Cigarrillos electrónicos

Michael Dorausch (Flickr)

Corría el año 2000 cuando un farmacéutico chino, llamado Hon Lik, desarrollaba la primera generación de cigarrillos electrónicos. Su invención pretendía convertirse en una alternativa a los clásicos cigarrillos, y según los primeros anuncios, se vendía como una ayuda interesante para todo aquel que deseara dejar de fumar.

Dejando de lado cuestiones más relacionadas con la publicidad, lo cierto es que el uso de los cigarrillos electrónicos ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Cualquiera que dé un paseo por las calles de su ciudad, podrá comprobar el auge de las tiendas de cigarrillos electrónicos en los últimos tiempos. Parece que "crecen como setas" en todos los rincones. ¿Tanta demanda existe de cigarrillos electrónicos?

¿Son los cigarrillos electrónicos inocuos?

El funcionamiento de estos novedosos cigarrillos electrónicos es aparentemente sencillo. El dispositivo cuenta con una boquilla, en la que se sitúa un cartucho recambiable o recargable lleno de líquido. Este líquido contiene una mezcla de propilenglicol y/o glicerina vegetal, diferentes concentraciones de nicotina y como opción, sabores y aromas varios.

Cualquiera que haya fumado alguna vez estos eCigs verá que al inhalar, el flujo de aire que tomamos es detectado por un sensor. Esta acción permite a su vez la activación de un nebulizador, encargado de inyectar pequeñas gotas de ese líquido en el aire que tomamos. También se activa de forma simultánea una luz LED al final del aparato, que ayuda a simular mejor el acto de fumar.Un estudio afirmaba que son igual de efectivos que los parches de nicotina

Durante los últimos meses, estos cigarrillos electrónicos han sido promocionados como auténticas gangas, ya que según las compañías que los venden, no producen ningún tipo de daño en la salud, y tampoco afectan a los fumadores pasivos. Sin embargo, ¿es eso cierto? La promoción que se hizo del tabaco durante décadas nos hace permanecer escépticos respecto a esta temática.

Las ventajas de los cigarrillos electrónicos son enormes, según las compañías que los producen. Una noticia recogida ayer por Al Jazeera explicaba que funcionaban igual de bien que los parches de nicotina empleados habitualmente para dejar de fumar. ¿Es oro todo lo que se vende o por contra hay gato encerrado?

La OMS pide cautela

Los estudios científicos existentes hasta el momento apuntan a que no se puede garantizar que los cigarrillos electrónicos no sean nocivos. Esta afirmación, sin duda, siembra la duda entre los consumidores. Como nos explica Esteve Fernández, Director de la Unidad de Control del Tabaquismo del Instituto Catalán de Oncología, "los cigarrillos electrónicos son evidentemente menos malos que el tabaco, lo que no quiere decir que no sean perjudiciales".

No se puede garantizar que no sean perjudiciales para la saludY es que la clave sobre su posible beneficio o daño se esconde precisamente en la composición del líquido del que os hablábamos antes. Al incluir nicotina en su contenido, los cigarrillos electrónicos mantienen la adicción de sus consumidores. Además, para empeorar la situación, también presentan propilenglicol, componente empleado para vaporizar la nicotina.

El uso de este compuesto químico de manera crónica no ha sido completamente estudiado. Lo que sabemos hasta ahora es que es un poderoso irritante, presente en algunos medicamentos (como los famosos inhaladores), que no se emplean en ningún caso de forma crónica. Sin embargo, según Fernández, "ya se han descrito efectos adversos sobre su uso prolongado". Cada vez hay más estudios que apuntan a que los cigarrillos electrónicos también podrían ser cancerígenos, y que en principio no solo afectarían a los fumadores activos.

Aunque ninguno de estos resultados son concluyentes, lo cierto es que la propia Organización Mundial de la Salud ya ha desaconsejado el uso de los cigarrillos electrónicos por sus potenciales efectos perjudiciales. A nivel sanitario, además, los e-cigs van en contra de la desnormalización pública del tabaco que tanto había costado conseguir.

¿Se imaginan en el futuro que en centros educativos o sanitarios se volviera a permitir el uso de cigarrillos electrónicos? Actualmente, su utilización en estos espacios públicos se enmarca dentro de un limbo jurídico curioso. Y es que a pesar de que el tabaco esté prohibido, de momento no lo está su alternativa electrónica. Por ese motivo, en ocasiones veremos a fumadores habituales consumir cigarrillos electrónicos en áreas públicas, mientras que vuelven al tabaco normal en espacios donde no esté prohibido su uso. Por tanto, la afirmación de que son una buena alternativa a los cigarros normales es cuanto menos cuestionable.

Lo más efectivo y saludable es dejar de fumar por completoEn ese sentido, son varios los especialistas que rechazan el uso de los cigarrillos electrónicos. Hace solo unos días, la Red Catalana de Hospitales sin Humo y la Red de Atención Primaria sin Humo emitía un comunicado oficial en el que se pedía la prohibición expresa de estos dispositivos electrónicos en sus dependencias, de una forma similar a lo regulado en la famosa ley española 42/2010 sobre tabaquismo.

A pesar de que es cierto que los cigarrillos electrónicos no presentan aparentemente tantos efectos perjudiciales como el tabaco, debemos ser escépticos ante la promoción de su uso. Los estudios científicos que empiezan a apuntar sus posibles daños deberían darnos un toque de atención ante el bombardeo publicitario existente en los últimos tiempos. Porque como dice nuestro compañero Antonio Orbe, "lo más sano en todo caso es dejar de fumar por completo".