En el año 2005, de la mano de Nicholas Negroponte (fundador del MIT Media Lab), nacía un gran proyecto destinado a romper con la brecha digital en las escuelas: One Laptop Per Child. El proyecto perseguía un noble objetivo, desarrollar un ordenador portátil de bajo coste que hiciera posible entregar uno a cualquier niño del mundo; una iniciativa noble a la que se han sumado empresas como AMD, Google o Red Hat y que, tras 9 año de andadura, ha puesto punto y final a su aventura.
OLPC ha anunciado que el proyecto está muerto. Es el fin de One Laptop per Child.
Debo reconocer que el anuncio de OLPC de poner fin a su aventura me deja un sabor agridulce. OLPC ha reconocido en su comunicado oficial que el proyecto está muerto; una frase, quizás, algo dura pero que es bastante gráfica y nos da una idea de cómo ha quedado este sueño de romper la brecha digital en las escuelas de todo el mundo.
Hace unos años, cuando el proyecto comenzó a andar, el esquema que planteaba OLPC era muy noble y, sobre el papel, parecía factible. El objetivo era llevar ordenadores portátiles a los países en vías de desarrollo; unos equipos de hardware básico y que se apoyaban en Linux para ofrecer un producto con un coste de unos 100 dólares. Con esta base, OLPC negociaría su distribución, directamente, con los gobiernos de los países objetivo o bien recurriría a un mecenazgo en el que la compra de uno de estos ordenadores en un país desarrollado permitiría llevar uno gratis a un país en vías de desarrollo.
¿Y si el fin es bueno, qué es lo que ha fallado? El papel tiene la propiedad de "soportar cualquier cosa"; a veces un buen plan sobre el papel, al llevarlo a la práctica, puede resultar un completo fiasco. Con esto no quiero decir que OLPC haya sido un fiasco, todo lo contrario, creo que ha sido una importante punta de lanza para otros muchos proyectos que han surgido años más tarde.
OLPC, un proyecto que al final no ha sido sostenible
A pesar que OLPC seguía evolucionando su mítico portátil (en el CES de 2013 mostraron nuevos dispositivos, el proyecto se había quedado estancado. Las mejoras en los dispositivos no eran abismales y, en cierta medida, se evolucionaba a un paso mucho más lento que la propia evolución tecnológica del mercado. Esta falta de adaptación, y la escasa "innovación incremental", se han terminado materializando en equipos que, aunque eran de bajo coste, presentaban prestaciones muy por debajo de otras alternativas del mercado que, además, estaban convergiendo en precios hacia OLPC.
Aunque noble, el modelo que planteaba OLPC ha dejado de ser sostenible. El hardware más rápido de lo que evolucionaba el proyecto y quedó obsoleto.
El hardware evoluciona a pasos agigantados y las empresas han detectado un potente nicho de mercado en los países emergentes; un hecho del que hemos hablado durante el MWC 2014 y que, sin duda, cada vez tiene más fuerza. En 2006, un portátil de 100 dólares era un gran objetivo para romper la brecha digital y ofrecer una puerta de acceso a Internet en los países en desarrollo; hoy, en 2014, Mozilla desarrolla smartphones de 25 dólares para romper con la brecha digital y hacer más accesible Internet.
Tablets y smartphones se han convertido en la principal puerta de acceso a Internet de los usuarios y, en los mercados emergentes, va a ser la gran puerta de entrada así que un portátil de 100 dólares, al final, ha sido un concepto que se ha quedado obsoleto.
Los usuarios y el mercado han evolucionado pero, indudablemente, el compromiso con OLPC también ha cambiado. Los cambios del entorno han provocado que el modelo de OLPC quedase desfasado y esto, a su vez, ha hecho que caigan algunos de los apoyos al proyecto. Nicholas Negroponte, el principal impulsor del proyecto, abandonó OLPC para poner en marcha otras iniciativas, se han caído los apoyos empresariales al igual que ha decrecido el interés de los desarrolladores; por tanto, el ecosistema de OLPC ha ido muriendo y el proyecto, finalmente, se asfixió.
