Uno de los mayores problemas en el desarrollo de algunos medicamentos es la existencia de una estructura denominada barrera hematoencefálica. Esta auténtica empalizada existente en nuestro sistema nervioso central plantea verdaderos inconvenientes cuando tenemos por objetivo curar el cerebro, por ejemplo en el caso del tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.
Esto no significa que en nuestro cerebro no pueda pasar nada. Al contrario, la barrera hematoencefálica o BHE permite el paso de sustancias de manera muy selectiva. Si reflexionamos sobre ello desde una perspectiva evolutiva, resulta lógico pensar que contemos con un "mecanismo de defensa" del órgano más importante de nuestro cuerpo. Algunos de los fármacos que presentan verdaderas dificultades para atravesar la BHE son los neuropéptidos, las proteínas o los antineoplásicos.
Si quisiéramos por ejemplo utilizar un antitumoral para tratar un cáncer cerebral, tendríamos bastantes problemas para ello. En este caso, la BHE no es solo la gran barrera que estos fármacos han de superar, sino que existen otras complicaciones, como la resistencia a estos medicamentos y la mala perfusión de los vasos cerebrales. En otras palabras, es realmente complejo curar un tumor cerebral, ya que nunca se alcanzan las dosis adecuadas de fármacos en el cerebro para que el tratamiento sea eficaz.
Si nos planteamos cómo curar el cerebro en el caso de enfermedades neurodegenerativas, como el mal de Alzhéimer o el Parkinson, la respuesta aún tiene demasiados interrogantes. Al no existir un tratamiento específico para estos problemas, no podemos saber a ciencia cierta si los hipotéticos fármacos podrían superar la BHE. Lo que sí se ha comprobado es que estas enfermedades provocan ciertos cambios en la propia estructura de esta barrera cerebral.
Si lo que ocurre es una infección en el cerebro, las cosas son algo más fáciles, ya que la BHE también bloquea el paso de la mayor parte de microorganismos patógenos. Sin embargo, en el caso de la penetración del famoso VIH, pueden darse problemas asociados a la inflamación del propio órgano. Curar el cerebro en este caso se vuelve realmente complicado, ya que es difícil que los antirretrovirales usados superen la BHE.
En general, para administrar fármacos con el objetivo de curar el cerebro, se abordan diversas estrategias. Una de ellas consiste en inyectar directamente el medicamento en el propio órgano y en otras ocasiones se trata de modificar químicamente el medicamento. Una forma totalmente innovadora para superar la BHE consiste en la utilización de la nanotecnología para ayudar a que los medicamentos puedan penetrar en el cerebro.
En un artículo publicado en Nature Communications, los investigadores demostraron que podían utilizar nanopartículas como vehículos para transportar un antirretroviral (el fármaco conocido como AZTTP). La novedad que aporta la nanotecnología reside en que los científicos emplean una técnica magnetoeléctrica para "guiar" al medicamento hacia su objetivo.
Esta innovadora tecnología, a pesar de que se ha probado solo en tratamientos antirretrovirales, podría ayudar a otros fármacos a superar la BHE y poder curar el cerebro en el caso de que suframos diversas enfermedades. El tamaño minúsculo de estas nanopartículas permite que el matrimonio entre nanotecnología y medicina presente un futuro, sin duda, esperanzador.