¿Es posible que los conflictos personales acaben por interferir en la trayectoria profesional de un cineasta? Desde mi punto de vista, para bien o para mal, y no en todos las casos de la misma manera, sí se producen este tipo de influencias en todo tipo de profesionales. Steven Spielberg, Woody Allen o Tim Burton son algunos de los cineastas cuyas vidas sentimentales han contribuido a proporcionar un antes y un después en su cine. Pero, ¿sucede lo mismo con actores y actrices cuya aportación se limita a un proceso concreto del proceso de producción de una película? En el caso de Sean Young, me parece que podemos confirmar que así ha sido, al menos tal y como yo lo veo.
Comenzar con dos obras de culto
Modelo y bailarina antes de encaminarse por el mundo de la interpretación, Sean Young nace en Kentucky un 20 de noviembre de 1959. Hija de periodistas, parece empeñada a ocultar su voluble personalidad tiñendo sus rizos de oro de negro azabache, salvo por exigencias del guión, prefiriendo generalmente el pelo corto al largo. Justo al contrario que muchas otras actrices que, siendo morenas, adoptan la personalidad de las rubias ingenuas a golpe de tinte. Una de sus citas más famosas gira, precisamente, en torno a este hecho:
Ser rubia te hace cruel, loca y egoista.
Después de participar en un pequeño papel en una película de James Ivory, Jane Austen in Manhattan (1980) y uno más importante en una comedia de Ivan Reitman junto a Bill Murray y Harold Ramis, Stripes (1981), no conseguiría hacerse con el papel de Marion Ravenwood en Raiders of the Lost ark (1981, Steven Spielberg), pero se convertía en estrella y actriz de culto instantánea, por obra y gracia de Ridley Scott, interpretando a la enigmática y seductora Rachel de Blade Runner (1982), la adaptación de la famosa novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Un personaje crucial en la película al representar el polo opuesto de los replicantes que perseguía Rick Deckard (Harrison Ford), al no tener conciencia de que no era una persona. Si no era suficiente con una, su siguiente película también acabaría convirtiéndose en película de culto siendo Dune (1984), la adaptación que David Lynch dirigía de la novela homónima de Frank Herbert, en la que también interpretaría un personaje clave como era Chani, la joven fremen de la que se enamora Paul Atrides ya rebautizado como Muad'Dib. Dos películas basadas en novelas de ciencia ficción que además tendrían una nueva vida en forma de videojuego. ¿Alguien da más?
Si la primera película sería relanzada diez años después en el montaje del director, la segunda también sufrirá un segundo montaje —en esta ocasión no autorizado por su director, lo que le llevaría a exigir que quitaran su nombre de los títulos de crédito. En cualquiera de los dos casos, las películas en las que participó no se limitaron a tener un estreno el año en que fueron producidas, sino que verían alargada su presencia a través de reestrenos en salas de cine, así como en varias reediciones para el mercado doméstico. Por no hablar de la familiaridad del público con su imagen, reproducida, con mayor o menor acierto, en los videojuegos de cada una de las películas. Ella misma se ofrecería de modelo para volver a hacer de Rachel en un videojuego de la película publicado em 1997.
Mantenerse a costa de thrillers
A pesar de su notoriedad en ciertos circuitos, Sean Young escogió llevar una carrera discreta, en la que no le importaba en primera instancia la longitud de sus personajes, sino su importancia dentro del relato. Los títulos más destacables de la siguiente década serían dos thrillers tan estimulantes como No Way Out (1987) y A Kiss Before Dying (1991). En el primero, dirigida por Roger Donaldson, compartía cartel con Kevin Costner y Gene Hackman, interpretando a la amante del Secretario de Defensa de los Estados Unidos, que compartía con un comandante de la marina que resulta ser (SPOILER) un espía ruso. El conflicto no estaba en ser amante de los dos hombres a la vez, sino que el primero la asesinaba en un arrebato de celos, tratando hacer parecer que el asesino había sido el otro amante, sin saber que trabajaba para él.
De tintes más hickcokianos, el segundo era un remake de una película de 1956, basada en una novela de Ira Levin. La versión notablemente mejorada de James Dearden nos ofrecía la historia de un oportunista capaz de hacer cualquier cosa con tal de llegar a ser el yerno de un hombre poderoso que le permitiera vivir sin preocupaciones. Si una de sus hijas suponía un problema, lo solucionaba lanzándola desde la azotea de un edificio el mismo día que se iba a casar con ella, seduciendo a continuación a su hermana gemela que, en un principio, no sospecharía absolutamente nada… hasta que se tiñera el pelo. Matt Dillon, Max von Sydow y Diane Ladd completaban los principales papeles del reparto de una película que aunque fue un éxito de taquilla, no las tuvo todas consigo, acaparando 4 nominaciones a los premios Razzie, llevándose Sean Young el suyo a casa. ¿El inicio de su decadencia? Podría ser si tenemos en cuenta que todavía recibiría cuatro nominaciones más a estos ingratos premios por películas como Once Upon a Crime… (1992, Eugene Levy), Love Crimes (1992, Lizzie Borden), Even Cowgirls Get the Blues (1993, Gus Van Sant) y Dr. Jekyll and Ms. Hyde (1995, David Price).
