La piratería y las descargas, según la industria del cine en España, son el cáncer del sector; sin embargo, uno va al cine a ver una película española y, en vez de espectadores, uno se encuentra con un tumbleweed como en esos "momentos de silencio" que, de vez, en cuando vemos en The Simpsons. Parece que el público no suele responder positivamente a la oferta de cine español pero, aún así, se producen un centenar de películas al año que, en buena parte, reciben financiación pública; un modelo de financiación que deja de funcionar en el momento que se aplican medidas de austeridad. La Generalitat de Catalunya, el Gobierno Regional de Cataluña, aplicaba también un modelo de subvenciones al cine catalán; un modelo que quieren seguir manteniendo a pesar de los recortes y que, según han dejado caer hoy, financiarán imponiendo una tasa a las conexiones ADSL.

El encargado de soltar esta "genial idea" ha sido Ferrán Mascarell, conseller de Cultura de la Generalitat durante una entrevista realizada en TV3, el canal de televisión de la región. ¿La fórmula para salvar el cine catalán? Cobrarle un canon a los operadores que ofrecen servicios de acceso a Internet y, de esta forma, conseguir ese ingreso extra que necesita la Generalitat de Catalunya para mantener las ayudas a la producción cinematográfica.

Los precios de este tipo de conexiones actualmente ya son bastante caros. No tiene por qué afectar a la factura.

El problema del cine en España no es Internet y gravar el ADSL no es la solución

Particularmente, la idea me parece un poco inquietante porque si los Gobiernos (tanto los regionales como la Administración General del Estado) comienzan a aplicar tasas a los operadores, llegaremos a un punto en el que será complicado que baje el precio de la conexión a Internet en España. Aunque el propio Ferrán Mascarell haya comentado que el usuario no debería sufrir incremento de la cuota de acceso porque ésta ya es alta, la realidad es que los operadores ya sufragan la ausencia de publicidad en las televisiones públicas y si seguimos sumando cosas, llegará un momento en el que subirán los costes o, simplemente, tardarán muchísimo en bajar (y ojo que en España pagamos mucho por los servicios que nos ofrecen).

¿Y ya está? ¿Para que exista cine catalán debe costearse con los que pagan una conexión a Internet? Parece que volvemos al "mantra" de siempre: Internet es el culpable y, por tanto, que Internet financie un negocio aunque éste no llegue a ser rentable.

(Arcline Studio)

Subvenciones como financiación de una industria

En el mundo real, si una empresa no es rentable y no genera beneficios, no le queda otro remedio que cesar su actividad. Honestamente, creo que las ayudas públicas deberían destinarse a sectores estratégicos; es decir, actividades que sí que vayan a generar beneficios y sirvan como motor económico del país.

España está a años luz del cine de Hollywood o, incluso, del cine de Francia; un gran salto tanto en calidad como en medios técnicos y que, en mi opinión, no se arregla inyectando dinero público. El contexto ha cambiado mucho en estos años, el cine es más caro, los sueldos han bajado, han subido los impuestos, un largo etcétera de condiciones de contorno que hacen complicado que los espectadores vayan al cine con asiduidad y sean mucho más exigentes a la hora de seleccionar qué película van a ver al cine.

Las ayudas al cine alimentan una industria deficitaria. Gran parte del problema está en la oferta de contenidos.

Si la oferta de producción nacional no convence, evidentemente, el espectador optará por ver una película francesa o un estreno de Hollywood; sin embargo, en vez de analizar este tipo de hechos, parte de nuestros impuestos se dedican a alimentar la "industria de las subvenciones".

¿Es necesario que se produzcan una media de 150 películas al año en España? La pregunta, evidentemente, tiene trampa pero si la película no tiene posibilidades de recuperar la inversión realizada, quizás, no debería producirse. Sin embargo, hasta 1,5 millones de euros públicos puede llegar a recibir una película en España gracias a este sistema de ayudas sin que los objetivos en taquilla lleguen a ser un requisito.

Es cierto que, en el caso del Ministerio de Cultura, el pago de las ayudas se retrasa una media de 2 años desde el estreno; sin embargo, las ayudas concedidas son un compromiso de pago que el Estado tiene que asumir y, honestamente, no me parece justo que se subvencionen películas que luego no encuentran canal de distribución y ni tan siquiera llegan a estrenarse en los cines.

Cinema

Ayudas sí, pero objetivas

Cualquier película necesita de una inversión inicial para poder llevar a cabo el proyecto y, evidentemente, las ayudas son una opción que ha funcionado siempre en Europa. Sin embargo, creo que el "café para todos" que parece imperar debería de ser mucho más objetivo y orientado a resultados.

Las ayudas al cine deberían medir resultados, así fomentarían una industria competitiva.

Francia, que es el espejo en el que se suele mirar España, puso en marcha su sistema de ayudas en 1945 y, desde entonces, han perfeccionado muchísimo su método. Para empezar, gran parte de su cine es de calidad y tienen una muy buena oferta de contenidos que se ve respaldada por medidas vinculadas a la cuota de cine francés en cartelera (cosa que tienen que cumplir los cines con un 40% de películas francesas en cartel) y una reinversión de la taquilla para alimentar el modelo de ayudas (donde las "películas grandes" son solidarias con las más pequeñas y donde un 11,5% del precio de la entrada se destina a estas ayudas independientemente de la película).

¿Y quién debería obtener una ayuda entonces? Si tomamos como referencia a Francia, las ayudas directas solamente se conceden a productores que hayan tenido un "taquillazo" el año anterior; una especie de incentivo directo al buen trabajo.

Si no me gustan las películas que se producen en España ¿por qué tengo que subvencionarlas?

Quizás esa sea la senda a recorrer junto a otras medidas que ayuden a hacer más competitiva la oferta pero, lo fundamental, es un fomentar una industria que pueda llegar a ser competitiva por sí misma y no porque esté alimentada artificialmente por el Estado.

¿El público que va al cine a ver producciones españolas o catalanas es pequeño? Evidentemente, parece que sí que lo es. Sin embargo, la solución no es "machacar al espectador" por consumir cine francés o cine de Hollywood y digo machacar porque aplicar tasas de manera indirecta, al final, se acaba reflejando del lado del usuario.

¿Y cuál es la solución entonces? Quizás suene radical pero si los franceses van a ver las producciones nacionales al cine y son capaces, además, de exportarlas al extranjero con gran éxito ("Un plan parfait" o "Amour" son buen ejemplo de ello); quizás el problema radica en el producto y no en el sistema de financiación.

Por tanto, señor Mascarell lo que usted propone, con todos mis respetos, es una barbaridad e inventarse más impuestos para reflotar la industria cinematográfica es negar la realidad del problema que tiene usted entre manos.

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