El pasado 4 de Junio la Agencia Comercial de Estados Unidos fallaba en contra de Apple tras una demanda por violación de patentes en la eterna guerra de litigios que mantienen ambas compañías. De acuerdo a la misma:
La comisión ha determinado que Samsung ha probado que el iPhone 4 (modelo 3G), iPhone 3GS (modelo 3G), iPhone 3 (modelo 3G), iPad 2 y 3 (modelo 3G) infringen un grupo de patentes. La comisión ha determinado que los reclamos hechos no han sido probados como inválidos por Apple y que Samsung ha probado que tienen una industria en Estados Unidos relacionada a la patente 348. Por lo tanto la comisión determina que Apple ha fallado en probar su defensa en contra de las declaraciones de Samsung.
El resultado de tal veredicto es que con efectividad a partir del 4 de Agosto Apple se habría visto obligada a dejar de vender el iPad 2 en el modelo 3G y el iPhone 4. Son dos dispositivos, que aunque cuentan ya con 2 años y medio en el primer caso y más de 3 en el segundo siguen siendo de vital importancia para la estrategia de la compañía porque suponen la línea de productos "Low-cost" y más asequibles al tiempo que mantienen la usabilidad y la fluidez impecable que siempre ha caracterizado a iOS, compitiendo al mismo tiempo y directamente contra las gamas medias de otros fabricantes.
Así con todo, la administración Obama ha vetado dicho bloqueo, una decisión que después del polémico resultado en el juicio entre Apple y Samsung en agosto del año pasado ha vuelto a poner la controversia sobre la mesa.
Un movimiento complicado de analizar, para el gobierno de Obama los motivos detrás del veto han sido interrumpir el abuso que muchas compañías hacen del sistema de patentes para provocar bloqueos y conseguir así ventajas comerciales de miles de millones de dólares (como ya hizo, irónicamente, Apple con Samsung en el pasado).
Un movimiento asimismo que, injusto o no, sí que pone en evidencia la necesidad imperiosa de reformar el sistema de patentes americano y acabar así con el patent trolling, la práctica derivada de patentar absolutamente todo, por irrelevante que sea, para obtener ventajas de cara a la futura o actual competencia.