Un encuentro que acabó mal
Ficción y realidad se mezclaban en el rodaje de *The Boost, una película dirigida en 1988 por Harold Becker, en la que trabajan al lado de James Woods, con quien mantendría un tórrido romance mientras duraba el rodaje. El título de la película en España, Impulso sensual, nos puede hacer una idea más concreta tanto del argumento de la película, un relato de ambiciones personales y decadencia moral, que acaba arrebatando a nuestra heroína. La cosa se pudo verdaderamente caliente cuando James Wood y su esposa interpusieron una demanda de 2 millones de dólares por acoso, alegando que Sean Young había dejado una muñeca desfigurad en su puerta y había pisoteado su lecho conyugal. Asuntos turbios de los que nunca llegó a saberse la responsabilidad de Woods en el asunto, haciendo quedar a Young como una histérica que no aceptaba el rechazo, cuando para ella era él quien no había aceptado su rechazo, inventándose todas esas circunstancias, tal y como ella defendía:
Le resultó desconcertante ser rechazado, eso es todo… ¿Así que demándame! Y lo hizo (Sean Young)
Al iniciarse la década de los noventa, Sean Young contraía matrimonio con Robert Lujan, con el que tendría dos hijos, del que se divorciaría doce años después. Si podemos decir que el tempo que duró su matrimonio se caracteriza por las ocasiones perdidas, podemos asegurar que después entraría en un proceso de decadencia que le llevaría al alcoholismo, ingresando voluntariamente en un programa de rehabilitación en enero de 2008, para participar 3 años después en un show de televisión, Celebrity Rehab with Dr. Drew*, con el mismo propósito, pero a la vista de todos. Toda una evidencia de su decadencia personal que expondría en otros programas.
Oportunidades perdidas
El encontronazo con James Woods llegaba precedido por un cierto ambiente de hostilidad y rechazo. Si no consiguió hacerse con el personaje que después interpretaría Robin Wright en The Princess bride (1987, Rob Reiner), discrepancias con Oliver Stone provocaron que su personaje de Wall Street (1987) fuera drásticamente reducido a propósito —si no recuerdo mal todo quedó en una única secuencia. Consiguió el personaje de Vicky Vale en Batman (1989, Tim Burton), pero sería reemplazada por Kim Bassinger después de sufrir una accidente montando a caballo que le impedía incorporarse al rodaje. Según ella este sería el punto sin retorno de su carrera. Posteriormente lucharía por hacerson con el personaje de Catwoman en Batman Returns (1992, Tim Burton), llegando incluso a personarse en los estudios de Warnr Bros vestida como el personaje para impresionar a Burton y a Michael Keaton, pero no lo consiguió.
También algunas de sus secuencias que había rodado para películas dirigidas por Woody Allen, *Crimes and Misdeminors (1989) y Alice (1990), se quedaban en el suelo de la sala de montaje, en lo que no era ninguna animadversión personal de cineasta neoyorquino, sino una de sus prácticas habituales. Sería contratada para hacer de Tess Truheart en Dick Tracy (1990, Warren Beatty), pero sería reemplazada después de varios días de rodaje por Glenne Headly. Y varios años después le volvía a suceder lo mismo en la grabación de la serie de televisión Wicked Wicked Games (2006), donde sería reemplazada por Tatum O'Neal a causa de unas discrepancias con los productores de la serie.
Remontada a costa de parodias
En toda esta azarosa y agitada trayectoria, tan sólo encontraría refugio eventual en el cine de parodia. Si ya en sus inicios había participado en Young Doctors in Love (1982, Garry marshall), que sin duda surgía al rebufo del éxito que había tenido Airplane! (1980, Jima Abrahams, David Zucker & Jerry Zucker), uno de los momentos en los que parecía iba a remontar su carrera se producía cuando participaba en Fatal Instinct* (1993, Carl reiner), en la que se parodiaban thrillers tan populares como Basic Instinct, Sleeping with the Enemy o Cape Fear. A esta le seguía Ace Ventura: Pet Detective (1994, Tom Shadyac), en la que interpretaba a un hombre convertido quirúrgicamente en mujer y Dr. Jekyll and Ms. Hyde, en la que sucedía exactamente lo contrario por acción de una pócima. Si en la primera toda la gloria se la llevaba Jim Carrey, en la segunda no había reconocimiento para nadie.
Los últimos años
En los últimos años, Sean Young ha participado en un serial de televisión, The Young and the Restless, con un personaje que en principio iba a tener menos presencia, pero al que se le proporcionó una cierta regularidad. Pero no nos engañemos, su nivel de credibilidad está a la misma altura de los reality sows en los que participa, como Skating with the Stars, donde famosos de toda índole aprende a patinar sobre hielo siendo la primera eliminada de su edición —¿acaso pensabas que este tipo de programas se daban sólo en la televisión de tu país?
Pero ya sabes aquello que dicen, 'donde hay vida hay esperanza', y Sean Young se presentaba en octubre de 2011 en el Late Show with David Letterman, tratando de demostrar que estaba centrada, rehabilitada y que después de haber criado a sus hijos, estaba dispuesta a reanudar su carrera como actriz. Desde entonces se ha hecho con el personaje principal de Fragments From Olympus: the Vision of Nikola Tesla, una película dirigida por el debutante Joseph Sikorski, en la que comparte cartel con Michael Lerner y Leo Rossi, que tiene previsto llegar a la cartelera el próximo 2014.
Si conseguirá remontar su trayectoria o no está por ver, pero al menos sigue intentándolo. Es evidente que tampoco puedo afirmar que su incidente con James Woods le marcara emocionalmente, pero sí que es cierto que parece haber un antes y en después en ese encuentro, así como se inició un nuevo peldaño hacia la decadencia cuando se divorció de su marido. Y es que las cicatrices emocionales, queramos que no, terminan por afectar en otros aspectos de nuestra vida, por mucho que nos resistamos a admitirlo. Aunque la polémica parece formar parte ya de su vida, acabando en comisaría —espléndida, eso sí—, al personarse en una fiesta de Hollywood en la noche de los Oscar de 2012 a la que no estaba invitada. Cine no sé si volverá a hacer igual de bien, pero por unos motivos o por otros, para mi seguirá siendo siempre una actriz de culto, a lo que este vídeo también contribuye.