Desde que los primeros terminales con Windows Phone salieron al mercado de la matriz de Nokia, la muerte de Symbian era una crónica anunciada, luego confirmada con el Nokia PureView 808 como el último Symbian. Los finlandeses desde el primer momento lo dijeron claro: Windows Phone iba a ser el futuro. Y, en mi opinión, han tardado demasiado. Por fin, Nokia hará los últimos envíos este verano.
Pero no por gusto propio de Nokia la muerte de Symbian se ha retrasado tanto, sino que hasta Q4 2012 Symbian vendía más que Windows Phone, por lo que matarlos resultaba un hachazo que dudo que se pudieran permitir. Igualmente, en el primer trimestre de este 2013 enviaron (que no vendieron) medio millón de unidades con Symbian, cifra que me parece horriblemente alta después de ya un par de años con Windows Phone y unos buenos meses con Windows Phone 8, la versión realmente útil de Windows Phone.
También debo admitir que aún quedan muchos fans de Symbian y que la muerte de Symbian como soporte de software aún no ha llegado; sin importar que desde hace mucho sea un sistema que no tiene ya inversión ni por parte de terceros ni por parte de los fabricantes. Y la razón es bien sencilla, en palabras de Nokia:
Sacar un teléfono con Symbian tomó 22 meses. Con Windows Phone es menos que un año. Gastamos menos tiempo lidiando con código de bajo nivel y más tiempo haciendo elementos para hacer la experiencia realmente diferenciadora relativos a la fotografía, mapas, música y apps en general.
Y realmente se nota, con todas las aplicaciones exclusivas que Nokia tiene para su gama Nokia Lumia los teléfonos realmente ganan valor diferenciador contra HTC o Samsung, por ejemplo, aunque centrar Windows Phone 8 en Nokia solamente pueda resultar peligroso para la salud del ecosistema, como ya pasaría con Samsung y Android. La buena noticia es, sin duda, para Windows Phone, esto sólo demuestra que va ganando tracción en el mercado y se va demostrando, poco a poco, que Nokia tomó la decisión buena.