Hace algún tiempo plasmé mi opinión de manera rotunda: los smartwatches no sirven para nada. Lo hacía cuando algunos renders del Samsung Galaxy Gear aparecían en los medios, antes de que fuera siquiera una realidad. Hoy sigo reafirmando lo que en su día dije: las propuestas de la industria siguen alejadas de lo que los usuarios demandan, los diseños de los smartwatches son feos y se tratan de productos residuales que no consiguen encontrar su nicho de mercado. Y lo digo el mismo día que ha saltado el rumor de un Samsung Galaxy Gear 2 en abril: no me lo compraré como no me compré la primera versión.
Hay una gran diferencia entre los smartwatches y un Pebble
No obstante y hablando de smartwatches, también esta misma semana hemos visto una presentación en este sentido: los nuevos Pebble Steel o lo que es lo mismo, la maduración de la primera versión del único "smartwatch" que pondría en mi muñeca. Además, se presentó la Pebble Store y una serie de acuerdos con distintas aplicaciones y productos para llevar este reloj todavía un poco más lejos. El proyecto que, recordemos, nació de un kickstarter, no sólo ha conseguido lo que toda una industria ya ha intentado varias ocasiones (Sony tiene dos versiones de su Smartwatch, ambas con un éxito ínfimo) si no que sigue creciendo de la mejor manera posible: ofreciendo un producto realista. ¿Por qué Pebble sí y smartwatches no? Vamos con ello.
No necesito más dispositivos
O al menos, no un dispositivo a medias: o lo das todo o eres realista. Tanto la apuesta de Samsung como la del resto de fabricantes está muy centrada en incluir pantallas a todo color, múltiples aplicaciones y un resultado bastante deficiente. Al final, la mayoría de los smartwatches son una curiosidad de la que pronto te cansas y que, por supuesto, tienes que cargar todos los días. Personalmente, creo que tras varios días de uso, algún día se me olvidaría cargarlo y se quedaría en mi mesita de noche cogiendo polvo.
Pebble, en cambio, ofrece algo distinto. No es tanto un dispositivo, si no más bien un reloj hiper vitaminado. Promete hasta una semana de batería y es un complemento a tu smartphone. Ni más ni menos. Una vez más, la sencillez se impone sobre las ideas que van demasiado lejos. Precisamente, Apple sabe mucho de esto y curiosamente, pese a que un hipotético iWatch se lleva rumoreando años, Apple todavía no ha presentado nada en esta línea.
Los smartwatches son feos
Y punto. Si en algo se diferencia Pebble del resto de smartwatches es que no da vergüenza ponérselo. El nuevo Pebble Steel pasa totalmente desapercibido en tu muñeca, es un reloj. Llevar una pantalla en mi muñeca no me parece nada atractivo y según el ritmo de venta de los smartwatches, me atrevería a decir que a la gente en general tampoco.
El diseño de Pebble no es intrusivo, no es demasiado grande, es estilizado, discreto y personalizable.
La industria está fallando
Además de lo previamente comentado, cabe destacar también el hecho de que el precio de un Pebble está por debajo del resto de smartwatches. Si bien la nueva versión es un poco más cara, el Pebble original costaba bastante menos que muchos de sus competidores. No era tan potente ni tenía una pantalla LED, pero daba lo que prometía.
Pebble tiene todavía mucho margen de mejora, por supuesto, una pantalla con más resolución y con un cristal más fino son algunas de las cosas que más se le demandan. Pero creo que la industria debería replantearse qué está haciendo con los nuevo wearable gadgets y si está proponiendo algo nuevo o simplemente dejándose llevar por la inercia. El ejemplo a seguir ya está marcado. ¿Serán capaces de proponer algo nuevo? Veremos qué pasa este 2014.