Hace exactamente un año, el panorama Android era bastante distinto al actual. El elenco de competidores del iPhone 5 lo componía un equipo formado por HTC (One X y One X+) y Samsung (Galaxy S III y Galaxy Note II). Nexus 4 también, aunque no era lo mismo: el Nexus 4 era un terminal avalado por un precio. Sin conocer los precios de ninguno, estaba claro que el Nexus 4 estaba un pasito por detrás. Similar a lo del Sony Xperia S. Así que HTC y Samsung eran la única baza de Google para que su Android plantase cara al iPhone. Y ya sabemos cómo acabó la cosa: incomparecencia de HTC. Así que Samsung era el todo o nada. Y hablando de incomparecencias: LG.
En unos meses, LG ha pasado de la segunda línea al Top
Si alguna marca estaba claramente por detrás era LG, incapaz durante mucho tiempo de presentar un terminal con músculo, que aunara pantalla, procesador, cámara y diseño (como mínimo) para destaparse como candidato a Android del año. Lo más potable que presentó fue el LG Optimus G, que pese a presentarse en agosto de 2012 no llegó a Europa hasta abril del año siguiente y a Latinoamérica hasta mayo o incluso julio en algunos países. Tremendo. Así que para LG, la gama alta de 2013 empezó trayendo dos terminales (el mencionado y el LG Optimus G Pro) del año anterior. Pero para verano, las cosas empezaron a cambiar.
Fue entonces cuando LG se puso el esmoquin y habilitó un streaming para que todo el mundo siguiese la presentación del que iba a ser su nuevo gama alta: el LG G2, el mejor síntoma del cambio a mejor. Aunque el Optimus G tuvo su público, yo estuve siempre del lado de los protestantes: "no está mal, pero está detrás del resto de gama alta". Ahora sí que sí, con el G2, LG estaba en el buen camino. Empezando por una duración de batería épica, muy superior a cualquier otro smartphone del mercado.
Y no sólo batería: la pantalla es excelente, la idea de los botones físicos traseros acabó convenciendo; su diseño, aunque mejorable, es bueno y tiene esos finísimos marcos laterales... En definitiva, un muy buen terminal. Realmente bueno. Pero es que LG no acabó ahí: después se encargó de construir el mejor Android de 2013, y quizás del mejor smartphone del año. Como el astuto lector habrá podido imaginar, hablo del Nexus 5.
¿Quién hubiese pensado hace un año que LG fabricaría el mejor smartphone de 2013?
Si alguien les habla mal del Nexus 5, no se fíen. Tómenle por loco, o llámenle protestante. Será de esa gente entregada al deporte de buscar problemas, el cual tiene de malo que si uno le pone entusiasmo, los encuentra seguro. Sus carencias son mínimas, y las reseñas que alaban al Nexus 5 le van cayendo a Google en el zurrón con regularidad, empezando por la nuestra. Pero a donde íbamos: el Nexus 5 también está construido por LG. Con las directrices de Google, sí. Y sin esa capa de personalización fea hasta el extremo que hará ganar puntos a LG el día que desaparezca. Pero el logo de LG sigue siendo el que figura en la zona inferior de la carcasa trasera.
¿Y qué ocurrió luego? Que vistas las novedades de todos los fabricantes en 2013, fue momento de recapitular, de crear un ranking, y de sorprenderse. En la lista de mejores smartphones de 2013, LG ocupa dos puestos de los cuatro primeros. ¿Alguien hubiese apostado un sólo dolar por ello unos meses antes? Un servidor desde luego no.
Ahora sólo es momento de reconocerle a LG lo que es justo: se han convertido en la revelación del año. También es cierto que dos años no se compensan con dos smartphones, pero LG ha dado un paso de gigante en su camino hacia el graduado. Por primera vez, puede subirse al escenario junto a los Samsung, Apple, Sony, HTC, Nokia y compañía sin que le entre complejo de inferioridad. La ambición que ha envuelto LG como una nebulosa ha coincidido con terminales genéticamente preparados para aspirar a lo más alto, incluso sin estar invitados a la fiesta. Ha sido la combinación perfecta.