Homeland

El canadiense Cory Doctorow, es un conocido detractor del Copyright e irónicamente, esta censura afecta a la distribución de un libro que cuenta la historia de una guerra de información, su ocultación y la lucha contra la censura. Publicada por Tor Books, Homeland, está a la venta en muchas librerías.

Como resultado de su distribución bajo licencia Creative Commons, el libro se comparte de forma gratuíta en cientos de sitios web y esto atrajo la atención del estudio propiedad de Rupert Murdoch. Durante las últimas semanas la novela de Doctorow, Homeland, ha sufrido los efectos de la censura de 20th Century Fox, quien incluyó varias URLs que apuntaban a su obra entre las notificaciones DMCA remitidas a Google.

La justificación de las notificaciones DMCA es dificultar la distribución de copias no licenciadas de archivos protegidos por los derechos de autor, como la exitosa serie de televisión, Homeland. Pero en ningún caso debería afectar a una obra con licencia Creative Commons y menos aún, a la obra de un tercero. Doctorow ha mostrado su profundo enfado con esta situación. Para empeorar las cosas, a Fox se suma el propio editor de Doctorow, Tor Books, quien también envió notificaciones DMCA a Google solicitando eliminar los enlaces a otra de sus novelas, titulada The Rapture of Nerds, distribuída bajo la misma licencia.

Esto ocurrió el pasado mes de febrero, la editorial confesó que el envío de estas notificaciones se debió a un error burocrático y afirmó que solicitaría su anulación a Google. Sin embargo, dos meses después los enlaces continúan siendo censurados por el buscador y Tor Books no ha hecho más declaraciones al respecto, dejando muchas preguntas sin respuesta.

Cuando la distribución de una novela se encuentra con trabas debido a las prácticas de censura de una empresa que no es siquiera titular de los derechos, es posible comprobar quién está realmente tras la persecución de la piratería. Alejandro Sanz a parte, personalmente me queda bastante claro que no son los creadores de contenido quienes promueven la censura, sino la industria.

Si algo he aprendido de empresas como Spotify (cuya suscripción pago religiosamente), es que la pereza puede a la avaricia. Creo que la mayoría de usuarios prefieren pagar un precio razonable por acceder a contenido de calidad, seleccionado y en el acto a descargar contenido sin licencia, que muchas veces no tiene la calidad del que se distribuye legalmente. Con todo lo que implica, el tiempo de búsqueda, descarga, conversión al formato adecuado, grabación, etc. Lo importante es el servicio, algo de lo que ya se han percatado en la industria del videojuego.

En mi modesta opinión, pienso que estos autores que se lamentan tanto de la piratería, hacen campaña diaria contra ella y criminalizan a quien descarga una canción, un libro o una película, deberían plantearse quién les está robando. Obviamente la creación, producción y distribución tienen un coste. No digo que no deban ser remunerados por su trabajo. Pero comparando los márgenes de beneficio que obtiene cada parte, me asaltan dudas sobre quién roba a quién.

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