Científicos en la Universidad de Oxford y la Universidad de Warwick en el Reino Unido han logrado desarrollar pequeñas redes de transporte que se auto ensamblan y que, además, son impulsadas por motores a nano escala que se pueden controlar por ADN. En este caso es un nanotren que puede moverse gracias a una fuente de energía natural. De esta manera, el sistema puede construir su propia red de transporte de micrómetros de longuitud y transportar diversos compuestos de un lugar a otro.
El equipo usó moléculas de quinesina como proteínas "motor" que pueden cargar otro tipo de moléculas y ensamblarlas, esto es como el vagón de un tren que carga con todos los elementos para construir sus propios rieles. El nanotren trabaja de una manera parecida, con todos los elementos necesarios para construir su camino y viajar sobre él de un lugar a otro del cuerpo. Estas proteínas ensamblan los "rieles" o el camino del nanotren con ADN artificial.
Después estas moléculas de quinesina se utilizan como transporte y, en el proceso, liberan un tinte verde flourescente. Agregando trifosfato de adenosina (ATP), que las células usan para transportar energía, se logra hacer que las moléculas de quinesina en el nanotren logren transportar este tinte verde a lo largo de su camino. Cuando llegan a su destino, los investigadores agregan ATP otra vez para dispersar el tinte o romper el camino y terminar el proceso.
La inspiración de este experimento se centró en los peces que cambian de color al encontrar una amenaza, estos usan el mismo sistema de transporte de moléculas para realizar el cambio. Y, aunque el nanotren sólo transportó moléculas con tinte verde flourescente, es el primer paso para que la nanotecnología logre mover otro tipo de moléculas en el cuerpo y que, además, los resultados lograrían permitir el desarrollo de sistemas de auto-ensamblaje más sofisticados para una gran variedad de aplicaciones. Como, por ejemplo, acelerar reacciones químicas en el cuerpo.