La nave rusa Soyuz TMA-08M por fin ha aterrizado en la Tierra, trayendo de vuelta a tres astronautas de la Estación Espacial Internacional. La cápsula tocó por fin suelo a las 2.58 GMT, finalizando el periplo en el espacio de dos cosmonautas rusos y uno estadounidense, que formaban parte de la expedición 36.

Este trío de astronautas era famoso por haber formado parte del primer vuelo exprés hacia la Estación Espacial Internacional. La introducción de nuevos cálculos matemáticos había permitido que el viaje de la sonda Soyuz hasta la ISS durase solo seis horas en lugar de los dos días habituales.

Durante su estancia de 166 días en el espacio, los dos cosmonautas rusos Pável Vinográdov y Alexandr Misurkin habían realizado cuatro caminatas espaciales, mientras que el astronauta estadounidense había salido solo tres veces al exterior de la Estación.

El aterrizaje de la sonda con los tres hombres tuvo lugar al sureste de la ciudad kazaja de Dzhezkazgán, en Rusia. Con este viaje de Soyuz finalizaba el trabajo de investigación y exploración espacial de estos tres astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional. En la actualidad, las tres personas que han tomado su relevo en la ISS son el ruso Fiódor Yurchijin, el italiano Luca Parmitano y la estadounidense Karen Nyberg, que forman parte de la tripulación 37.

Estos nuevos cosmonautas permanecerán en el espacio hasta noviembre, cuando serán relevados por los nuevos cosmonautas Oleg Kotov, Mike Hopkins and Sergey Ryazanskiy. Estos se encuentran en Kazakhstan preparando a la vez su vuelo de lanzamiento en la sonda Soyuz, que tendrá lugar el 25 de septiembre.

Como ya os explicamos en un artículos anterior sobre vuelos al espacio, la sonda Soyuz es la única capaz de enviar misiones tripuladas al espacio, después de que Estados Unidos eliminara su programa de transbordadores espaciales como consecuencia de los recortes económicos.

Aunque algunos expertos han puesto en duda su seguridad en algunas ocasiones, lo cierto es que el trabajo de las sondas Soyuz se prolongará al menos hasta 2014. El desarrollo de otras naves, como en el caso de la SpaceX Dragon, podría permitir en el futuro un nuevo abanico de posibilidades de vuelos de misiones tripuladas.

Lo que está claro es que de momento las sondas rusas Soyuz siguen cumpliendo sus cometidos de manera satisfactoria. La investigación espacial debe mucho a estas naves y al esfuerzo tecnológico por construirlas, mantenerlas y controlarlas, sin lugar a dudas.