Un mes después, la campaña de crowdfunding de Ubuntu ha finalizado. Y con el tono de "os lo dije", recuerdo que cuando la campaña llevaba tres días y muchos descorchaban cava por el éxito asegurado que veían en quien consiguió seis millones de dólares en ese tiempo, yo lo veía claro: Ubuntu Edge estaba condenado al fracaso. El fracaso de quien pide dinero a microinversores anónimos sin nada que enseñarles más que humo y una hoja de especificaciones. Y con un producto que tenía más sombras que luces. El fracaso de quien a todas luces no había encontrado un fabricante con ganas de aliarse con él, y acabó en IndieGogo. El fracaso de quien se plantea el objetivo más ambicioso de la historia del crowdfunding, ambicioso hasta la locura. Y hace unos días consiguió el récord por encima de Pebble, pero esta era un dato más negativo que positivo: a una semana del final de la campaña, aún le quedaban más de veinte millones por recaudar.

Récord de financiación, pero no de apoyos recibidosUbuntu Edge fue una locura desde el principio. Canonical le puso muy buena intención, y Ubuntu Phone OS puede ser prometedor, aunque para un nicho muy muy pequeño de usuarios. Así y todo, es meritorio que una compañía apueste por innovar. Pero si la campaña que más inversión consiguió de la historia, con un producto innovador y casi irresistible, obtuvo 10 millones de dólares, es absurdo plantearse conseguir tres veces más sin un producto que mostrar, con una mera idea que tampoco era realmente buena. Para algunos sí, pero 'algunos' difícilmente conseguirán pagar 32 millones de dólares. De hecho, mientras que Ubuntu Edge ha conseguido algo más de 27.000 inversores, Pebble obtuvo casi 69.000. Ni pidiendo cantidades de dinero exageradas por el 'futuro' Ubuntu Edge se consiguió equilibrar la balanza. Ahora falta ver qué pasa con este proyecto. Lo lógico es que Mark Shuttleworth se replantee el proyecto, tendría que pagar casi el doble de lo que le costó su paseo espacial para hacer que Ubuntu Edge despegue. De momento, desde Canonical ya se ha dicho que esto no es el fin del sueño. Algo debe cambiar para que el proyecto se haga realidad. Aún falta para que lo veamos, en todo caso. De haber conseguido los 32 millones de dólares, se estimaba mayo de 2014 como fecha de envío de los primeros terminales.

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