Hoy, 14 de abril, es el 82 aniversario de la proclamación de la Segunda República española. Desde el 1 de abril de 1939, España ha conocido una dictadura y una monarquía, pero cada vez son más las voces que piden la vuelta de la República, que es el más común entre los sistemas políticos del mundo. Esto, obviamente, no constituye un argumento de peso para posicionarse en contra de la monarquía (es sólo uno más de los muchos que hay), pero conocer la situación política actual sí puede suponer un interesante ejercicio de reflexión, especialmente en un día como hoy.
En el mundo hay 44 monarquías (si se cuenta el Principado de Andorra como una). De ellas, 29 (65,9%) son parlamentarias y el poder del monarca es meramente representativo. Es el caso de España, cuya familia real supondrá recibirá 7.933.710 euros a lo largo de 2013, según el presupuesto publicado en su página web (en el que no se incluyen otros gastos).
Además, hay 9 casos adicionales de monarquías en las que el rey desempeña alguna función ejecutiva y 5 monarquías absolutas. De los 44 reinos que hay en el mundo, 11 se encuentran en Europa, 10 en América, 3 en África y y 19 en Asia, donde están la gran mayoría de monarquías absolutas (únicamente Suazilandia está en otro continente).
Hay varios motivos por los que estos países son monárquicos. Así, se puede decir que algunos sencillamente siempre lo han sido (al menos, a lo largo de los últimos siglos) o pertenecen a la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), aunque sólo 16 de los estados que forman parte de ella son sumisos a la corona británica. Otros, como es el caso de España, son herencia directa de un régimen dictatorial. En cualquier caso, la principal justificación de las monarquías es la tradición histórica.
Y es que, como decíamos, el sistema político más común en el mundo es la república, con 146 estados (el número varía en función de si se reconoce la República Árabe Saharaui Democrática). Se dividen en presidenciales (41; en ellos el presidente no depende del Parlamento o del Congreso y es el caso, por ejemplo, de Estados Unidos o México), presidenciales con primer ministro (21; se encuentran principalmente en África y Asia), semipresidenciales (28; el primer ministro también ejerce algunas funciones del Jefe de Gobierno) o parlamentarias.
En total hay 47 repúblicas parlamentarias, en las que el presidente sí está sujeto a la confianza del Parlamento (una de ellas, Suiza, sustituye la figura del presidente por la de un Consejo Federal). Es la forma de Gobierno más común en Europa, con 25 países, y Asia, con 13. En América, sin embargo, hay más presencia de repúblicas presidenciales (22, en todas sus formas), lo mismo que ocurre en África (42). Además, hay que contar otras cinco repúblicas mixtas que combinan elementos de los sistemas presidenciales y los parlamentarios (el caso más famoso es Sudáfrica), dos repúblicas unipartidistas (Eritrea y Turkmenistán) y la República Islámica de Irán.
Por otro lado, a todas estas repúblicas hay que sumar los cinco estado socialistas que hay en el mundo: Cuba, Corea del Norte, Laos, China y Vietnam.
Debido a las tensiones diplomáticas es complicado dar un número exacto de países del mundo (Corea del Norte, por ejemplo, no reconoce a Corea del Sur, y viceversa). Si tomamos como cifra los 193 estados miembros de la ONU y les sumamos los dos observadores (Vaticano y Palestina) y Taiwán, obtenemos 196, una aproximación que sirve para ver que casi el 75% de los países del mundo son repúblicas. Del 22,4% restante de monarquías, más de un tercio depende del mismo monarca (Isabel II).
El debate, por lo tanto, no debería ser la viabilidad de una nueva república en España, pues es evidente que es un sistema político que funciona y ha funcionado. Así pues -como ya dijimos-, no se trata de decidir si España debe ser republicana porque otros 145 países lo son, sino de recordar que es una opción perfectamente válida. Los motivos son otros. Y cada vez son más.