OLPC Boston, que ejercía de equipo de soporte del proyecto, ha cerrado sus puertas y OLPC Miami continuará su actividad para ofrecer soporte a los gobiernos de Uruguay, Perú y Ruanda y también para gestionar la marca OLPC y las licencias a terceros (como la que tienen con el fabricante del tablet XO destinado al público infantil).
Los herederos de OLPC
Aunque OLPC nos diga adiós y la iniciativa, por tanto, deje de existir, creo que no sería justo quedarse con la parte más amarga del comunicado. Sin duda alguna, creo que es justo reconocer que OLPC ha sido un gran tractor del sector y, por tanto, sin esta iniciativa no habría sido posible que se desarrollasen otras muchas iniciativas que persiguen también democratizar el acceso a la tecnología.
OLPC abrió camino a otros muchos proyectos que han tomado el testigo para democratizar el acceso a la tecnología: Raspberry Pi, Intel Galileo, Firefox OS...
El tiempo pasa rápido y vivimos en un contexto de muchos cambios; un dinamismo al que OLPC no le ha podido seguir el ritmo pero que, sin embargo, ha impulsado a otros proyectos que también trabajan en la misma senda que OLPC. Raspberry Pi nació con el objetivo de llevar a las escuelas computadoras de bajo coste (alrededor de los 30 dólares) y, en este tiempo, ha sido la base de múltiples proyectos innovadores, ha equipado aulas de computadoras en África e, incluso, se usa en universidades para construir supercomputadores a escala y, de esta forma, enseñar computación distribuida sin contar con grandes infraestructuras.
Arduino también es otro proyecto de hardware libre que también es un gran impulso para el sector educativo. Hace tiempo que Google decidió apoyar a las escuelas de Reino Unido con placas de Arduino y Raspberry Pi para que los docentes introdujesen a los escolares en el mundo de la programación y, de esta forma, formar a los profesionales del futuro. Arduino es una placa basada en un microcontrolador, es un computador básico pero tal es su importancia que Intel ha desarrollado Galileo que, precisamente, es compatible con Arduino y permite reutilizar código.
OLPC fue pionera pero los próximos 1.000 millones de usuarios que accederán a Internet necesitarán dispositivos más allá de las escuelas.
Las escuelas no son el único objetivo que se está cubriendo hoy en día. Si bien es cierto que en las escuelas están los "profesionales del mañana", son muchas las empresas que trabajan mirando tanto al presente como al futuro. Mozilla, sin duda alguna, es la gran punta de lanza para democratizar, hoy en día, el acceso a la tecnología.
Firefox OS se está postulando como la plataforma destinada a generar una "revolución tecnológica" en los mercados emergentes; dispositivos de bajo coste que nos abren las puertas de Internet y a un incipiente ecosistema de apps y servicios. Operadores y fabricantes apoyan Firefox OS, un apoyo que asegura un ecosistema vivo; Mozilla es una entidad sin ánimo de lucro, su objetivo no es el negocio, es llevar Internet a todas partes y, por ello, sus smartphones de 25 dólares serán ese "motor de la revolución".
El 66% de habitantes del planeta no cuenta con acceso a Internet y, como bien comentó Mark Zuckerberg en el MWC, los próximos 1.000 millones de nuevos usuarios de Facebook vendrán de los países emergentes. Estos son los Internautas del futuro, usuarios que, seguramente, usarán en el colegio una Raspberry Pi y se conectarán con un smartphone con Firefox OS; un nuevo impulso para romper con la brecha digital que sin la visión de OLPC, quizás, no habría sido posible.
OLPC se despide, es una marcha triste pero, sin duda, han sido una gran fuente de inspiración y nos demostraron que no todo era negocio y que, por tanto, era posible romper con la brecha digital y democratizar el acceso a la tecnología.