popularidad de sus usuarios en base a estadísticas falsas.
Al final no importa el número que salga en nuestro Klout ni lo que diga LinkedIn. Por mucho que tengas más puntos que Cristiano Ronaldo no eres más influencer ni más popular. Y tan poco lo eres mas que tu jefe. Quizás estos medidores sean suficiente para los pequeños reyes de sus castillos de naipes, pero despierten: el mundo real es más que un número y fuera de vuestros feudos no sois más influencer que vuestro vecino.