Desde hace ya casi un par de décadas, Internet ha sido una especie de mundo de sueños para aquellos deseosos de innovar, de traer al mundo proyectos asombrosos. Al principio, la mayoría de esos proyectos estaban limitados a nuestra pantalla, y en los primeros años de la red de redes vimos como nacieron muchas empresas que han terminado convirtiéndose en algunos de los nombres más importantes del mundo de los negocios.

En los últimos años hemos visto como el caldo de cultivo se ha extendido a prácticamente todo aquél que tenga una idea, siendo parte fundamental de esto el crowdfunding o financiamiento colectivo. En la actualidad no importa si la idea asombrosa que has tenido es una aplicación para gestionar Twitter, un videojuego, una película o una impresora 3D de bajo costo, ya no hace falta convencer a una persona de financie tu idea, pues de algún modo se ha vuelto mucho más sencillo enamorar de esa idea a miles de personas que estén dispuestas a colaborar para que se haga realidad.

Es así como proyectos que difícilmente se habría podido materializar han conseguido convertirse en un éxito rotundo incluso antes de nacer. Ese es el caso de Pebble, probablemente el único smartwatch que ha logrado mantenerse exitoso más allá del concepto inicial. Así mismo, podemos encontrar un sin fin de juegos videojuegos que ahora están siendo desarrollados gracias a que miles de personas creyeron en un concepto.

Pero no todo es perfecto con el crowdfundig, aunque plataformas como Kickstarter o Indiegogo supongan una gran ayuda tanto para desarrolladores como para usuarios que ven materializadas ideas que siempre quisieron ver convertidas en realidad, al final muchas de estas ideas terminan cayendo en el olvido o convirtiéndose en un fracaso luego de haber saboreado el éxito.

El éxito efímero del financiamiento colectivo

¿Hasta qué punto está bien el crowfunding?

Probablemente todo aquél que guste de los videojuegos o lea medios electrónicos habrá escuchado de OUYA, aquél proyecto que nació en Kickstarter y estaba llamado a acabar con el modo en que Nintendo, Sony y Microsoft habían venido haciendo las cosas hasta ahora. No fueron pocos los que se apuntaron a la idea, y para el momento en que tuvo lugar la campaña, OUYA se convirtió en el segundo proyecto más financiado dentro de Kickstarter con 8,5 millones de dólares, ligeramente por detrás de Pebble.

Lamentablemente lo que inició como una campaña llena de éxito y el posible comienzo de un cambio radical en el mundo de los videojuegos terminó estancándose rápidamente. Algunos alegan a que el problema fue pobre calidad en el hardware, mientras que otros piensan que la ausencia de juegos de primer nivel fue el catalizador final para que una idea tan prometedora terminara llegando al fracaso.

Del modo que sea, OUYA no es un caso aislado, sino que lidera una larga lista de ideas que pese a tener un gran apoyo y financiamiento una vez materializadas no tuvieron lo necesario para mantenerse sustentables y pronto terminaron convirtiéndose en un gran fracaso.

¿Una plataforma de reservas?

¿Hasta qué punto está bien el crowdfunding?

El crowdfunding es una de las grandes revoluciones de esta década, gracias a este sistema no solo se obtiene dinero para financiar proyectos asombrosos, sino que también se les da publicidad masiva, suficiente para vender un producto mucho antes de su llegada al mercado, algo bastante positivo para los pequeños que están en busca de hacerse un nombre.

Las cosas se complican mucho más cuando empresas medianamente establecidas, con productos ya existentes en el mercado incursionan en las redes de crowdfunding. La idea es clara, intentar hacerse con algo de esa publicidad positiva que reciben los productos nuevos, e intentar atraerla. Pero el mercado no funciona de ese modo, y en el mejor de los casos nuevamente vamos a tener productos que ganan algo de éxito en sus respectivas campañas dentro de las redes sociales para luego caer nuevamente en el olvido.

Por aquí seguimos pensando que plataformas como Indiegogo y Kickstarter son un gran modo de apoyar proyectos pequeños y emprendimientos que buscan hacerse hueco. De cualquier modo, que un gadget, videojuego o cualquier otro proyecto puesto a cabo en Kickstarter nos parezca fabuloso no lo hace realmente útil a la mayoría por lo que el éxito en este tipo de plataformas nunca es garantía a largo plazo.

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